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HISTORIA DE LOS MOVIMIENTOS OBREROS Y SINDICALES

CONTRIBUCIONES PARA UNA HISTORIA DEL 1º DE MAYO EN MAGALLANES


PROLOGO

 

En el prólogo a la edición alemana de 1890 del “Manifiesto del Partido Comunista”, Engels escribía: “...Pues hoy, en el momento en que escribo estas líneas, el proletariado de Europa y América pasa revista a sus fuerzas, movilizadas por vez primera en un solo ejército, bajo la misma bandera y para un objetivo inmediato: la fijación legal de la jornada normal de ocho horas, proclamada ya en 1866 por el congreso de la Internacional celebrado en Ginebra y de nuevo en 1889 por el congreso obrero de París.  El espectáculo de hoy demostrará a los capitalistas y a los terratenientes de todos los países que, en efecto, los proletarios de todos los países están unidos. ¡Oh si Marx estuviese a mi lado para verlo con sus propios ojos!. F. Engels. Londres, 1 de mayo de 1890.” ( ).  Ya en los años del último decenio del siglo XIX, los trabajadores del mundo conmemoraban en el mundo y en Inglaterra, como podemos apreciar, esta fecha histórica.

Mientras tanto, en Magallanes, en el último confín austral del planeta, se incubaban las ideas, los valores, las fuerzas y la organización que pocos años más tarde harían posible que un grupo de obreros realizara una conmemoración del 1° de mayo, la primera en su género en la Patagonia.

Este ensayo tiene por objeto contribuir a rescatar esa parte de la memoria histórica de la región magallánica y patagónica y de sus trabajadores: la de los 1° de Mayo, a lo largo de un siglo y medio de recuerdos y luchas.

Manuel Luis Rodríguez U.


Punta Arenas, 1° de mayo de 2004.

 


INTRODUCCION:
LOS MARTIRES DE CHICAGO
Y EL 1° DE MAYO DE 1886

 


La contradicción en los años 60 del siglo XIX entre los Estados del Norte y los Estados del Sur en los EE.UU. de Norteamérica, producto del choque entre una economía latifundista-esclavista en el Sur ( ) frente a la del Norte, basada en el desarrollo industrial y granjero de base de trabajo asalariada, condujo, en virtud de las necesidades de los estados meridionales, ampliación del mercado interior, del comercio, principalmente con Inglaterra, búsqueda de fuentes de materias primas, y la ampliación de la base del mercado de mano de obra; a la guerra conocida como Guerra Civil Norteamericana que discurrió entre los años 1861-1865.

 En plena Guerra Civil (1862), el partido Republicano, dirigido por A. Lincoln, que expresaba los intereses de la gran burguesía nordista, dictó un ley llamada Homestead Act que, a la vez que privaba a los latifundistas del Sur de la posibilidad de obtención de tierras vírgenes y, en acertado aserto de Karl Marx, de "una esquilmación del suelo de manera brutal" ( ) , asestaba un durísimo golpe a la economía esclavista y resolvía el problema agrario de la ciudadanía del Norte.

 

Los orígenes del movimiento obrero estadounidense

 

La incorporación del proletariado a la lucha contra el esclavismo era condición necesaria para su propia autoorganización debido a que "En los Estados Unidos de América, el movimiento obrero no podía salir de su postración mientras un parte de la República siguiese mancillada por la institución de la esclavitud. El trabajo de los blancos no puede emanciparse allí donde está eslavizado el trabajo de los negros. De la muerte de la esclavitud brotó inmediatamente una vida nueva y rejuvenecida. El primer fruto de la Guerra de Secesión fue la campaña de agitación por la jornada de ocho horas, que se extendió con la velocidad de la locomotora desde el Océano Atlántico al Pacífico, desde Nueva Inglaterra a California" ( ).

La válvula de escape a las contradicciones sociales que pretendía la Homestead Act era una forma realmente relativa de relajación de tensiones. Maurice Niveau, renombrado historiador, ha señalado que "contrariamente a lo que podría pensarse, los inmigrantes del siglo XIX no fueron, más que en casos excepcionales, los pioneros de la frontera. Permanecieron en el Este y se instalaron en las ciudades donde fueron a engrosar las filas de la mano de obra obrera. En 1860, el 60% de los 2.200.000 inmigrantes que vivían en los Estados Unidos se habían instalado en los estados de Nueva York, Pennsilvania, Massachusetts y Ohio. En 1900, el 40% de los inmigrantes vivían en ciudades de más de 100.000 habitantes. Mano de obra móvil y adaptable para la industria y el comercio, carecían de los medios financieros para desplazarse hacia el Oeste y dudaban en lanzarse a una agricultura extensiva de la que desconocían los métodos de trabajo" (Historia de los hechos económicos contemporáneos)

La formación de la clase proletaria en Norteamérica, procedente de la inmigración de Europa y Asia -hasta 1870 la mayoría llegan de Inglaterra y Alemania, más tarde de la Europa nórdica y del Este- tuvo características que marcaron, y aún marcan, el desarrollo organizativo independiente.  Hacia 1880, con la desaparición de la frontera, la oposición de los sindicatos obreros se hizo más viva mientras que los empresarios defendían, evidentemente, la libertad de entrada que creaba una competencia más aguda del lado de la oferta de trabajo.

Esta extraordinaria aportación de mano de obra inmigrante extranjera pudo, en un momento u otro, presionar sobre los salarios. Sin embargo, a largo plazo, representó una ayuda suplementaria al éxito económico de este inmenso país que, globalmente, jamás ha tenido exceso de mano de obra. Si los inmigrantes permanecían en el nordeste industrial del país, el resto de la población supo hacer retroceder la frontera hacia el Pacífico, y este movimiento hacia el Oeste constituye uno de los rasgos característicos tanto de la epopeya como de la historia económica de los Estados Unidos. El western es cualquier cosa menos un mito, puesto que ha modelado profundamente el aspecto y el estilo de los Estados Unidos de América.

A fines de los años 80 del siglo XIX, una vez colonizado todo el Oeste, "dejó de funcionar la importante válvula de desahogo que había estorbado la formación de la permanente clase de los proletarios." ( ).

La fisura que introdujo la epopeya de la marcha hacia el Oeste consolidó el status "aristocrático"de los viejos ciudadanos norteamericanos que generó asociaciones de obreros fuertemente cerradas, dejando al margen a los inmigrantes nuevos, a los negros y amerindios, frenando el fortalecimiento de organizaciones que agrupasen a toda la clase y haciendo prevalecer "el frenesí de empresa" ( ). Este hecho explica, en parte, la dificultad que históricamente ha tenido la clase obrera en Norteamérica para la formación de sociedades que representasen sus intereses, aún existiendo las mejores condiciones objetivas para el surgimiento de poderosísimas fuerzas sindicales y políticas. A su vez, la gran burguesía pudo, merced a estas favorables condiciones, poner en vigor códigos antinegros en 1885 y 1886 y permitió salir a la luz organizaciones racistas como el Ku Kux Klan.

La victoria del Norte en la Guerra Civil consiguió la unificación económica y política del país posibilitando el rápido desarrollo del capitalismo tanto en la esfera industrial como financiera y agícola (vía del granjero). Si en 1840 EE.UU. eran la quinta potencia industrial del mundo, en 1850 ascendía al cuarto lugar, en 1860 era ya la segunda fuerza para, en 1894, ponerse a la cabeza desplazando a Inglaterra. Sólo baste fijarse, para darse cuenta de esa tremenda espansión, que en 1895 producía 7 veces más que en 1860 (¡sólo 35 años antes!) y que entre 1850 y 1860 ¡¡se triplicó el quilometraje de la red de ferrocarriles, alcanzando ya 50.000 km.!!

El crecimiento de la industria era el crecimiento del movimiento proletario y así, en 1886 son fundadas las asociaciones Caballeros del Trabajo ( Khigths of Labour) y la Federación de Sindicatos Organizados de Estados Unidos y Canadá (Federation of Organized Trade and Labour Unions of the United States and Canada), esta última precursora de la AFL.

Ya hacia 1866, algunas organizaciones obreras planteaban la demanda de la jornada de ocho horas.  Marx cita en “El Capital” que “...el congreso  obrero general de Baltimore (16 agosto 1866) declara: ‘la primera y la más importante exigencia de los tiempos presentes, si queremos redimir al trabajo de este país, es la promulgación de una ley fijando en ocho horas para todos los Estados Unidos la jornada normal de trabajo’.  Coincidiendo con esto a comienzos de septiembre de 1866, el Congreso Obrero Internacional de Ginebra acordaba a propuesta del Consejo General de Londres ‘declaramos que la limitación de la jornada de trabajo es una condición previa, sin la cual deberán fracasar necesariamente todas las demás aspiraciones de emancipación...proponemos  8 horas de trabajo como límite legal de la jornada.” ( )

 Por lo tanto, la idea y la demanda de la jornada de 8 horas de trabajo, constituye un patrimonio histórico de los trabajadores, por lo menos desde mediados de la década de los sesenta del siglo XIX.

El nacimiento de estas organizaciones ya profundamente obreras vino de la mano de la gran crisis de 1882 que consolidó al grupo Morgan como líder financiero mundial y arrojó a millones de personas al desempleo. Como escribía el periódico obrero de Chicago, The Alarm (del 11.07.1885) "Los obreros pueden pasar hambre libremente, mendigar libremente, pueden, incluso, morir de hambre libremente, pero no son libres de hacerse ni siquiera esclavos". La tasa de desempleo trajo la presión a la baja de los salarios, el aumento de la plusvalía absoluta, la disminución de la duración media de vida aumentando muy enérgicamente la mortalidad ( ), la subida de los alquileres de vivienda, las pésimas condiciones higiénicas, etc.

La fuerte presión sobre la capacidad de reproducción vital de los trabajadores, es decir, los salarios, (se ha calculado que para 1883 las necesidades básicas sólo podrían cubrirse con 755 dólares/año, pero los salarios medios apenas alcanzaban los 552 dólares/año) promovió el flujo al trabajo de las mujeres y los niños: "el valor de la fuerza de trabajo no se determinaba ya – escribe Carlos Marx- por el tiempo de trabajo necesario para el sustento del obrero adulto individual, sino por el tiempo de trabajo indispensable para el sostenimiento de la familia obrera. La maquinaria, al lanzar al mercado de trabajo a todos los individuos de la familia obrera, distribuye entre toda su familia el valor de la fuerza de trabajo de su jefe" (El Capital, Tomo I). Esta situación envilecía a los propios trabajadores ya que "antes, el obrero vendía su propia fuerza de trabajo, disponiendo de ella como individuo formalmente libre. Ahora, vende a su mujer y a su hijo. Se convierte en esclavista" (Karl Marx, El Capital, Tomo I). En los años 80, alrededor del 33 % del presupuesto familiar lo aportaban las mujeres y los niños estadounidenses, cobrando, como regla general, dos veces menos a igual trabajo que un adulto varón. Samuel Gompers, representante del Sindicato de los Cigarreros describía así la situación del trabajo infantil. "He visto a niños de seis, siete u ocho años, sentados en el suelo en medio de una habitación sucia y llena de polvo, desmenuzando el tabaco. Muchos de ellos no podían sobreponerse a la necesidad de dormir por la fatiga y la larga jornada y caían sobre los fardos de tabaco". (Proceedings of the American Federation of Labour, 1881-1888. Convention 1881).

La acumulación capitalista agita la lucha de clases

A pesar de que los EE.UU. tenían un elevado índice de maquinaria automatizada (en 1885 el gobierno inglés compró a los Estados Unidos las máquinas-herramientas necesarias para la instalación de una fábrica de cañones. El método de piezas intercambiables quedaba desde entonces bautizado con el nombre de ´sistema americano´, Maurice Niveau, op. cit.), la jornada de trabajo se mantenía entre las 10 y las 12 horas diarias como media y hasta 15, incluyendo domingo y festivos, en multitud de casos, aumentando los ritmos y la tensión y haciendo insoportables las condiciones en las instalaciones fabriles.

La explosiva situación fue prevenida por el Estado decretando draconianas leyes antiobreras como la prohibición de realizar huelgas bajo pena de 100 dólares o seis meses de prisión y la confección de "listas negras" donde se incluían a los trabajadores multados. A guisa de ejemplo, la Missouri Pacific estaba en posesión de una de ellas que incluía a 470 obreros significados en las reivindicaciones. A fin de propagar esas listas y poder reprimir al movimiento, la burguesía fundó en 1872 las Citizen´s Associations (Asociaciones de Empresarios) en Nueva York, por medio de 400 capitalistas que aportaron 1.000 dólares cada uno. La creación de un fondo que combatiera la lucha por la reducción de la jornada laboral era uno de los puntos primordiales de su razón de ser. En 1885 se organizó, con la participación activa de los partidos Republicano y Demócrata, el Comité de Seguridad Pública , con el objeto de sostener una lucha abierta frente a los obreros. Todo esto dio lugar a congresos anuales de empresarios de Maine, New Hampshire, Rodhe Island, Vermont, Connecticut y Massachusetts, donde se discutían y hacían públicas las listas negras y se instituía el denominado "juramento de hierro", que consistía en que el obrero se "obligaba" mediante un escrito a no ser miembro de ninguna organización obrera. Aún, si todo ello no fuese suficiente, podría siempre utilizarse la célebre policía secreta Pinkerton.

La concentración en grandes empresas, el movimiento de las asociaciones de trabajadores y las propias condiciones de trabajo, hicieron aparecer periódicos obreros como “Laborer” (Massachusetts), “Labor Tribune” (Pittsburg), “Journal of United Labor” (órgano de la Orden de los Caballeros del Trabajo), el “John Swinton´s Paper” (boletín editado y financiado con los propios recursos del periodista Swinton de octubre de 1883 a agosto de 1887) y, sobre todos ellos, “Alarm”, periódico en inglés, cuyo director era Albert Parsons y “Arbeiter Zeitung”, periódico en alemán que dirigía August Spies.

Ya hemos hecho anteriormente mención a la Orden de los Caballeros del Trabajo, fundada en 1868 por Uriah Stephens, que en 1886 agrupaba a 703.000 miembros, admitiendo en su seno tanto a los trabajadores en activo como a los que estaban en el paro, a los hombres como a las mujeres, a los blancos, asiáticos y negros ( ), manifestando con ello un hondo internacionalismo. Era, como la caracterizó Engels, la primera organización nacional fundada por toda la clase obrera de los Estados Unidos. En sus bases programáticas se hacía expresa mención a la igualdad de remuneración del trabajo masculino y femenino, a la igualdad de derechos del hombre blanco y de color, a la prohibición del trabajo infantil y a la reducción de la jornada a las 8 horas. Esta organización, careciendo de las teorizaciones del socialismo científico, de temple ideológico y un programa consecuente, fue perdiendo su fuerza combativa y en 1878, cuando al frente de la misma se puso a Terence Powderly, quién gradualmente se deslizó hacia posiciones conservadoras.

Dentro de la estructura de las uniones sindicales se significaron los "maestros de los gremios", auténtica "sangre azul" de los proletarios, cuyo status social de "viejos emigrantes" y su más alta calificación los hacía más fácilmente recolocables que a sus "nuevos" hermanos de clase cuya inmensa mayoría desconocían el idioma inglés. Esto ejercía un efecto de freno sobre la toma de conciencia del movimiento.

Las uniones sindicales se sumaron en 1886 a la Federación de los Sindicatos Organizados de EE.UU. y Canadá formando la Federación Americana del Trabajo - AFL (American Federation of Labor) que, a pesar de que en su congreso fundacional indicara la necesidad de unión de los trabajadores de todo el mundo para su defensa y beneficio mutuo, poco a poco de su seno fueron naciendo las contradicciones que habían acumulado a lo largo del tiempo.

En 1881, en el congreso de Pittsburg, se presentaron dos plataformas: la que defendía el carácter masivo de la organización, más allá de sus oficios, calificaciones y origen, proponiendo una dirección con la más amplia y completa representatividad y la que se proponía el encerramiento en las viejas organizaciones gremiales. El tumultuoso congreso vio como se levantaban voces para la forja de una unión lo más amplia posible del conjunto de los obreros. Los congresistas Weber y John Kinner, delegados de los tipógrafos de Pittsburgh y de los portuarios de Boston, respectivamente, del influyente dirigente Lyman Brandt y, sobre todos ellos, la figura del líder negro Jeremiah Grandison, miembro de los Caballeros del Trabajo de Pittsburgh, que declaró que muchos obreros, blancos y negros, no poseían un oficio y que eso no podía impedir su ingreso en la nueva asociación. Frente a estos, se alzaron John Jarrett, Thomas Hennebery y Samuel Grompers que manifestaron amplia y rotundamente su animadversión por los trabajadores no cualificados y su temor a que la asociación tuviera "algún tinte político" y que, al fin, esto confluyera, como lo había expuesto Jeremiah Grandison, en que los trabajadores crearan, por ellos mismos, un partido independiente de los partidos de la burguesía.

En este congreso se adoptó el nombre de Federación de los Sindicatos Organizados de Estados Unidos y Canadá (Federation of Organized Trades and Labor Unions of the United States and Canada ). El programa, de contenido clasista indicaba: "La historia de los obreros asalariados de todos los países no es sino la historia de la lucha y la miseria constantes engendradas por la ignorancia y la desunión"(AFL, Proceedings). Se hizo una especial mención a la solidaridad con la lucha del pueblo irlandés contra el yugo británico y la simpatía con todos los pueblos que luchaban por su libertad e igualdad.

La Federación, a pesar de las zancadillas de dirigentes como S. Gompers, Peter McGuire o A. Strasser, adoptó la importante resolución en el congreso de 1884 de exigir la jornada de 8 horas, poniendo como fecha de entrada en vigor el 1 de mayo de 1886.

 

Primeros pasos en la política independiente
 de los trabajadores

 

El trabajo imbécil del "sindicalismo puro" y la actitud abiertamente escisionista de algunos de los dirigentes, fue duramente criticado por Parsons desde la tribuna del periódico Alarm, exponiendo con firme crudeza que las tesis mantenidas por líderes del AFL conducían directamente a la "armonía" entre el capital y el trabajo, algo que el gran revolucionario tachaba, justamente, de inconcebible.

Paralelamente, junto a las organizaciones de tipo sindical fue desarrollándose un movimiento político independiente, no sin altibajos y duras pruebas. En el Partido Obrero Socialista de América, fundado en 1876, convivían junto a posiciones marxistas, "viejos ropajes intelectuales" ( ). A pesar de que en el seno del Partido desarrollaban una amplia actividad militantes tan relevantes como O. Weydemeyer, H. Schlüter, F. Sorge y J.P. McDonnell, director éste del Labor Standart, merced a la inmadurez del conjunto de la militancia, cayó bajo la influencia de Phillip Van Patten y su círculo de lassalleanos, empujándolo hacia el oportunismo y el sectarismo, negando la necesidad de lucha en el seno de los sindicatos y reafirmando, paralela y consustancialmente, la única vía parlamentaria. El grupo más consciente, el de Chicago, con Albert Parsons, August Spies, Michael Schwab y Samuel Fielden al frente, se desligó del Partido emprendiendo el combate para organizar al proletariado.

Los trabajadores de Chicago en 1878-1879, promovieron a diputados a sus más firmes defensores, tanto al Consejo Municipal, al Senado como a la Cámara de Representantes del Estado de Illinois. En estas elecciones Albert Parsons fue elegido diputado al Consejo Municipal por el 14 distrito de Chicago, mas esa elección fue revocada ya que, bajo presión de la Street Car Company, los miembros de la comisión electoral "rectificaron" las papeletas de votación.

En 1880 el Partido Obrero Socialista de América se escindió y un grupo fundó en 1881 el Partido Revolucionario con dos corrientes que se manifestaron contrarias en el congreso de Pittsburg de 1883: la anarquista de Nueva York, seguidora de Johann Most y el grupo de Chicago de Parsons y Spies, bajo una forma peculiar de anarcosindicalismo muy influenciado por el marxismo. El grupo de Chicago manifestó en ese congreso tanto la imperiosa necesidad del trabajo dentro de los sindicatos como que el capitalismo sólo podría derrumbarse mediante métodos revolucionarios. Spies llegó a declarar en este congreso. "El programa de Pittsburgh es secundario; ¡ nuestro programa es el Manifiesto Comunista !". El grupo de Parsons y Spies, ya en el fondo un partido proletario, llegó a tener solamente en Chicago más de 5.000 afiliados y marcaba el camino a seguir en la Central Obrera de Chicago que se había fundado en 1884 por trece sindicatos que se desgajaron de la conservadora Federación de los Sindicatos Organizados y que en 1886, ya conformaba 20 sindicatos.

En marzo de 1886 la lucha por la reducción de la jornada laboral desembocó en una huelga general donde participaron más de 320.000 obreros, tanto de los cualificados como los que no lo eran, los organizados como los que no lo estaban, los "viejos norteamericanos" como los "nuevos", los de lengua inglesa como los que tenían el alemán, sueco, polaco, italiano, ruso u otros como idioma, los blancos como los negros o los orientales. Había estallado la primera manifestación unitaria del proletariado en los EE.UU. Las bárbaras condiciones arrastradas desde 1881 con lock-outs, la venta de los intereses obreros por dirigentes como Terence Powderly, los abusos, la contratación de esquiroles, la intervención de los agentes de la Pinkerton, fueron la escuela donde aprendieron los rudimentos de la solidaridad de clase.

En el curso de los acontecimientos fueron surgiendo nuevas uniones sindicales y Parsons se convirtió en el alma y la cabeza de todo el movimiento. En Chicago se fundaron las organizaciones alemana e inglesa de albañiles, caldereros, empapeladores, etc. bajo la consigna de las 8 horas. De igual forma los mineros de Pennsylvania, los conductores y mecánicos de Baltimore, los cigarreros de Nueva York, los picapedreros de Chicago...

En febrero de 1886, la Street Railway Company de Minesota y la Studebaker Company de Indiana tuvieron que claudicar ante la masiva exigencia obrera. Los conductores de Nueva York consiguieron que la Atlantic-Avenue Railroad redujera la jornada de 18 horas a 12, estimulando la huelga por igual motivo en Baltimore.

En este caldo de cultivo los trabajadores iban aprendiendo que únicamente con su unión y decisivos golpes podrían hacer doblar la rodilla del gigante empresarial.

El 12 de abril la Central Obrera de Nueva York realizó un llamamiento a la movilización de todos los obreros para el 1 de mayo bajo la consigna de las 8 horas. Pese a las propuestas de Parsons y Spies a la unidad con el grupo de Most, estos se negaron a secundar el movimiento. La redacción de la resolución de la Central Obrera de Chicago corrió a cargo de Spies y publicada en Alarm que, desde ese momento, se convirtió en el portavoz por la reducción de la jornada de trabajo.

Parsons, Spies, Fielden y Schwab recorrieron entonces, de mitin en mitin, de reunión en reunión, los estados del Medio Oeste explicando, informando y alentando al proletariado a la manifestación de mayo. A la vez Neebe y el propio Parsons ayudaron e instruyeron a los trabajadores del matadero de Chicago a fundar un sindicato que se manifestó públicamente por la redución de la jornada (en el matadero se llegaban a trabajar 16 horas diarias) y denunció a los antigüos líderes de las uniones sindicales que arguían que de implantarse la jornada de 8 horas, los trabajadores debieran cobrar la mitad del salario.

El primer ensayo general del movimiento se produjo el 15 de marzo de 1886 cuando miles de trabajadores desfilaron hasta el West Side Turner Hall con pancartas alusivas a la igualdad de salarios, contra el trabajo infantil y la jornada de 8 horas. Aquella sala de 2.000 localidades vio llenar su espacio en unos 4.000 y otros 3.000 que, al no poder acceder al recinto, organizaron mítines en las calles confluyentes. El 10 de abril, otra masiva manifestación obrera reunió a 12.000 trabajadores y se manifestó en solidaridad con los estibadores en lucha.

La prensa burguesa manifestaba cínicamente "comprensión" y "simpatía" hacia los trabajadores mas, se indignaba con las "abusivas" reivindicaciones instando a que cada huelguista fuera encarcelado produciendo un "benéfico terror en la clase trabajadora" ( The Chicago Tribune). De esta forma se confirmaba lo que Karl Marx había demostrado en el Capital: "en la historia de la producción capitalista, la reglamentación de la jornada laboral se nos revela como una lucha que se libra en torno a los límites de la jornada; lucha ventilada entre el capitalista universal, o sea, la clase capitalista, de un lado,[prensa burguesa incluida, añadimos nosotros] y de otro, el obrero universal, o sea, la clase obrera" ( ).

Las contradiciones y la lucha de clases llegaron al punto que el mismo Presidente Cleveland, el 22 de abril dirigió, por vez primera en la historia de los Estados Unidos, un mensaje a la Nación sobre la específica problemática obrera, expresando la preocupación que embargaba a los capitalistas.

 

El gran combate de los obreros
 por las ocho horas

 

A finales de abril la inmensa mayoría de las organizaciones obreras se había posicionado a favor de la implantación general de la jornada de 8 horas, insistiendo, a su vez la práctica totalidad, en la subida de salarios, el reconocimiento de las organizaciones sindicales y los derechos de la mujer, así como la prohibición del trabajo realizado por niños. Para estas fechas unos 150.000 trabajadores ya habían logrado la reducción efectiva de la jornada, principalmente las grandes agrupaciones fabriles de Chicago, Nueva York, Baltimore, Cincinnati y Milwaukee, pero 190.000 no habían logrado la ansiada reivindicación principal. De esta forma, el 1 de mayo de 1886 comenzó el movimiento total del proletariado y la mayor huelga en la historia de los Estados Unidos.

En Nueva York, la Central Obrera reunió en Union Square a 20.000 trabajadores, muchos de los cuales ya habían conseguido la reivindicación, prueba de que la solidaridad y conciencia de clase había calado muy hondo entre ellos.

En Milwaukee el 1 de mayo unos 10.000 obreros se declararon en huelga y tras provocaciones y cargas con disparos de la policía, la manifestación acabó con varios muertos entre los trabajadores. Al día siguiente grupos de piquetes recorrieron la ciudad preparando la huelga general.

El gobernador de Wisconsin, J.M.Rusk convocó una reunión urgente y junto al alcalde y al sheriff pidió la inmediata ayuda militar para sofocar la huelga. Los obreros en manifestación pacífica, pidieron la jornada de 8 horas y, ante la negativa de los patronos, el comité de huelga declaró el paro general. Por toda respuesta, la patronal despidió a todos los trabajadores. Estos comenzaron un mitin cuando, las tropas pedidas por el gobernador Rusk, acantonadas previamente en la región de Bay View, dispararon contra los obreros produciéndose varios muertos y heridos.

La represión pretendía atemorizar al proletariado y a sus líderes pero la ola del movimiento continuaba en ascenso y Chicago, la mayor concentración industrial, se convertía en el centro y eje de la reivindicación.

Por su parte, las huelgas de Chicago comenzaron a fines de abril cuando la fábrica McCormick, después de varias semanas de paro, anunció el lockout. Paralelamente, los cargadores de ferrocarriles eligieron un comité de huelga exigiendo las 8 horas sin disminución de los salarios.

Estamos en 1886.

El 30 de abril, tras la negativa de los patronos, se comenzó la huelga dirigida por el obrero Dick Greydee. La patronal, entonces, contrató a esquiroles. Los trabajadores de guarda-agujas del ferrocarril, en magnífica muestra de solidaridad y organización proletaria, se negaron a coordinar los convoyes cargados por los esquiroles.

El 1 de mayo otros 30.000 obreros se unieron al paro, principalmente los de las fábricas del cobre, siderúrgicos y los de metales. La ciudad quedó paralizada y la Central Obrera convocó un mitin al que acudieron 25.000 obreros ante quienes Parsons, Spies, Fielden y Schawb dirigieron la razón obrera: actuar con resolución y convinción por las justas reivindicaciones.

El 3 de mayo Spies, como representante de la Central Obrera, acudió a un mitin ante la fábrica McCormick y, en el preciso instante en que concluía su discurso, comenzaron a salir los esquiroles, provocando la ira y rabia contenida de los obreros en huelga.

La policía abrió fuego contra la concentración trabajadora resultando seis muertos y multitud de heridos. Ese mismo día, Spies redactó un artículo dirigido a los obreros: "Si ustedes son hombres, si son hijos de antepasados que han derramado su sangre por hacerles libres, deben reunir sus hercúleas fuerzas y destruir este hediondo monstruo que pretende destruirles". La guerra estaba declarada. Mil ejemplares fueron distribuidos esa misma noche en las reuniones celebradas por los trabajadores y se aceptó la propuesta del grupo "Lehr und Mehr Verein", a iniciativa de Engel y Fischer, de celebrar, al día siguiente, en la Plaza de Haymarket, un mitin de protesta contra la matanza.

El 4 de mayo a las siete y media de la noche, unos tres mil trabajadores se acercaron a la plaza. Los oradores Spies, Parsons y Fielden condenaron con vibrantes discursos la actuación de la patronal y de la policía.

Spies informó del desarrollo del paro y de los acontecimientos de las últimas 48 horas. Dio cuenta de que las autoridades propalaban infundios acerca del mitin que se estaba celebrando rumoreando que los obreros iban a preparar nuevos disturbios. Aludió severamente a McCornik diciendo que debía responder por el crimen perpetado el 3 de mayo. Que en Chicago unos 30.000 obreros estaban afectados por el lock-out y, literalmente, ellos y sus familias se estaban muriendo de hambre. Criticó a los periódicos burgueses que silenciaban, cuando no tergiversaban los hechos e insultaban a los trabajadores llamándoles "multitudes embrutecidas".

Parsons hizo un brillantísimo y audaz discurso relatando las horribles condiciones de trabajo y vida de los obreros y, manejando hábil e irrefutablemente estadísticas del propio gobierno, señaló que los proletarios tan sólo reciben el 15 % de los bienes que producen, quedándose los capitalistas con el resto. Esplicó las razones de la represión señalando al final de su hermoso discurso: "Yo no estoy aquí para incitar a nadie, sino para exponer los hechos tal y como son, incluso si esto me va a costar la vida antes de que llegue mañana".

Fielden fue el último orador, hablando de la explotación capitalista y de las atrocidades cometidas sobre el movimiento proletario.

En aquel momento comenzó a llover y gran parte de los reunidos en el mitin comenzaron a abandonar la plaza. Entonces, dos grupos de la policía tomaron posiciones ante la tribuna de los oradores. Uno de los oficiales ordenó el inmediato desalojo de la plaza.

Fielden sólo llegó a articular las frase: "Nuestro mitin es pacífico..." cuando una bomba cayó entre los dos grupos en que estaba dividida la fuerza policial, muriendo uno de ellos. La policía comenzó a disparar indiscriminadamente.

La plaza quedó vacía y en silencio, únicamente cortado por los lamentos de los heridos. Había concluído lo que los periódicos burgueses habían denominado "rebelión de Haymarket" y comenzaba el segundo acto de la tragedia: el "proceso de Haymarket".

El estallido de la bomba y la muerte de un policía desataron una feroz represión: "Todas las garantías constitucionales y legales fueron pisoteadas, –escribió F. Sorge – toda garantía de protección individual rechazada, se volvió a imponer en la ciudad el despotismo arbitrario de la policía, la brutal policía de Chicago" (Labor Movement in the United States).

Fueron detenidos todos los activistas obreros, clausurados sus órganos de expresión, se proscribió cualquier reunión obrera y se formaron grupos especiales de matones para preservar la propiedad.

Los dirigentes obreros Spies, Fielden, Fischer, Engel, Neebe, Lingg y Schwab fueron detenidos. Parsons no pudo ser localizado, mas al enterarse de la detención de sus compañeros de lucha, se presentó voluntariamente para sentarse en el banquillo junto a quienes había protagonizado el movimiento.

El fiscal del proceso Grinnell no ocultó el hecho de que estaban siendo juzgados por dirigir la lucha obrera, ni su odio de clase: "ellos no son más culpables que los que los siguen. Condénenles como lección a los demás; ahórquenles para salvaguardar nuestra sociedad".

El Gran Jurado que debía dictaminar sentencia debía estar formado por 12 miembros. De unos mil candidatos propuestos, 6 eran obreros y fueron en la primera ronda rechazados. Así mismo se estudiaron los nombres de los demás por si, en algún momento, hubieran tenido algún tipo de vinculación, bien fuese remotísima, con organizaciones obreras, al final los 12 miembros resultaron ser magnates de la industria y del comercio o individuos intimamente relacionados con ellos.

El proceso comenzó el 15 de julio y los dirigentes de los trabajadores acusados de los más graves delitos: atentar contra la Constitución, la Declaración de Independencia y estar implicados en asesinatos.

Los testigos, naturalmente a sueldo de las grandes firmas, declararon en falso y con múltiples contradicciones. Por ejemplo, un tal Gilmar, dijo que la bomba había sido arrojada por Fischer, Schnaubelt y Spies, cuando pudo ser demostrado que Fischer había acudido a otra reunión y no acertó a describir el físico de Schnaubelt.

El 20 de agosto el tribunal dictaminó la condena a pena capital de siete de los encausados y 15 años de trabajos forzados a Oscar Neebe.

Los discursos de los condenados constituyeron un precioso material de orgullo proletario. Spies dijo: "En este tribunal yo hablo en nombre de una clase contra otra clase". Fischer hizo hincapié en el atentado contra la libertad de prensa y de pensamiento en que se había convertido el juicio. Lingg indicó: "Les odio a ustedes, su orden y leyes, les odio porque su poder se sostiene por la fuerza. ¡Ahórquenme por ello!".

El discurso de Parsons duró las sesiones del 8 y 9 de octubre. En él relató la lucha del proletariado norteamericano, la historia del socialismo y del anarquismo en los Estados Unidos y sobre el trabajo llevado a cabo junto a sus compañeros por la autoorganización obrera, poniendo el dedo en la llaga de las razones por las que estaban siendo condenados: "Debía hacerse algo para parar este movimiento que tenía la mayor fuerza en el Oeste, en Chicago, donde 40 mil obreros estaban en huelga por 8 horas de trabajo".

La noticia de los sucesos de Chicago conmovió al mundo. No sólo personalidades de los Estados Unidos como Henry Lloyd o Stephen S. Gregory pidieron clemencia para los condenados, sino también grandes celebridades universales como Bernard Shaw, instituciones como la Cámara de Diputados francesa, organizaciones obreras de Italia, Rusia, España o Francia mandaron telegramas al Gobernador de Illinois.

El congreso del Partido Obrero Socialista, reunido en septiembre de 1887 calificó el veredicto como impuesto por un atroz odio de clase.

En octubre de 1886, el semanario de la Orden de los Caballeros del Trabajo comenzó a publicar las biografías de los mártires.

El 11 de Noviembre de 1887, Parsons, Spies, Fischer y Engel fueron ejecutados. Fielden y Schwab condenados a cadena perpetua. Los ejecutados y Lingg, que había fallecido en la cárcel en oscuras circunstancias, fueron enterrados en el cementerio de Walheim de Chicago. En 1893 los obreros de Chicago, por cuestación popular, erigieron un obelisco sobre la tumba de los grandes revolucionarios que dice:

 

FOUNDERS OF THE AMERICAN EIGHT HOUR MOVEMENT
(Fundadores del movimiento americano por las ocho horas)

AUGUST SPIES
ALBERT R. PARSONS
ADOLPH FISCHER
GEORG ENGEL
LOUIS LINGG

EXECUTED BY THE STATE OF ILLINOIS CHICAGO 1887
(Ejecutados por el Estado de Illinois)

 

En el Iº Congreso de la II Internacional (Congreso Internacional Obrero Socialista de París) en julio de 1889 se anunció el 1 de mayo como Día de la Solidaridad Internacional de los Trabajadores mediante la siguiente resolución: "Una gran manifestación internacional debe organizarse para tener lugar en una misma fecha y de tal manera que los trabajadores de cada uno de los países y de cada una de las ciudades demanden simultáneamente de las autoridades limitar la jornada laboral a ocho horas y cumplir las demás resoluciones de este Congreso Internacional de París" (J. Lenz, The Rise and Fall of the Second International).

El tribunal de la historia aún no ha pasado al punto de varios y el orden del día de Parsons, Spies y sus camaradas no ha concluído su primer punto. Los trabajadores en el final del siglo XX, orgullosos de nuestras tradiciones, debemos encadenar a su justa y heroica resistencia las reivindicaciones que ellos no dudarían en asumir y defender: la reducción a las 35 horas semanales, la supresión de los vergonzosos contratos de aprendizaje, la lucha contra la discriminación laboral y social de la mujer trabajadora y la igualdad de su salario, el supresión de los injustos recortes a los obreros de sus derechos a reunión, huelga y expresión, la legítima reivindicación a los plenos derechos de los trabajadores inmigrantes y, consecuentemente, la inmediata derogación de la odiosa Ley de Extranjería.

Oscar Neebe declaró: "He hecho cuanto pude por fundar la Central Obrera y engrosar sus filas; ahora es la mejor organización obrera de Chicago; tiene 10 mil afiliados. Es todo lo que puedo decir de mi vida obrera". Conscientes de su mandato, los trabajadores debemos recoger el testigo que nos legó para levantar, organizar y agrupar al conjunto del proletariado si nos sentimos dignos continuadores del gran luchador, porque como añadió Engels: "todos los trabajadores deben prepararse a una última guerra que ponga fin a todas las guerras", aquella que cierre definitivamente el templo de Marte y abra las puertas del hermoso sueño de los mártires de Chicago.


1.- H. David, The History of the Haymarket Affair, New York, 1958.
2.- Albert R. Parsons, Anarchisme: Its Philosphy and Scientific Basis, Chicago, 1887.
3.- Proceedings of the American Fedeation of Labor, 1881-1888, Convention 1881, Bloomington, 1905.
4.-Philip Foner, History of Labor Movement in the United States, New York, 1955.
5.- Philip Foner, The Autobiographies of the Haymarket Martyrs, New York, 1977.
6.- Friedrich A. Sorge, Labor Movement in the United States, Connecticut-London, 1977.
7.- Seven Years of Life and Labor. An Autobiography by Samuel Gompers, New York, 1925.


EL 1° DE MAYO
 DURANTE EL SIGLO XIX
EN MAGALLANES


Los integrantes de la Unión Obrera editaron un periódico semanal denominado "El Obrero" ( ), crearon una biblioteca en su sede social, hicieron funcionar una Oficina de Colocaciones para ayudar a los cesantes, y organizaron en 1897 la primera celebración del 1° de mayo en Magallanes.


1897:
la primera celebración
del 1° de Mayo en Magallanes
y en la Patagonia


¿Qué hacen 80 o 100 obreros reunidos en una velada, en un salón atiborrado de gente, para celebrar por primera vez un 1° de Mayo, en el último rincón habitado del mundo?  Esta es la insólita escena que vamos a presenciar.

De este primer 1° de Mayo en la historia de la Patagonia, da cuenta el periódico "El Magallanes" en los siguientes términos.


UNION OBRERA


"Celebró su primera fiesta anual del 1° de Mayo a solo 11 años de la tragedia de Chicago, con asistencia de gran número de sus miembros y algunos invitados.  La velada fué muy variada cumpliéndose estrictamente el programa formulado.  En la tarde del domingo la Unión Obrera envió un buen regalo de provisiones a los reos de la cárcel pública, quedando de esto muy agradecidos esos desgraciados."( )

 La primera celebración de un 1° de Mayo en Magallanes, fué realizada, por lo tanto, en el año 1897 y consistió en una velada, de la que desconocemos el número de asistentes, pero en el que se desarrolló un programa artístico.  Es de estimar que los asistentes deben haber sido menos de cien personas, sino en caso contrario, el periódico local habría consignado el número de asistentes con mayor precisión.

 Siete meses después de este histórico 1° de Mayo, la Unión Obrera consiguió por fin una máquina imprenta que les permitió editar su propio semanario, el primer periódico obrero publicado en Magallanes y en la Patagonia.  Lo llamaron "El Obrero" y le pusieron como epígrafe: "Organo de la Unión Obrera de Punta Arenas y defensor de la clase trabajadora",  títulos que son toda una definición política e ideológica.

Interesante resulta observar que el núcleo constitutivo de la Unión Obrera estaba integrado por obreros chilenos, españoles e italianos.  La Unión Obrera respondía -dentro de los escasos límites de sus afiliados- a una realidad característica de la colonia de Magallanes: un territorio de inmigración donde se habían radicado trabajadores (obreros y gañanes) de los más diversos orígenes nacionales y de varias otras latitudes del mundo.

 

1903-1905:
aparecen nuevas sociedades
obreras de resistencia


La presencia cada vez más numerosa de inmigrantes extranjeros, estaba produciendo -entre otros efectos sociales- un incremento en la sociabilidad magallánica. 

Como se ha visto en años anteriores, muchos de estos obreros, peones, artesanos, emprendedores y colonos extranjeros avecindados en el Territorio, traían consigo la experiencia de las sociedades mutuales y otras organizaciones obreras, que se habían formado en Europa durante la primera mitad del siglo XIX, las que  surgieron bastante influenciadas a su vez, por las doctrinas socialistas y anarquistas, como para que alguno de ellos, no intentara formar algo similar en estas lejanas tierras.

El resultado de esta combinación de influencias y factores, estuvo a la vista: en los primeros años del siglo XX se observaba un incipiente surgimiento de las organizaciones de obreros en Magallanes.

Por ejemplo, en 1903 se formó una entidad denominada Unión Internacional de Obreros de Punta Arenas, una sociedad obrera de resistencia que, aunque tuvo una vida efímera, puso en evidencia que el propósito y la necesidad de organizarse estaban surgiendo entre los trabajadores del Territorio.   En marzo de ese año, se constituyó con 52 trabajadores de distintas nacionalidades (españoles, franceses, croatas, italianos, británicos y griegos) y algunos chilenos.

 De acuerdo a la declaración notarial respectiva, las finalidades de la Unión eran: "El fin de este centro es proteger a los obreros en jeneral i a la defensa de sus derechos por vía legal.  Tener el más cauteloso cuidado que sus salarios nunca sean inferiores a una tasa o tarifa retributiva i pagado regularmente ya sea semanal, quincenal o mensualmente.  Estender el espíritu de cooperativa entre los obreros en jeneral." ( ).

Digno es de notar en esta declaración de objetivos, que la Unión Internacional se proponía “proteger a los obreros en general i a la defensa de sus derechos por vía legal...” lo que denota que la presencia mayoritaria de obreros extranjeros en la organización, les impuso una política obrerista de prudencia y respeto por las normas legales vigentes, lo que se reafirmaba por la definición de un “espíritu de cooperativa”, ajeno por definición al conflicto político y de clases.

Cabe notar aquí que, no obstante el carácter efímero que tuvo esta organización obrera, de entre sus miembros surgió la idea de crear un Cuerpo de Asistencia Pública, organismo que dio origen a su vez, a la Cruz Roja en Magallanes. 

Es decir, que entre estos obreros inmigrantes no solo había un acendrado espíritu asociativo, sino también que su inspiración cooperativa los orientó hacia una franca disposición a colaborar positivamente en el desarrollo humano y la solidaridad, hacia los habitantes del Territorio.

La Unión Internacional de Obreros no tuvo larga vida, sino que ya hacia 1904 desarrolló algunas pocas actividades y fue quedando solamente, de su núcleo fundacional, un pequeño periódico, también de irregular circulación.  Probablemente estos obreros lograban reunirse en Punta Arenas, sólo en los meses de invierno, terminada las faenas de las estancias y de los lavaderos de oro.

 No obstante el carácter efímero que parecían tener estas primeras organizaciones obreras,  se las arreglaron en 1904 para celebrar el 1° de mayo. 

El periódico “El Magallanes” nos relata esos preparativos de celebración, el 30 de abril de 1904 en los siguientes términos: “El 1° de mayo.  Celebran mañana los obreros la fiesta del trabajo, i en ese día deben dar prueba evidente de su unión como así mismo las leyes del país, medio por el cual podrán más facilmente satisfacer sus aspiraciones.  Proyéctase celebrar un pic-nic en el cerro, al otro lado de la cruz, para lo cual todas las sociedades obreras saldrán unidas a la 1 de la tarde desde la Avenida Colón llevando a la cabeza el estandarte de la asociación obrera.”  ( )

 En ese contexto societario, el trabajo continuaba siendo el nervio motor del crecimiento material y económico del Territorio. 


El artesano Manuel Fernández
trabaja para Mauricio Braun


La colonia de Magallanes estaba llena de inmigrantes provenientes de diversos países y regiones, especialmente artesanos, como Manuel J. Fernández, el que se encargó de hacer algunas obras de reparaciones  en la casa del estanciero Mauricio Braun en Punta Arenas, como dejó constancia de su puño y letra en este documento inédito, que tiene el carácter histórico de antecedente de ser un virtual contrato individual de trabajo.


Propuesta
Manuel J. Fernández


 "Me comprometo a ser la reparación de la casa calle Atacama del sr. M. Braun según las siguientes condiciones unir el salon grande de la calle correr dos tabiques colocar una biga de seis por seis dividir cuatro piezas entabladas por un lado con tablas de tres cuartos por ocho i por ambos lados con arpilleras y papel.

 Tan bien subir el piso de la cocina al nivel del salon tanbien una mano de pintura en toda la separación una ventana grande a la calle i cuatro chicas interiores.

 Los marcos de las puertas solo con pilastras trabajo rendido en el plazo de veinticinco dias por el precio de quinientos veinticinco pesos ochenta centavos (525, 80)

      Manuel J. Fernandez."  ( )

 La dificultosa ortografía del artesano Fernández (que aquí se ha respetado rigurosamente), nos refleja un inmigrante español (la firma viene acompañada de una elegante rúbrica), con conocimientos prácticos de su oficio pero con una escasa instrucción escolar. 

Aún en su forma elemental y su redacción precaria, estamos aquí en presencia de una suerte de "contrato con remuneración por pieza", en el que el pago aunque es convenido de antemano, depende de la realización de los trabajos, o "trabajo rendido" como reza el acápite final del documento.

 Un cambio significativo y de progreso se vivió en 1905.  Probablemente muchos de los habitantes del Territorio no lo percibieron así en su oportunidad, pero después de múltiples gestiones, se dieron los primeros pasos para la formación de la industria frigorífica en Magallanes.

 Hacia 1905 se iniciaron las faenas del frigorífico del sector Río Seco, de propiedad de la empresa The South American Export Syndicate Ltd.  Este fué el comienzo de la industria frigorífica en Magallanes que tendría un importante auge en las décadas de los años veinte y treinta.


Formación y expansión de
la industria frigorífica en Magallanes
(1905 en adelante)


  En febrero de 1905 comenzó a funcionar el primer  establecimiento frigorífico en la Patagonia en el sector de Río Seco a 12 kilómetros al norte de Punta Arenas, junto al Estrecho de Magallanes.

 La sociedad propietaria estaba constituída por una alianza de capitales de los empresarios regionales Mauricio Braun, Jorge Broughan y Mateo Bermúdez, quienes se asociaron con la compañía naviera inglesa Haulders Brothers & Co. de Londres, todos los cuales constituyeron la sociedad anónima industrial "The South American Export Syndicate Limited", con un capital inicial de 30.000 libras esterlinas.

 Este primer frigorífico comenzó a funcionar en febrero de 1905 con una dotación de 44 trabajadores u operarios, llegando a operar hacia los años veinte con 156 obreros. 

En torno al Frigorífico de Río Seco, comenzó a constituirse el poblado del mismo nombre, principalmente con los empleados y obreros del establecimiento, pero más tarde, con colonos provenientes de Punta Arenas y de Chiloé.

 En enero de 1907, por su parte, se constituyó la sociedad Compañía Frigorífica de la Patagonia, con un capital inicial de 100.000 libras esterlinas aportadas por diversos comerciantes y propietarios de estancias de Magallanes. El frigorífico se construyó en la bahía de San Gregorio, junto al Estrecho de Magallanes, a un costo de alrededor de 70.000 libras esterlinas, a iniciando sus faenas en febrero de 1908.  Fué denominado Frigorífico de Puerto Sara.

 En este frigorífico trabajaban unos 120 obreros, llegando su dotación de temporada alta, hasta los 340 en los años veinte y treinta.

A su vez, en 1914, comenzó a faenar el Frigorífico de Puerto Bories de propiedad de la Sociedad Explotadora de Tierra del Fuego, a partir de las instalaciones allí creadas en 1910 para la preparación y envasado de carne conservada para la exportación.  Hacia 1919 y 1920 éste era el establecimiento frigorífico más grande de Magallanes.

En 1917, y sobre la base de las primitivas instalaciones de una antigua grasería existente desde 1896, se inauguró el Frigorífico de Punta Arenas, una sociedad cuyo capital social hacia 1924 era de 150.000 libras esterlinas, y en el que el industrial Juan Hoeneisen tenía importantes intereses.

Este mismo año de 1917 se constituyó en Ultima Esperanza la Sociedad Anónima Compañía Frigorífica de Puerto Natales, con un capital inicial de 100.000 libras esterlinas.  Inició sus actividades en 1920, cerrando en 1921 y reabriendo en 1925.

Finalmente, hacia 1921 inició sus actividades el Frigorífico de Tres Puentes de propiedad de Juan Hoeneisen y Cía., el cual hacia 1925 se ocupaba en faenar animales ovejunos para conserva, extracto de carne, refinación de sebo animal, fabricación de jabón y otros usos industriales.

 El conjunto de la producción de los frigoríficos en Magallanes, desde los primeros 73.532 animales faenados en 1905 por el Frigorífico de Río Seco (el primer año de su funcionamiento), alcanzó los 807.932 animales en 1915 y los 1.004.940 animales faenados en 1920.

En 1925, por su parte, el faenamiento total en los frigoríficos de Magallanes había alcanzado a 987.209 cabezas, iniciando así una lenta declinación en el número de establecimientos funcionando y el total de animales faenados.

 Ese mismo año de 1925, la exportación de productos de los frigoríficos (fundamentalmente hacia Inglaterra y Estados Unidos) alcanzaba los 7.587.152 kilos de carne congelada y 270.900 kilos de carne en conserva.  ( )

 

 Hacia 1905, el centro de la actividad económica y administrativa del Territorio de Magallanes se encontraba en Punta Arenas, a principios del siglo el único poblado de toda la vasta comarca austral.

 Y dentro de esta actividad, la navegación comercial y el movimiento portuario ocupaban un lugar cada vez más importante.


La importancia
del puerto de Punta Arenas
en el comercio y la navegación
por el Estrecho de Magallanes
(1867-1909)


 La navegación moderna por el Estrecho de Magallanes, data del siglo XVI en adelante, pero la circulación de buques que interesa conocer para este relato histórico, es aquella que se produjo a continuación de la fundación de la Colonia de Magallanes.

 La historia de Punta Arenas es la historia del Estrecho de Magallanes y, por lo tanto, la historia del trabajo en Magallanes está íntimamente asociada a la navegación marítima a través del Estrecho. 

Por barco llegaron los primeros colonos; por barco se desplazaban los colonizadores para conocer las ignoradas pampas de la Patagonia; por barco se fueron a Europa los primeros productos de la Colonia, carbón, oro, pieles finas y por barco llegaron las interminables oleadas de inmigrantes que poblaron y trabajaron los campos, las estancias, los lavaderos de oro y las minas de carbón.

Y por barco circularon durante casi un siglo, desde 1860 en adelante, las riquezas de Magallanes que le dieron progreso: las lanas, los cueros, las carnes, el ganado, las maderas, el carbón y el petróleo.  Cabe por lo tanto, subrayar la importancia crucial de la navegación mercantil en el desarrollo de Magallanes y en en el desplazamiento de la mano de obra que hizo esa riqueza con su trabajo.

La primera línea de navegación comercial a vapor que se estableció con itinerarios fijos por la vía del Estrecho de Magallanes, fué la compañía inglesa Pacific Steam Navigation Company (PSNC), cuyos barcos desde 1867 en adelante hicieron la carrera de Valparaíso a Punta Arenas y conectando a Magallanes con otros destinos del Pacífico.

Hasta ese momento traer una tonelada de carga desde Europa a Punta Arenas por el istmo de Panamá (es decir el flete), costaba 100 chelines y desde el establecimiento del itinerario de la P.S.N.C. el flete por tonelada bajó a 50 chelines. 

En 1908, la Pacific Steam tenía operando 21 vapores con un registro de capacidad total de 120.000 toneladas.

En 1870 siguió el ejemplo la compañía alemana Kosmos, cuya finalidad era cubrir la ruta del Atlántico hacia el Pacífico y vice versa hasta Europa, para lo cual su flota en 1908 era de 47 vapores con un total de 327.300 toneladas de registro.

Desde 1870 en adelante, el número de vapores y de líneas comerciales que transitaban por el Estrecho en su navegación interoceánica y recalando en el puerto de Punta Arenas, creció considerablemente y en forma ininterrumpida.

Esta creciente circulación de vapores, acrecentó el trabajo en la producción de carbón (para las calderas de los barcos), pero también dió auge al trabajo de los lancheros (que desplazaban la carga desde los vapores a la playa del puerto), de los cargadores y, también, de los obreros que trabajaban en los astilleros, varaderos y en la carpintería de ribera.

Hay que considerar que mientras los muelles del Estrecho ni los vapores de la época no disponían de grúas para desplazar la carga, ésta debía ser movilizada por lancheros quienes en chalupas a remo, se "acostaban" a los barcos (es decir, se amarraban a uno de los costados de la nave), cargaban los bultos o cajones en éstas y los trasladaban a la playa, donde otros cargadores o los mismos remeros, la depositaban en la orilla a la intemperie.

Así funcionaban las faenas de carga y descarga hasta que la firma Braun & Blanchard, obtuvo permiso de la Comisión de Alcaldes de Punta Arenas en 1905 para construir galpones donde proteger la mercadería en tránsito.  Los muelles daban trabajo a lancheros y cargadores, que eran considerados por aquel entonces, como una de las categorías más bajas de los peones o "gañanes".

Esto explica que en los primeros años diez del siglo XX, los gremios de Mar y Playa tuvieron un rol social tan relevante y decisivo en Magallanes. ( )

Hacia 1909, la actividad marítima había alcanzado una intensidad inusitada, como aparece en las Instrucciones para la navegación por el Estrecho, escritas por Pecket Harbour y emitidas por la Marina, donde se lee la siguiente descripción panorámica de la industria y sus vínculos con la navegación: "Desde hace algunos años a esta parte la industria ganadera i ultimamente la minera, han tomado un incremento increíble en la rejión magallánica, formándose sociedades esplotadoras con grandes capitales, que han venido a dar vida i movimiento a dilatadas estensiones de terreno que veíamos hace poco completamente desoladas.  Por otra parte, la union de Punta Arenas con Punta Dungeness por una línea telegráfica que tiene varias estaciones en la costa norte del Estrecho, i el servicio de faros que dia a dia viene haciéndose mas importante por las nuevas construcciones hechas i las ya proyectadas, han contribuído a dar mayor interés a estas rejiones, tanto bajo el punto de vista de la navegación, cuanto que vienen a demostrar el rápido progreso que en  todos sentidos ha venido operándose desde hace diez años en esta rejión de Chile.  Con tal motivo se han abierto a la navegación, sobre todo en la parte oriental del Estrecho de Magallanes, numerosos puertos, caletas o surjideros por donde se esportan los productos de las espresadas industrias, especialmente la ganadera, ya que la minera aun no empieza a esplotarse en grande escala i por donde también, en algunos de ellos, se desembarcan los artículos i pertrechos que sirven para el abastecimiento de los faros i estaciones telegráficas."  ( )


 Mientras estos avances económicos y materiales se iban manifestando, algunos grupos de obreros radicados en el Territorio, y seguramente trayendo desde Europa sus propias tradiciones, experiencias e ideologías, se reunieron en 1905 para realizar una celebración masiva del día del Trabajo.

Los rasgos pintorescos de esta inusitada celebración aparecen relatados por un periódico que los mismos organizadores publicaron.


1905:
un 1° de Mayo
con banda de músicos,
asado y discursos


 En los primeros cinco años del siglo, los obreros de Magallanes se iban ilustrando e iban tomando lentamente consciencia de su lugar en la sociedad e iban  comprendiendo la necesidad de organizarse.

No hay registros de estos años, respecto de quienes eran los líderes, a quienes podría atribuirse el impulso societario que estaban experimentando los obreros del Territorio.

Por eso, en 1905, se celebró el 1° de Mayo, bajo la organización  de un Comité en el que participaron las organizaciones obreras y algunas sociedades mutuales, como la Deutsche Kranke y la Sociedad Fratellanza Italiana de Socorros Mutuos.

Una columna de trabajadores marchó por el centro de la ciudad y por Avenida Colón donde se realizó un asado campestre y a continuación un mitin con diversos oradores, tal como lo relata con vívidos trazos el periódico obrero "1° de Mayo".

 

LA CELEBRACION DEL 1° DE MAYO

 

"Escribimos estas líneas bajo la fresca impresión que nos produjo la celebración de nuestra fiesta el día 1º de Mayo, que á decir verdad, no esperábamos alcanzará el éxito que obtuvo, y mucho nos alegramos de que asi haya sido.

Muchos son los talleres que han permanecido cerrados ese día ya por expontaneidad de sus dueños, ya por no concurrir los operarios al trabajo. El paro no ha  sido general, como era de desear, pero teniendo encuentra la pequeña cantidad de obreros que años anteriores se obtenía de trabajar, y el poco conocimiento que del significado de esa fiesta tiene el proletariado de esta ciudad, predecirse que a superado toda expectativa, marcando una nueva era en el movimiento obrero puntarenense.

A la una de la tarde el local de la Sociedad Italiana, resultaba pequeño para obtener en su interior á la afluencia de obreros que acudían al llamado de la Comisión organizadora y que sonrientes demostraban el gozo que experimentaban de encontrarse con otros compañeros, obreros todos, animados de una misma idea, y congregados con un mismo fin.

La banda de músicos alemanes contribuyó a dar mayor realce a la fiesta, haciendo oir algunas piezas de su repertorio.

A las dos y media de la tarde se organizó la columna de á dos en fondo, con la banda música a la cabecera.  No pudimos apreciar el número de los concurrentes, pero hemos visto que la columna era de dos cuadras y que era una novedad que llamaba la atención de los transeuntes, muchos de los cuales se plegaban engrosándola.

Previendo la probable ingratitud del tiempo en esta estación, se habían designado dos sitios: en la falda del cerro al aire libre y unos galpones cerrados. El mal tiempo nos hizo optar por estos. Con mucho carro por el camino la columna tomó por la calle Atacama, siguió por la Avenida Colón doblando por Rondeau hasta los galpones de Rogolini situados al lado de la Usina de la luz eléctrica.

Allí estaba á disposición de todos el pic- nic, y el que más el que ménos se prendió del asado como si fuera algo burgués; y decimos algo burgués, porque algunas daban tales tarascones á las presas, diciendo que parecía que mordían á sus propios patrones. Qué cariño les tendrán!

Después de devorados los sandwichs, fiambres, asado y todo lo que había, parece que faltaba algo y ese algo apareció en una inprovisada tribuna por donde desfiló una serie de oradores á cual mejor.

Como para contar las penas y dolores, los trabajadores no necesitan elocuencia, cada cual se explicaba á su manera, provocando la admiración de muchos obreros que por primera vez oían tantas verdades.   Se explicó el significado de la fiesta del día, se protestó del militarismo del clericalismo y la burguesía. Se demostró como este triunvirato burgués había combinado las  cosas de tal modo, que los trabajadores no resurjirán á la vida natural, mientras subsista este régimen social corrompido, donde los  que trabajan apenas ganan para sufragar sus gastos de sus más apremiantes necesidades, mientras los que no hacen nada, los  ricos viven en la opulencia con toda clase de comodidades.

Se exhortó á que los obreros abandonen las cantinas, que se instruyan y se organicen  por gremios; ya que el Capital es una potencia, es necesario organizarse y formar otra potencia la más grande la más fuerte, y que el día que la unión de los obreros del mundo entero sea un hecho, los trabajadores trabajarán para sí mismos.

Se protestó contra las fronteras que dividen los pueblos, que enjendran las guerras en las cuales los obreros son el mayor continjente sirviendo de carne de cañón.

Se envió un saludo a los trabajadores rusos y japoneses, que son víctimas del actual sistema autócrata matándose ambos por defender lo que llaman patria y que no es otra cosa que una lucha de intereses en que ambas naciones estan empeñadas por conquistar el mercado a los productos de sus respectivos capitalistas.

También se envió un saludos á los trabajadores de la Argentina, muchos de los cuales sufren prisiones y destierro, á causa del estado de sitio que decretó el gobierno para evitar que la clase obrera organizada, exijiera más pan i menos explotación de los capitalistas.

Se envió un saludo al mundo obrero que sufre y labora por un porvenir más en armonía con las necesidades sociales.

Los aplausos se sucedían á cada orador y los vivas al 1º de Mayo se repetían con frecuencia al son de intercaladas sonatas de la banda de música.

A las cinco de la tarde se inició el regresó á la ciudad, oyéndose cantar himnos obreros en el trayecto y cuando llegó la manifestación al punto de partida, un obrero recomendó disolverse en orden ya que así había sido en toda la fiesta, y dijo que no olvidaran que el resto del año, y los venideros, deben luchar por mejorar paulatinamente las condiciones de trabajo, hasta alcanzar loa completa emancipación social.

Así terminó el día obrero con vislumbres de un cercano despertar en la clase obrera local" ( )

 Es de observar en el lenguaje de los oradores, las referencias explícitas a la Guerra Ruso-Japonesa de 1905, al militarismo y a la solidaridad con los obreros de Argentina, que venían de realizar masivas manifestaciones de protesta ( ), lo que indica que se trataba de líderes obreros ilustrados, suficientemente informados de las noticias de la prensa nacional e internacional y de una orientación ideológica anarquista.  El redactor de este artículo, era también sin duda un anarquista: habla de "emancipación social" y contra las "fronteras que dividen a los pueblos"...


Abril de 1911:
los carneadores de los frigoríficos
toman la iniciativa


Estos obreros carneadores de los frigoríficos, reuniéndose en forma esporádica primero, estaban interesados desde hace varios meses en organizarse y fueron los que avanzaron más rápido.

 

A los compañeros carneadores


Citamos a los compañeros carneadores a una reunión que tendrá lugar el jueves 8 del presente a las 8 de la noche en el salón de la Sociedad Cosmopolita (Santiago esquina Talca), para tratar de la formación de una Sociedad del gremio, sociedad que queda constituída moralmente entre

    Varios compañeros."

 

Al mismo tiempo, la ciudad de Punta Arenas (punto geográfico principal del Estrecho y capital económica de la Patagonia) recibía más y más obreros desde el campo.

El surgimiento de varios gremios indicaba entonces un momento de auge de la necesidad y la conciencia de los obreros, para organizarse.  La nueva organización que estaba por nacer, se formó sobre la base de los gremios de los esquiladores de las estancias, los carneadores de los frigoríficos y los jornaleros de mar y playa, a los que se fueron sumando otros sectores obreros.

En la sesión constitutiva de la Sociedad de Carneadores  "Unión y Progreso" (el 6 de abril de 1911) se juntó un abigarrado grupo de obreros de los más variados orígenes.

El acta constitutiva de esta sociedad de resistencia fue firmada por 26 obreros, entre los cuales percibimos chilenos y eslavos, entre otros: Braulio Berrio, Esteban Bonacich, Estéfano Buzolich, Eulogio Cárdenas, Juan Cárdenas, Francisco Castillo, Luis Alberto Díaz, Ludovico Fasola, Antonio Gardún, Segundo M. Gali, Francisco Gómez, Ramón González, Alfredo Jara, Francisco Ketteritzrch, Marcos Mansilla E. (*), Fernando Ojeda, Víctor Oyarzún, Juan Pérez, Luis Sanjuan, Froilán San Martín, Vicente Sesnich, Lorenzo Suazo (*), Ismael Toro (*), José Villouta y Rejino Virriel (*). ( ).  

Varios de estos nombres (que se han señalado aquí con un asterisco), se encontrarán a continuación entre la primera generación de dirigentes de la Federación Obrera de Magallanes.

Es de observarse aquí la mezcla de nacionalidades y orígenes en el grupo constitutivo de  Sociedad de Carneadores "Unión y Progreso": habían chilotes (Díaz, Cárdenas, Mansilla, Ojeda, Oyarzún, Pérez), eslavos (Bonacich, Buzolich, Sesnich...) y descendientes de italianos (Gali, Fasola) e hispanos (Virriel, Villouta, Gardún...)

La celebración del 1° de Mayo en 1911 se realizó en un ambiente de entusiasmo, como lo manifiesta brevemente un periódico local: "Los distintos gremios obreros se preparan para celebrar con todo entusiasmo la Fiesta del Trabajo." ( )

A mediados del año 1911 la ciudad de Punta Arenas bullía de actividad obrera y también era de observarse un clima sordo de descontento por la contratación de trabajadores argentinos en los establecimientos frigoríficos de Magallanes. 

Las sociedades ganaderas de la Patagonia contrataban obreros chilenos para ir a trabajar a las estancias y establecimientos en el sur argentino, y contrataban trabajadores argentinos especialistas en las faenas frigoríficas, para que vengan a trabajar a Magallanes.

 


1° de Mayo de 1912:
mitines, discursos y romerías


La Federación Obrera, por otra parte, recogiendo la tradición iniciada por la Unión Obrera en 1897, dio forma a la tradición de celebrar el 1° de Mayo como una feriado no laborable, en el que los obreros y trabajadores se reunían en mitines realizados en la sede social de calle Errázuriz o en la Plaza de Armas, además de una romería al Cementerio y visitas solidarias  de los  obreros -precedidos por su estandarte social- a los reclusos de la Cárcel, a los enfermos del Hospital y a la Escuela Nocturna Popular, llevándole a ellos recreación y ayuda material, recogida con el esfuerzo de los obreros y sus familias, más las colaboraciones de algunos comerciantes y empresarios.

El períodico "El Trabajo" convocaba a las celebraciones del 1° de mayo con un artículo, aparecido el 27 de abril de 1912, el que con trazos de tinte idealista y romántico, se refiere a la significación de la fecha y que en algunos de cuyos párrafos, dice textualmente: "1° de mayo.  La gran fiesta mundial obrera se acerca. El trabajo conmemorará en breve el triste aniversario del martirio de sus más abnegados apóstoles.  El 1° de Mayo significa para el proletariado mundial el hecho más culminante de su vida de luchador, el laurel más puro de sus triunfos conquistados." 

Más adelante, este interesante manifiesto agrega: "La caída gloriosa de estos esforzados gladiadores de la idea en la arena del combate dió orígen a esta efeméride y hoy las clases obreras del orbe entero, como un homenaje a su memoria, suspenden sus faenas diarias dedicándoles el más afectuoso recuerdo de sus sinceros corazones como una modesta pero significativa ofrenda a sus pretéritos sacrificios y para retemplar en el yunque de sus nombres el espíritu para la lucha por el bien de los oprimidos y la prosecusión hacia la conquista de sus sagrados ideales... La religión católica tiene sus apóstoles y sus santos y el proletariado en su marcha triunfal hacia las cumbres de sus soñados ideales tiene también sus héroes y mártires, aquella dedica una semana al culto de la glorificación del hombre-dios de los pasados tiempos, éste a un día de meditación á la memoria  de los que forman el martirolojio obrero..." ( ).

La pluma que elaboró este manifiesto era sin duda la de un dirigente ilustrado de la Federación.

 He aquí el relato del propio periódico "El Trabajo", acerca de la primera conmemoración del 1° de mayo efectuada por la Federación Obrera de Magallanes.

"La Fiesta del Trabajo

Entre un ambiente de cultura y corrección que le honra muy de veras, la agrupación Obrera de Punta Arenas se entregó ayer a la celebración de la  Fiesta Universal del Trabajo, que reune en el primero de mayo a los obreros del mundo entero en un solo pensamiento que se informa en el regocijo de los triunfos alcanzados y el programa de nobles aspiraciones de mejoramiento colectivo.

Por lo que a los obreros de Magallanes respecta la forma del todo tranquila y correcta con que celebraron el primero de mayo es digna de todo aplauso y le han conquistado mayores simpatías. Una circunstancia que no ha pasado desapercibida y que tiene de seguro apreciable significación para los obreros, fue el cierre del comercio que demuestra que mientras los obreros traten por los medios pacíficos y cordiales que aconseja la prudencia, del logro de sus aspiraciones, tienen consigo las simpatías jenerales.

Conforme estaba anunciado, los trabajadores en número de poco más de cuatrocientos, se reunieron en la mañana en nuestra plaza principal inaugurando los festejos.

Estos si no fueron rumbosos, tuvieron significación pues la visita realizada a varios establecimientos de beneficencia exteriorizaron la bondad de los sentimientos en la agrupación.

En la reunión habida en la plaza, la que fue presidida por la Federación de Magallanes, se efectuó la entrega del estandarte.

El Presidente de las agrupaciones federales dio lectura a un discurso lleno de frases conceptuosas en la que recomendó a los asociados continuar la campaña iniciada entre los obreros tendiente a la mayor unificación de los diversos elementos. Rememoró la fundación de la fiesta que celebraban y se felicitó del éxito alcanzado en las labores de la agrupación.

De la plaza la columa de manifestantes se dirijió al Cementerio en donde visitó la tumba de un asociado recientemente fallecido colocando una verja de hierro y coronas, obsequio de los obreros. En este acto el asociado señor Gregorio Iriarte dijo un breve discurso abundante en conmovedores frases que fueron acojidas por los manifestantes entre respetuoso recojimiento.

Del Cementerio la columna pasó al Asilo de Huérfanos. Allí fueron recibidos por el personal de asistencia del Asilo y Monseñor Fagnano quien hizo una breve y conceptuosa alocución a los manifestantes encomienda el acto que realizaban y aconsejándoles unión y constancia.

Terminado que hubo de hablar el Monseñor Fagnano, los manifestantes pasaron a las dependencias de los huerfanitos a los cuales hicieron obsequios de dulces. Fue un sencillo acto en el que se trasparentó la alegria así en los semblantes de los obreros como en los rostros de triste placidez de los niños.

Del Asilo la columna tornó a la plaza en donde uno de los asociados dio lectura a un discurso en el que rememoró los oríjenes de la Fiesta del Trabajo y recomendó el entusiasmo entre las filas obreras.

Una comisión se dirijió enseguida a la Cárcel en donde fue recibida por el señor Blanco Lecaros quien a nombre de los presos dio las gracias a los manifestantes.

Estos visitaron a los presos haciéndoles obsequio de cigarrillos y viandas.

El Presidente hizo uso de la palabra pronunciando frases de entusiasmo y amistad para los presos a los cuales estimuló en el trabajo rejenerador. Esta visita fue conmovedora para quienes participaron en ella."  ( )


El 1° de mayo de 1913 fué celebrado con diversos actos, conforme al programa elaborado por la Federación.


1913:
un 1° de Mayo con banda militar,
desfile y petitorio


Las actividades conmemorativas incluyeron una procesión que pasó por la Cruz Roja y la Escuela Nocturna Popular, y concluyeron con un mitin masivo en la Plaza Muñoz Gamero.  En el acto, hicieron uso los dirigentes de la Federación Obrera y se aprobó un petitorio enviado al Presidente de la República, de manera que las principales demandas de los obreros fueron -como se verá en el Memorial- el establecimiento de la jornada de 8 horas en todas las faenas, la dictación de una ley de accidentes del trabajo, la Comuna autónoma y una representación parlamentaria para Magallanes.

  Resulta interesante consignar como date anecdótico que la manifestación obrera de este 1° de Mayo fué encabezada por la banda del Batallón "Magallanes". 

El obrero  y articulista de "El Trabajo" Rogelio Figueroa -bajo el pseudónimo de "Tácito"- menciona este detalle singular en el siguiente artículo, donde de paso fustiga las críticas del periódico católico local "La Unión" respecto a este evento: "La banda del Batallón Magallanes a la cabeza de la manifestación obrera el 1° de mayo. Enemigo de prodigar elojios por naturaleza, no puedo contenerme ante el noble proceder de Comandante del Batallón, al conceder la banda el día mencionado para que encabezara la manifestación del pueblo obrero del territorio, el día del aniversario de las víctimas caídas en Chicago.  Vaya hasta el señor Espíndola el agradecimiento más sincero de la colectividad que en el yunque, con su esfuerzo, contra las medidas desacertadas de nuestro paternal gobierno, impulsa con fuerza irresistible el progreso de este pedazo de patria chilena.  El pueblo jamás es desagradecido, contra la opinión de muchos jesuitas y fariseos, hacia las personas que desde su puesto le traten y hacen por su bien... El diario de los curitas, me dicen -aún no he gastado diez centavos en comprarlo y espero no hacerlo- con esa hipocresía que todos conocemos, trata con cierta ironía de desprestijiar la manifestación tal cual y en la proporción que se efectuó; no es ni debe estrañar, otra opinión hubiera tenido ese organo de la 'buena prensa' si los manifestantes hubieran andado con cirios y escapularios..." ( ).

Como se ha relatado, en el mitin realizado en la Plaza Muñoz Gamero, se aprobó un memorial, el cual fue enviado por la Federación Obrera al Presidente de la República de la época, Ramón Barros Luco, y cuyo texto es el siguiente.


FEDERACION OBRERA DE MAGALLANES
     Punta Arenas

 

"Punta Arenas, 1° de mayo de 1913.

Excelentísimo Señor
Presidente de la República.
Santiago.

Excmo. Señor:

El pueblo de Punta Arenas reunido en comicio público con el objeto de dar a conocer a los poderes públicos las necesidades de esta población, acordó en sus conclusiones pedir a Vuestra Excelencia que interponga su valiosa influencia en ambas Cámaras para que estas lejislen en el próximo período de sesiones en el sentido de derogar la ley que mandó crerar la aduana en este pueblo.

La supresión de ella, Exmo. Señor, se hace necesaria para el progreso industrial y comercial de esta rejión, sino que también para todo el país; pues mientras existen franquicias  aduaneras en los vecinos pueblos de la República Arjentina, todo el comercio que antes hacía por este puerto se hará por aquellos, que les dan libre entrada a las mercaderías extranjeras.

Las estadísticas, Exmo. Señor, dan una prueba que no deja lugar a duda del desarrollo que están tomando los puertos vecinos de la vecina república, desde que se implantó el sistema aduanero en Punta Arenas, y la estagnación en que yace todo el comercio y las industrias de esta rejión.  Por eso pues,deber de patriotismo es trabajar en sentido de derogar la ley que creó la aduana en este pueblo, no solo por el bien local sino por el de todo el país.

Otra de las peticiones que este pueblo se permite hacer a V.E. es el pronto despacho de la Ley de Accidentes del Trabajo, que desde el pasado período de sesiones  está en estudio en las Cámaras, y la jornada legal de ocho horas para todos los trabajadores públicos y municipales.  Ambas cosas, Exmo. Señor, son una necesidad que se impone, hoy más que nunca, para determinar un horario jeneral de trabajo.

También este pueblo pide a V.E. haga dar a Magallanes representación parlamentaria.   Las Cámaras, Exmo. Señor, deben considerar que si este pueblo aporta su continjente de ciudadanos para el servicio de la patria y contribuye con su grano de arena al engrandecimiento del país, lejítimo es, pues, que tambipén aspire a tener un representante suyo en el Parlamento, para que representándolo, copntribuya al engrandecimiento de la Patria.

Los derechos políticos son necesarios para Magallanes, su posición jeográfica y escasos medios de comunicación con que cuenta, hace que el resto del país no se preocupe casi de el y por consiguiente muchos servicios locales de urjente necesidad sean desatendidos por carecer de una corporación que atienda estos servicios.  Esto vendría a llenar una necesidad local que es el anhelo de todo el pueblo.

Para terminar, Exmo. Señor, resta hacer saber a V.E. que este pueblo pasa por un período de carencia de uno de los artículos de primera necesidad: la carne y desearía que las cámaras arbitraran medidas tendientes a producir su abaratamiento, ya sea abriendo caminos a rejiones apartadas de Ultima Esperanza, donde abunda el ganado y es costoso su transporte a ésta, o poniendo un gravámen a su exportación, lo que creemos traería como consecuencia su abaratamiento.

Confiados en que Vuestra Excelencia atenderá favorablemente las justas peticiones de este pueblo, reiteran sus respetos,


Federación Obrera de Magallanes."  ( ).

 

Este documento, uno de los primeros memoriales enviados por la Federación Obrera al Presidente de la República, sintetiza notablemente las principales demandas políticas, sociales y económicas de los obreros organizados del Territorio.  Muchos de los problemas planteados y de las demandas expresadas aquí, se fueron repitiendo y arrastrando por largos años.

Las celebraciones del 1° de mayo se efectuaron no solamente en Punta Arenas, sino también tuvieron lugar en el campo. En particular, se destaca un sencillo acto realizado en San Gregorio.

Un obrero escribe a "El Trabajo" el siguiente relato de dicha modesta celebración: "Este día 1° de mayo no se trabajó; para no perjudicar al establecimiento, habíamos avisado al administrador que no trabajaríamos este día.  A la hora del almuerzo en el gran comedor de la estancia, reunidos todos los obreros departieron amigablemente acerca de los beneficios que reporta la asociación de las clases trabajadoras, las ventajas que pueden obtenerse con la unificación y lo que importa esta unión para el desenvolvimiento de las industrias y el mejoramiento social y económico de todos.  El obrero Campaña esplicó a sus compañeros con abundancia de detalles lo que significa el primer de mayo para lasa clases obreras, disertó acerca de los beneficios que trae consigo el ahorro, único medio para que el obrero manual pueda emanciparse, lo que esto significa tanto para el obrero en particular como para la riqueza del país en jeneral.  Varios otros obreros tocaron diferentes tópicos de los relacionados con la clase obrera pasando el día en amena y provechosa charla, sin que haya habido una sola nota discordante entre este puñado de productores que trabajan sin descanso por la consecusión de sus ideas." ( ). 

A su vez, desde Puerto Bories se informó también de las celebraciones que allí tuvieron lugar para este 1° de Mayo de 1913. 

En realidad, éste es el primer relato existente acerca de la primera conmemoración del 1° de mayo realizada en Ultima Esperanza y en Puerto Natales en particular: "Desde los obreros de taller hasta el pinche de cocina, tuvieron ese día descanso sin que ello irrogara perjuicio al establecimiento, pues habían avisado anticipadamente al administrador. Desde las primeras horas de la mañana empezaron a reunirse en la población de Natales, en donde después de estar todos reunidos, dos obreros esplicaron a los demás la significación de esta fiestab y la importancia que para la clase obrera tiene la unificación de toda ella, y lo que importa es la disciplina en estas filas que, a semejanza de la que existe en el ejército, debe ser unida, compacta, prestarse apoyo mutuo en razón de la unificación misma y que disgregarse es darle una victoria fácil al enemigo.  Los dos oradores abundaron en estas dos ideas, recomendándoles orden y perseverancia.  Esplicaron a sus compañeros la conveniencia de respetar todos los compromisos que se contraen con los patrones, para así obligarlos a respetar los suyos; que debe existir reciprocidad de garantías, que el patrón al señalar un  precio por la ejecución de un trabajo cuenta con que ese trabajo será ejecutado conforme a lo convenido y en el tiempo estipulado, de la misma manera que el obrero tiene derecho a exijir el pago que por él se le ha ofrecido; en una palabra, hay que respetar para que lo respeten. Esto poco más o menos, fué lo que  estos compañeros esplicaron a los oyentes de los que merecieron calurosos aplausos y felicitaciones; regresando a Bories al caer la noche en el mayor orden y compostura." ( ).


El 1° de Mayo de 1914 fué celebrado con los mismos tradicionales actos de años anteriores.  En la mañana se efectuó una asamblea de obreros en la sede de la Federación, en la que se anunció la creación de la "Caja de Socorros Federal Obrera".  Posteriormente, a la 1.30 p.m. los obreros se reunieron en Av. Colón esquina Atacama (hoy Bories) encabezados por sus estandartes y una banda de música, para dirigirse en procesión hacia la Escuela Nocturna Popular, a la sede de la Cruz Roja y para culminar la columna en la Plaza Muñoz Gamero.  Los oradores que intervinieron en dicho acto fueron, por la Federación Obrera, Adolfo Cárdenas, José Castro, José Cancino; por la Sociedad de Fogoneros y Marineros, Alfonso Peutat; por la Agrupación Socialista, José Fariña; por el Partido Demócrata, Juan Concha; y por el pueblo, Cayetano Sánchez y Guillermo Wells. ( ).


El 1° de Mayo había quedado ya en 1915 establecido como un día feriado en Magallanes, en el que los trabajadores paralizaban sus faenas para celebrar tal fecha.


1° de mayo de 1916:
¡Que ningún trabajador
falte a esa gran manifestación!


 El nuevo ambiente social que se vivía en el Territorio, hizo que el 1° de mayo de 1916 fuera celebrado conjuntamente por la Federación Obrera de Magallanes junto a la Agrupación Socialista, en actos en que compartieron la tribuna sus dirigentes más connotados.

Esta última -dicho sea de paso- dirigida por el obrero Román Cifuentes (también dirigente de la Federación), avanzó rápidamente en la edición de un periódico, al que llamaron "El Socialista".

 La Federación Obrera, para esta ocasión hizo circular el siguiente manifiesto de convocatoria.


Trabajadores:


"Mañana es el día consagrado a vuestro descanso.  Es vuestro día.  El día de vosotros que todo lo fabricais, que todo lo haceis, que todo lo producis y de nada gozais.

El día de vosotros, cuya situación empeora de año en año, sin que tengais esperanza de que esa situación mejore sino os juntais, si no formais un lazo de unión con vuestros compañeros de miserias, con vuestros hermanos de sufrimientos.

Mañana se celebra la 'Fiesta del Trabajo'.  Fiesta consagrada a la solidaridad humana, a la confraternidad de todos los seres de la tierra, sin distinción de nacionalidad, sin distinción de credos políticos ni tendencias filosóficas o ideológicas y debeis de aprovechar de esta fiesta para confundiros con los que como vosotros sufren las consecuencias de un régimen absurdo y brutal, que solo sirve para llenar el mundo de sangre fratricida.

Nada de temores.  Nada de cobardías.

La fiesta de mañana tendrá este año un significado grandioso de recogimiento obrero.  Será un llamamiento a los pueblos para protestar de la guerra y hacer un voto solemne de que la clase trabajadora luchará sin descanso por la paz mundial.

Trabajadores:

Mañana es vuestra fiesta y debeis todos concurrir para que ella sea solemnemente grandiosa.  Tan solemne como son tristes vuestras horas de amargura; tan grandiosa como grandes son el dolor y las miserias que sufrimos a causa de esa salvaje e inhumana guerra europea.

Todos pues, trabajadores, dejad por algunas horas vuestras faenas para consagrarlas a vuestros hermanos caídos.

El 1° de Mayo es vuestro día y es deber de los obreros honrados y conscientes el festejarlo dignamente.

El gran comicio público se celebrará en la

Plaza Muñoz Gamero
a las 2 de la tarde

Que ningún trabajador falte a esa gran manifestación.

Hay que dar brillo a la 'Fiesta del Trabajo'.

¡Viva el 1° de Mayo!

   La Federación Obrera."

 El programa elaborado por la Federación Obrera incluía: "9 a.m. Reunión de los obreros en el local de la Federación. 10 a.m. Salida en manifestación a recorrer las calles de la población pasando a saludar a la Escuela Nocturna Popular y a la Cruz Roja. 2 p.m. Comicio público en la Plaza Muñoz Gamero." ( ).

 Relata a este respecto “El Magallanes”: La celebración de la Fiesta del Trabajo, sujeta al programa confeccionado al efecto por la Federación Obrera de Magallanes y por la Agrupación Socialista, ha sido este año una nota de cultura muy digna de hacerse constar.  Figuraban en su programa números eminentemente simpáticos, cuales son la visita a la cárcel y al Hospital, a la Escuela Nocturna Popular y la Cruz Roja, visitas que tienen, cada una por separado, su importancia especial: las primeras, que los obreros en este día, que es el suyo, han tenido muy presente el recuerdo de los que sufren; y las segundas, que los obreros de Magallanes saben apreciar el lo que vale la labor en que están empeñadas estas dos instituciones que de diversa manera van encaminadas a un mismo fin: ayudar a los que han menester de ayuda. Los obreros, al hacer estas visitas y al hacer los obsequios que hicieron, han debido sentir la más profunda satisfacción.” ( )

A media tarde, los obreros con sus banderas y estandartes se congregaron en la Plaza Muñoz Gamero donde hicieron uso de la palabra los dirigentes de la Federación Juan Castro, Concha, García y Alfonso Peutat, y los oradores de la Agrupación Socialista, Ramón Fariña, Román Cifuentes y el dirigente argentino y socialista doctor José A. Mouchet, quién había viajado invitado expresamente desde Buenos Aires. 

Algunos de los discursos allí pronunciados, fueron reseñados al día siguiente por “El Magallanes”, en el que leemos: “Abrió el cmicio el señor Castro quién en un bien meditado discurso puso de relieve la situación de los obreros de Magallanes, estudió los factgores que la peroducen y los factores que han de contribuir a mejorarla.  Usó de la palabra después el señor Concha que hizo un recordaris de los sucesos de Chicago y los posteriores que dieron como resultado la consagración del 1° de mayo para la celebración de la fiesta del Trabajo. Le siguió en el uso de la palabra el señor García a nombre del Gremio de los carreros pidiendo una legislación que ponga al obrero y a su familia al amparo contra los accidentes y la miseria...Los asistentes al Comicio quedaron invitados para asistir en la noche a una conferencia que dictaría el señor Mouchet en el salón de la Sociedad Cosmopolita de Socorros Mutuos.”

Las conclusiones acordadas en el mitin y remitidas a la autoridad presidencial exigían "la dictación de una legislación obrera sobre salarios; una ley sobre accidentes del trabajo; una ley que declare legal las 8 horas de trabajo, (que establezca) reglamentación de las horas de trabajo para las  mujeres y los niños, y fijación del nínimum del salario y el máximum de horas de trabajo para los adultos; la separación de la Iglesia del Estado y representación parlamentaria para Magallanes". ( ).

El doctor Mouchet publicó más tarde varios artículos en el diario obrero "La Vanguardia" de Buenos Aires acerca de la Federación Obrera de Magallanes.  Es de observar aquí la amplitud política y social de las demandas que la Federación Obrera hacía en 1916. 
Conceptos tales como la "jornada de 8 horas", la limitación y necesidad de "control sobre el trabajo femenino e infantil", y la idea de ir hacia una "legislación del trabajo", estaban extendidos ya entre los trabajadores magallánicos por aquel entonces.

En la noche del 1° de mayo, el dr. Mouchet dictó una conferencia en el salón de la Sociedad Cosmopolita de Socorros Mutuos, con una “enorme concurrencia” como anota “El Magallanes”.  Su conferencia “...fue una exposición de las aspiraciones de los actuales socialistas.  Anotó los acontecimientos que han dado germen a ese ideal y los medios con que se le  puede llevar a la realidad. En síntesis estos medios son el mejoramiento moral e intelectual de las clases obreras, que de ello ha de nacer obligadamente, el mejoramiento social y económico. La conferencia de anoche fue el último número del programa confeccionado para la celebración de la Fiesta del Trabajo en Punta Arenas...” ( )


Por su parte, las tradicionales conmemoraciones con motivo del 1° de Mayo, repitieron algunas de las manifestaciones acostumbradas desde principios del siglo, en especial el acto público en la plaza principal de la ciudad y el memorial presentado a la autoridad, como lo relata brevemente "El Magallanes" de ese día:


"La Fiesta del Trabajo
Comicio público


"Con ocasión de celebrarse ayer la Fiesta del Trabajo, la Federación Obrera realizó un comicio público a las 2 p.m. en la Plaza Muñoz Gamero.

En este acto hicieron uso de la palabra varios oradores.

Concluído el comicio una comisión obrera llevó al señor Gobernador del Territorio las conclusiones que se acordaron en esta manifestación."

 

ASALTO E INCENDIO EN LA FEDERACION OBRERA DE MAGALLANES - 1920

 

 

Los sucesos del 27 de julio de 1920, constituyen una fecha importante en la historia obrera y sindical en Magallanes.  Han sido recordados e historiados muy frecuentemente, siendo la versión histórica más completa hasta ahora presentada, la que hace el historiador Carlos Vega Delgado.

Junto con una lectura explicativa, aquí se presenta una secuencia cronológica de los hechos realmente ocurridos, a la luz de la información histórica actualmente disponible, aportando algunos nuevos antecedentes.   La historia inmediata comienza a lo menos cuatro días antes.

 

Viernes 23 de julio

 

 En una reunión efectuada en el elegante Club “Magallanes”, y respondiendo a numerosas insinuaciones propuestas en el periódico “El Comercio”, la Liga Patriótica de Magallanes acordó nombrar su nueva directiva, la que quedó constituída con lo más granado de la burguesía local: Mariano Edwards, Temístocles Urrutia Semir, Juan Secul y Manuel Zorrilla; y como Directores Nibaldo Sanhueza, Roberto Ewing, Luis Valencia Courbis, Agustín Dagnino, José M. Montalba, José María Barceló Lira, Carlos Sanguesa, Eduardo Poblete, Luis E. Zelada, Paulino Romero, Julio Munizaga Ossandón, Guillermo Wells, Ferrada Alexandre, Mateo Paravich, Jorge Ihnen, Carlos Willumsen, Julio Romero y Miguel Barrientos Ch. ( )

 La directiva convocó para el domingo 25 a un comicio “patriótico”.

 En la noche de este día, se produjo un amago de incendio en el local de la Panadería Obrera, dependiente de la Federación.  Notable es el hecho que a este principio de incendio concurrieron rápidamente las compañías de Bomberos y extinguieron de inmediato el fuego, sin que encontraran obstáculo alguno para su labor. Escribía “El Magallanes” al respecto: “Amago de incendio. Ayer poco después de las 6 de la tarde las distintas bocinas y campanas de la ciudad daban la voz de alarma por haberse producido un incendio en el edificio ocupado por la panadería de la Federación Obrera, en calle Peruana N° 1543. Acudieron al sitio del siniestro desde los primeros momentos todas las compañías de Bomberos...la Cruz Roja Chilena, tropa de policía y de la sección de Seguridad y un considerable número de expectadores...”

Hacemos referencia en este relato al incendio de la Panadería de la Federación Obrera, porque en su desarrollo se observa la premura y rapida eficacia de los bomberos en el extinción del siniestro, premura que contrastaría cuatro días más tarde con el incendio de la sede misma de la Federación Obrera de Magallanes.

 Este mismo día viernes 23, “El Magallanes” daba cuenta de un telegrama recibido acerca del asalto perpetrado contra la Federación de Estudiantes de Chile en Santiago: “Ayer un grupo de exaltados disgustados por los acuerdos que la Federación de Estudiantes ha tomado respecto de los sucesos que se desarrollan, asaltó el edificio del Club de la calle Ahumada, destruyendo a golpes todo el menaje y arrojando los muebles por las ventanas de la calle...” ( )  Y agregaba en otro telegrama sobre el mismo tópico: “...A consecuencia del saqueo de la Federación de estudiantes se han producido manifestaciones callejeras de carácter odioso...” 

 

Sábado 24 de julio

 

 La Liga Patriótica de Magallanes hizo circular hoy una convocatoria para el domingo 25 de julio en la tarde, a un "mitin patriótico" a fin de expresar el respaldo de la ciudadanía a las medidas adoptadas por el gobierno del Presidente Juan Luis Sanfuentes, ante un supuesto riesgo de conflicto con el Perú.  La prensa local dio cuenta de esta invitación, señalando que se había invitado a "...todas las corporaciones de la localidad, colegios fiscales, municipales y particulares, asociaciones deportivas, sociedades extranjeras, gremios obreros, Cuerpo de Bomberos, Cruz Roja chilena, Brigada de Scouts, etc."

 La invitación  al “mitin patriótico” llegó a la Federación Obrera en las últimas horas de la tarde del sábado 24, cuando ya están programados el mitin de la Liga y la reunión semanal de los domingos en la sede obrera, a una hora coincidente.

 No habiendo tenido tiempo de reunirse el Directorio de la Federación para decidir en torno a esta invitación, ésta no se pronunció ni a favor ni en contra del proyectado mitin.

 El diario “El Magallanes” sin embargo, expresaba en su página editorial de hoy, una velada crítica a la retórica patriótica que parecía apoderarse de ciertos círculos sociales en Magallanes, expresando: “¡Hasta cuando!.... pero no es con ese presunto patriotismo, con ese patriotismo de pacotilla que consiste en vociferar y hacer protestas públicas de ese sentimiento, como se propende al engrandecimiento y afianzamiento del prestigio de la Patria...” ( ).  Y además, mencionaba en términos críticos su crítica a algunas actividades públicas del Destacamento Magallanes, en los siguientes términos: “Ejercicios militares en la vía pública.  Interrupción del tráfico público. Muchas veces hemos llamado la atención al hecho de que la tropa del Batallón Magallanes se sitúa para llevar a cabo sus ejercicios militares, en sitios por demás inadecuados para el caso...” ( )

 Esa misma tarde circuló por la ciudad, un panfleto anónimo dirigido "Al hermano soldado" y firmado por un desconocido "Comité Revolucionario", dirigido a llamar la conciencia de los soldados, en cuanto a que ellos son hijos del pueblo. ¿Era este volante auténtico, o se trataba de una provocación para deslegitimar a la Federación Obrera?

 En “El Magallanes” de este día se anunciaba que el Teatro Regeneración (de la Federación Obrera), anunciaba las películas que allí se presentarían en las sesiones de cine del sábado y domingo.

 Y finalmente, cabe anotar que el día domingo 25 de julio, se efectuaban en el Territorio de Magallanes las elecciones presidenciales.  Anunciaba “El Magallanes” de este sábado: “...mañana a las 10 a.m. se reunirán en la sala municipal de las cabeceras de provincia, los electores de Presidente de la República, elegidos por votación popular el 25 del mes pasado...” ( )


Domingo 25 de julio

 

A las 14.30 horas de la tarde del domingo 25, como estaba programado, se efectuó en la Plaza de Armas de la ciudad el mitin convocado por la Liga Patriótica, al cual asistieron aproximadamente unas 600 a 700 personas. Concurrieron las autoridades civiles, militares y navales del Territorio, las bandas del Batallón Magallanes y del Colegio Salesiano San José, alumnos y profesores de los establecimientos fiscales y municipales, empleados públicos, particulares y  municipales, e integrantes de la Sociedad de Veteranos del 79.  Todas las instituciones llevaron sus estandartes.

 Según “El Magallanes” del lunes 26 de julio, “...se organizó la manifestación en la calle Bories esquina de avenida Colón, desde donde se dirigió a la Plaza Muñoz Gamero, que la rodeó una vez al compás de alegres marchas.  Momentos más tarde el Presidente de la Liga, Alcalde señor Mariano Edwards, abrió el comicio, ofreciendo la palabra al abogado don Temístocles Urrutia Semir.” ( )

 En el discurso pronunciado por Urrutia a nombre de la Liga Patriótica de Magallanes, se trató de fortalecer el espíritu patriótico y nacionalista.  Dijo el orador: “Los hijos de Chile, los pueblos de Chile, quieren que exista la patria chilena, grande, heroica, íntegra i soberana como siempre.  Ejerciendo este derecho a la vida independiente i noble, nos hemos reunido hoy para hacer pública esta voluntad de existir, para formular en conclusiones escritas nuestras esperanzas, nuestras aspiraciones, nuestros deseos, que llevados por el correo, el alambre i la chispa eléctrica, se unan a los idénticos votos que ya han expresado nuestros hermanos del resto del país i que transmitidos oficialmente al Gobierno de la República por intermedio del Gobernador del Territorio, cuente el Estado con la adhesión unánime a su política de previsora defensa nacional de todos los que hemos tenido la dicha de nacer al oeste de los Andes...”

 Y agregaba: “Hemos venido aquí, citados por la Liga Patriótica de Magallanes, para adherir nuestros sentimientos a los de los demás chilenos, de nuestros padres, de nuestros hermanos i nuestros parientes; nuestros amigos i nuestros enemigos; nuestros correlijionarios i nuestros adversarios en política i en tendencias, de los cuales de todos la distancia nos aisla, pero a que todos une el sacrosanto amor a la Patria.  Hemos venido aquí obedeciendo a un sentimiento espontáneo, no porque creamos en un peligro inminente de guerra, sino porque a la vez que obedecer al sentir del corazón, también la reflexión previsora nos encamina a producir momentos de unión...” ( )

 Dentro del mismo tono conciliador, el orador de la Liga Patriótica agregó: “...i aunque en Magallanes no hai luchas políticas, queremos cooperar a las manifestaciones que se han hecho en todos los ámbitos de la República, para probar que en Chile no hai divisiones apreciables de partidos ni de clases cuando se trata de prepararse para una probable provocación que ponga en peligro la integridad del territorio o a prueba la honra de la Patria.”

 Refiriéndose a los recientes sucesos del asalto a la sede de la Federación de Estudiantes de Chile en Santiago, el orador expresó: “No señores.  En las Universidades de Chile deben estudiarse, deben discutirse, deben analizarse todas las ideas, como deben aprenderse todas las letras, todas las artes, todas las ciencias, pero nunca deben ser la cuna de espíritus turbulentos, de revolucionarios o reaccionarios callejeros, de demoledores que a brincos i en desenfreno apocalíptico quieren destruir el orden social, i que de un golpe, i sin poder reemplazarlo siquiera remotamente por otro sentimiento noble, pretenden eliminar del alma nacional el grande i desinteresado sentimiento del patriotismo.”  ( )  Y asociando el tema de dichos incidentes con la demanda de reformas, agregaba: “Creo en las reformas, como el fanático cree en sus autos de fé, pero tengo la firme convicción de que no son reformas honradas, útiles ni duraderas sino aquellas que se realizan dentro de la legalidad... respetando el derecho de los demás, no con violencias, no por las armas, no en medio de las calles i sobre las barricadas, sino por procedimientos jurídicos i ante aquellas autoridades en todos los pueblos cultos de distribuir i realizar la justicia.” ( )

 Y cerró su arenga con la siguiente proclamación: “...si por desgracia suena el clarín guerrero, los continuadores de la obra de los héroes, en nuestras instituciones armadas i los continuadores de la obra de nuestros organizadores i grandes hombres, en nuestras instituciones civiles, cumplan con su deber i que premiados por el triunfo, la República, sin haberse sustraído a la evolución ordenada de la vida, constituya una Patria más grande aún, cuya frente inmaculada sea digna del beso de la aureola de inmortalidad de los que fueron grandes i buenos chilenos.” ( )

 Los siguientes oradores fueron “...los señores Luis Valencia Courbis, Guillermo Wells, doctor Ferrada y Bernardo Chacón, quienes en patrióticos discursos demostraron la adhesión de los habitantes de Magallanes hacia los actos del gobierno.” ( ).  A continuación cerró el acto el Presidente de la Liga, Mariano Edwards, y el público asistente marchó hacia el edificio de la Gobernación, en cuyo balcón apareció el Gobernador Alfonso Bulnes Calvo, para dirigirles una breve arenga e informarles que daría cuenta a Santiago de los resultados del mitin.  Según “El Magallanes” ya citado, los manifestantes corearon el himno nacional y el himno de Yungay, “...disolviéndose allí mismo el comicio.”  Pero en realidad, el mitin no acabó así...

 Mientras esto sucedía en la Plaza Muñoz Gamero, a partir de las 14.00 horas se efectuaba la tradicional reunión dominical en la Federación en su sede de calle Errázuriz, con números artísticos y con una amplia presencia de obreros con sus esposas e hijos.  La sala de la Federación estaba repleta de público: “al salón de actos de la Federación, situado en la calle Errázuriz entre las calles Talca y Libertad, concurrieron los obreros casi en su totalidad acompañados de sus mujeres e hijos.” ( )

Como consecuencia del tenso clima de rumores previo a los hechos que circulaban a lo menos tres días antes de los hechos, aproximadamente unos 15 a 20 socios de la F.O.M. se instalaron ese domingo en la sede de calle Errázuriz N° 452, para protegerla de posibles asaltos.

Al término del mitin de la Liga Patriótica, un grupo de aproximadamente unos 400 a 500 manifestantes, entre los cuales se distinguía a varios militares vestidos de civil muy exaltados y profiriendo gritos e insultos, subieron por calle Errázuriz para manifestarse frente a la sede obrera, en un claro acto de provocación.  Después, el grupo de manifestantes siguió hacia calle Waldo Seguel, pasando frente al local de “El Magallanes”. Allí, en un gesto agresivo y de provocación, el teniente Cristi, que formaba parte de la manifestación, golpeó con la empuñadura de su revólver  de servicio la placa metálica del diario en la fachada. Relata Marcolín Piado al respecto: “...entre los manifestantes exaltados apodados de ‘patriotas’ se veían numerosos empleados públicos, autoridades civiles y militares, que a voz en cuello gritaban rabiosamente.  Al enfrentar la casa de la Federación, los ‘patriotas’ se desataron en improperios contra ella.  Los dislates salieron a granel de todas las bocas ‘patriotas’ Y era de oir quién gritaba ‘muera la Federación’, quién afónicamente ‘abajo los rotos, los asesinos de Covarrubias’, quién sin conocimiento, ebrio de alcohol ‘hay que castigar a los traidores de la patria.” ( )

Un testigo presencial de los hechos, Juan Aguilar Collao, relata que: “el dia domingo 25 de julio de 1920, las guardias blancas llamaron a un comicio ‘para defender la Patria’.  Muy poca gente asistió y para más mala suerte de los organizadores, ese día nevó.  Ese domingo, a la misma hora, había una velada artística en el local sindical.  Cuando vieron que tenían poca gente, acordaron desfilar frente al local para agredir y provocar..” ( )

Cuando éstos pasaron frente a la Federación, Jorge Olea y los dirigentes que lo acompañaban, se limitaron a cerrar las puertas para evitar incidentes, mientras afuera se situaban dos policías (uno a caballo y otro a pie) en condición de guardia para proteger la casa.

  Como un hecho premonitorio, esa noche del 25 de julio fue asaltada por desconocidos la imprenta de "El Magallanes" a cargo de Gregorio Iriarte (directivo de la Federación Obrera y a quién también golpearon), para intentar destruirla.

El testimonio del obrero Custodio Vilches relata que se sabía en la ciudad que en el “Club Magallanes” se habrían reunido ciertas autoridades locales, a fin de adoptar una decisión frente a la Federación Obrera. El rumor corría en boca de los dirigentes de la Federación proveniente de algún empleado o mozo del Club, anunciando la inminencia de un ataque.

En la reunión habida en la noche en la Federación después del acto artístico, se acordó que se formaría un grupo de federados para resguardar la casa y de este modo, algunos obreros y dirigentes pernoctaron en la sede (unos setenta obreros, según el relato de Marcolín Piado), en calidad de guardia nocturna y funcionando por turnos, para mejor protegerla.

 

Lunes 26 de julio

 

 El lunes 26 de julio amaneció tranquilo y fue una jornada fría y nublada.

 El periódico “El Magallanes” de hoy, aparece la siguiente información acerca de la manifestación realizada el domingo 25: “Ayer, después de disuelta la manifestación patriótica, ( ) como obedeciendo a una consigna, empezó a formarse un pequeño grupo que luego siguió por la calle Errázuriz hasta la altura de la Avenida Libertad, cuyo recorrido hizo dos o tres veces, vivando a Chile y mezclando entre sus vivas algunas palabras ofensivas para los obreros que a esa hora celebraban una reunión en su local. Desde allí los manifestantes se dirigieron a esta imprenta y al enfrentar a ella lanzaron varios “muera El Magallanes” ( ) Entre estos manifestantes pudimos ver a los tenientes Guerrati y Robinson, empleados municipales y algunos otros jóvenes empleados en las casas comerciales."   Recordemos que la Sociedad de Empleados de Comercio de Magallanes había sido creada en 1911 y nunca quizo aliarse ni relacionarse con la Federación Obrera mientras se planteaban las demandas y luchas obreras.

 Y con respecto a los hechos de Santiago, que afectaban a la Federación de Estudiantes, “El Magallanes” daba cuenta de telegramas de Santiago que informaban que “...el Gobierno ha mandado disolver la Federación de Estudiantes...Se ha decretado la prisión de los directivos de la Federación de Estudiantes.  Con este motivo existe gran excitación entre los elementos obreros.” ( )

 Se comentaba entre los federados y los dirigentes, que el temido ataque -del cual habían corrido tantos rumores, incluso procedentes de algún empleado de servicio del propio Club "Magallanes"- no había sucedido, mientras la prensa traía la noticia del asalto a la sede la Federación de Estudiantes de Chile en Santiago...

 Los dirigentes resolvieron reducir el número de voluntarios para la vigilancia nocturna, por lo que pernoctaron en la Federación unos 20 a 30 asociados (una guardia provista de algunos revólveres), según la versión del obrero Melitón Ojeda, testigo de los hechos.

 El obrero federado Pascual Guerrero, entrevistado por el autor en 1985 relataba así sobre los sucesos del día 26 de julio: “...en el día anterior no hubo nada, solo reuniones donde se juntaron para ponerse de acuerdo quién se quedaba de guardia en la noche y parece que se quedaron como unos 15 ó 20 adentro...  Ese día yo me retiré algo después de las 10 de la noche de la Federación...” ( )

 En julio de 1920, los dirigentes en ejercicio de la Federación Obrera de Magallanes eran los siguientes: Jorge Olea Cerda, Secretario General; Ulises Gallardo, Secretario de Actas y Correspondencia; Leopoldo Urquiza, Tesorero; y como Directores, Custodio Vilches Cifuentes, Fortunato Guirú Ortega, Melitón Ojeda, Pedro Echegoyen y Juan Maldonado.

 

Martes 27 de julio

 

La noche estaba fría y levemente lluviosa.   El termómetro del Observatorio de los padres Salesianos, marcaba 2.5 grados sobre cero.   Hacia las 2 de la madrugada del día 27, los federados que montaban guardia dentro de la casona escucharon ruidos y rápidos desplazamientos de individuos en el pasillo lateral y en la vereda de calle Errázuriz.  Los efectivos militares y policiales se fueron apostando hasta rodear la fachada y los accesos a la calle Errázuriz entre Armando Sanhueza y Av. España.

En el asalto a la sede de la Federación Obrera, actuaron combinadamente efectivos militares del Batallón "Magallanes", de Carabineros, de Investigaciones e individuos de civil de las llamadas "Guardias Blancas", pertenecientes a la Liga Patriótica.  Su santo y seña era "Chile-Patria".  El oficial Aníbal Parada montado a caballo, Mayor y Prefecto de la Policía dirigía toda la acción. 

Era una noche de lunes lluviosa y fría y hacia las 3 de la madrugada, los asaltantes abrieron fuego con fusiles (durante una hora aproximadamente) y posteriormente, procedieron a romper la puerta de entrada (con combos mandados a fabricar ex-profeso a la Maestranza naval),  asaltaron la casona y le prendieron fuego, lanzando bencina desde el exterior del edificio de madera y volcando el calentador del salón interior. 

Algunos de los federados respondieron a los disparos desde el interior,  de lo que resultó la muerte del Guardián 3° Octavio Mardones de la Policía Fiscal, según el relato en carta de Gregorio Iriarte y de acuerdo a la propia Hoja de "Resúmen Jeneral de Fuerza" de la Policía, de agosto de 1920. ( ) Una parte de los federados murieron en la acción, por efecto de los balazos y los sablazos que recibieron, otros  tres murieron quemados, quedando sus cadáveres irreconocibles y otros finalmente, alcanzaron a huir heridos a través de los patios de las casas vecinas. 

Los asaltantes rompieron a combos la imprenta del diario "El Trabajo", que se encontraba al interior del recinto.

Relata el obrero Pascual Guerrero: “...ellos rodearon toda la manzana con los militares del Batallón Magallanes y después asaltaron la casa...ellos entraron y balearon a todos los que estaban adentro de la Federación y me contaba uno de los obreros golpeados, que los asaltantes corrían como locos dentro de la casa dando gritos desaforados y a sablazos golpeando a todo el que encontraban y uno andaba incluso con un hacha corriendo hachazos a los federados...Algunos  obreros estaban medio vivos entonces cuando ellos rociaron la casa con kerosene y le prendieron fuego, porque se prendió como papel...”

Simultáneo al asalto e incendio de la Federación, hacia las 02.30 hs. de la madrugada se produjo el asalto del diario "El Socialista", cuyo administrador fue sacado de su hogar y conducido por desconocidos embozados hacia los talleres de la imprenta, la que también fue destruída e incendiada.

El ataque incendiario y a tiros debió durar a lo menos dos o tres horas, y los asaltantes dispusieron de plena libertad de acción, hasta la llegada de los bomberos.  Algunos de los federados que se encontraban en el interior de la casa lograron huir por los cercos y patios de las viviendas vecinas.  Ciertas familias del vecindario ofrecieron su anónima y solidaria colaboración y ayuda a los heridos que lograban huir.  En medio del fuego, explotó el estanque de combustible del motor de la imprenta. La versión de los federados sobrevivientes indicaba que esa explosión se originó en el motor de la imprenta, mientras que en la versión oficial habrían sido sustancias explosivas guardadas en el entretecho de la casona.

   Ante la falta de agua en el sector (extraña circunstancia que notaron los bomberos y que refleja también la organización y premeditación del ataque), las dos casas colindantes por Errázuriz también sufrieron daños.

En toda la ciudad se escuchaban los nutridos disparos de fusil que se hicieron contra la casa, lo que ocasionó el natural temor del vecindario.

Un grupo de efectivos armados -ubicados en las calles Errázuriz y Talca (hoy Armando Sanhueza)-  impidieron la labor de los bomberos, a fin de asegurarse la destrucción de la sede.  Ante la firme actitud de los “señores del fuego”, uno de cuyos comandantes llegó a amenazar con dispararse un tiro de revólver en el acto, los asaltantes y quienes los protegían, permitieron la instalación de las mangueras, pero se encontraron con una casona completamente en llamas y destruida.

Relata este detalle Pascual Guerrero: “las bocacalles estaban cerradas, entonces llegó el capitán de los bomberos y le gritó al jefe de policía que ‘si no me dejan pasar a las bombas, aquí mismo saco mi pistola y me mando un tiro’...entonces lo dejaron pasar, pero resulta que habían cortado el agua de los grifos, mientras tanto todo el edificio ya estaba en llamas...”

Veamos el desempeño de los bomberos en este siniestro intencional.

El parte (hasta ahora inédito) de la 5° Compañía de Bomberos "Pompe France" dice textualmente y en un lenguaje lacónico, lo siguiente: "27/7/20.  A las 3.20 a.m. se daba la alarma de incendio, que había estallado en el edificio ocupado por el Teatro Regeneración y la Federación Obrera, calle Errázuriz entre Avenida Libertad y calle Talca.  Esta Compañía acudió al lugar del incendio, armando la columna en la esquina Chiloé y Errázuriz, destendiendo una sola línea de seis tiras con gemelos y dos tiras una de cada lado.  La Primera Compañía conectó una línea de mangueras al otro lado de esta columna.  A las 8 a.m. se ordenaba recoger el material, hora á la que esta Compañía se retiró al Cuartel. Asistieron seis Oficiales, cinco voluntarios y un abanderado.  Al recogerse el material faltó un farol que se supone llevaría otra Cía.  No hay novedad. E. Detaille."

A su vez, el parte (también hasta ahora inédito) de la Segunda Compañía de Bomberos, entra en mayores detalles y dice textualmente: "Martes 27. Hoy a las 3 de la madrugada se produjo un gran incendio en el local ocupado por la Federación Obrera, también se quemaron dos casas más, una de J.M. Villegas y J. Barassi.- La propagación del fuego fué enorme debido a la falta de agua, pues este elemento llegó cuando el fuego se había estendido a los edificios contiguos.  De los escombros aparecieron varios cadáveres.  Asistieron a este servicio los siguientes: Director, Teniente 1°, Teniente 2°, Secretario, Ayudante, Ayudante Jeneral, Aros, Palma, Gajardo, Olivares, Bravo, Arce, Herrera, Luis Mercado, Julio Sepúlveda, Pedro Sepúlveda, J. Santos, Infante, R. Ojeda,  J. Alarcón, N. Sanhueza, Ramírez, Brand, Dadas. (Firmado) A. Ojeda. P.D.: Varios voluntarios fueron atropellados por la autoridad."  

Quién firma el parte de la 2° Compañía es el Teniente 1° Armando Ojeda.  En el texto original del parte bomberil, las frases "De los escombros aparecieron varios cadáveres" y "PD.: Varios voluntarios fueron atropellados por la autoridad", fueron escritas con pluma y tinta por una persona distinta del Teniente Armando Ojeda, pero pone en evidencia la intervención y complicidad de las autoridades militares y gubernamentales en los hechos relatados.

El testimonio posterior de Ulises Gallardo, citado más arriba, agrega además un hecho desconocido: “La biblioteca, los talleres tipográficos, el teatro obrero y demás instalaciones levantadas con el esfuerzo y entusiasmo de cada uno de los componentes de la Federación, quedaron reducidas a cenizas en breves momentos, junto a numerosos cadáveres que, en su mayor parte, no pudieron ser identificados.  Para hacer imposible todo intento de salvación, los atacantes tendieron cables eléctricos alrededor del edificio, mientras otros grupos de ‘Guardias Blancas’ se distribuían por la ciudad sacando de sus hogares a los dirigentes y obreros sindicados de subversivos y agrediendo a los que se atrevían a transitar a esa hora sin conocer la consigna dispuesta de ‘Chile-Patria.”

 Desde la madrugada y al despuntar el día, la noticia corrió de boca en boca por toda la ciudad.

 Esa mañana, el joven obrero Pascual Guerrero se despertó temprano para ir a su trabajo y bajando por calle Errázuriz vio impresionado los efectos del asalto e incendio: “...pasé caminando como a las 6 y media, porque a las 7 tenía que entrar al trabajo. Cuando pasé por el frente, no había quedado ningún palo parado, nada, todo estaba quemado y humeando y algunos guardias montados se paseaban por la vereda y la calle, para que nadie se acerque...” ( )

 El profesor Luis Alberto Barrera también, también fue testigo presencial de los hechos, ya que residía a dos cuadras y media de la sede de la Federación, y en su relato explica que “...sería alrededor de las tres de la mañana cuando desperté al ruido de unos disparos...  por la calle Rancagua desemboqué en la de Errázuriz y pude ver que en la esquina de ésta con Chiloé había varios individuos con ponchos como los del Ejército al parecer...que un poco más arriba de esa esquina se disparaba  desde la calle contra el edificio de la Federación y desde un poco más debajo de la esquina de Libertad se veían fogonazos de disparos.  Los disparos eran de rifle o carabina Mauser.  He hecho mi servicio militar y conozco por el ruido de los tiros la clase de armas.  Los disparos eran ya sueltos, ya en forma de descargas cerradas...serían como las tres y media cuando noté el reflejo del incendio.  Desde una ventana de mi casa se veía cómo tomaba cuerpo rápidamente.  Mientras tanto seguían los disparos...” ( )

 En la mañana, la ciudad de Punta Arenas amaneció sobrecogida por el impacto de los hechos y bajo el estado de sitio y censura de prensa, decretado por el Gobernador Alfonso Bulnes Calvo. Los restos humeantes de la casona incendiada en calle Errázuriz, eran observados desde lejos por los atemorizados transeúntes. Las patrullas policiales montadas y a pie, recorrían las calles evitando toda reunión de dos o más personas, mientras otras unidades uniformadas y de la Sección de Seguridad allanaban casas buscando a otros dirigentes u obreros ligados a la dirigencia de la Federación Obrera.

 La noche del 27, los obreros del Gremio de Mineros se reunieron en forma secreta en el domicilio del federado Ulises Gallardo y acordaron efectuar un paro en protesta por los sucesos de la madrugada en la Federación Obrera.

 

Miércoles 28 de julio

 

 En la mañana del miércoles, los dirigentes del Gremio de Mineros comunicaron a los patrones de las empresas mineras su decisión de paralización en solidaridad y protesta por los hechos del 27, y los obreros regresaron de inmediato desde las minas a la ciudad.

En los siguientes días, la policía efectuó allanamientos de domicilios de Federados deteniendo a varios obreros entre ellos a Melitón Ojeda Eujenio, según el relato de Marcolín Piado.  También se practicó un allanamiento en el Hotel "Toscano" de Gerardo Alvarez en el centro de la ciudad, como aparece en la resolución alcaldicia reseñada más adelante.

El Gobernador del Territorio estableció el estado de sitio en la ciudad (incluyendo la prohibición de reunirse más de dos personas en las calles), y ejerció presiones diversas sobre los medios de prensa para silenciar o presentar versiones de los hechos que no resultaran contrarias a su delicada posición.  De hecho, se estableció una casi completa censura de prensa y se suspendieron las sesiones de la Junta de Alcaldes.  El testimonio del federado don Pascual Guerrero expresa que "...de los restos de los obreros muertos, algunos encontraron sus esqueletos quemados y en otros sólo se encontraron los estómagos, antes de llevarlos al cementerio".

Hoy 28 de julio el único periódico que publicó una versión de estos hechos fue “The Magellan Times”, cuyo relato es el siguiente: “El martes en la mañana un poco antes de las tres, toda la ciudad fue alarmada por disparos de rifles en la calle Errázuriz.  Esto continuó en diversos tiroteos por una hora y media, cuando el edificio de la Federación Obrera fue visto en llamas. El fuego rápidamente se expandió y al momento que la alarma de incendio fue dada, una media hora más tarde, el vecindario completo aparecía iluminado como si fuera un día asoleado. Los daños dieron fueron cuantiosos y resultaron en la completa destrucción de las salas de la Federación, el cinematógrafo, la sala de imprenta y otras tres casas contiguas.  De las explosiones escuchadas hacia el fin del incendio, resulta que un gran número de bombas estaban almacenadas en las instalaciones, para un propósito que los líderes de los trabajadores conocen mejor, y también se ha establecido que una gran cantidad de armas de fuego y municiones fueron encontradas, lo que daba a ese lugar más el aspecto de un club revolucionario que de una federación de obreros. Resulta que un gran número de individuos enmascarados atacaron las instalaciones de la Federación Obrera con la idea de destruir la imprenta de dicho establecimiento en respuesta a sus artículos anti-patrióticos y anarquistas recientemente publicados en su periódico bi-semanal ‘El Trabajo’. ( )   Los trabajadores que estaban probablemente esperando el ataque, tenían una bien armada guardia de unos veinte hombres preparados para repeler el ataque, y la resistencia fue tan desesperada que solo fue reducida cuando el edificio se desplomó en llamas.  Durante el tiroteo se piensa que varias vidas se han perdido y un gran número de personas resultaron heridas.  Como el incendio ocurrió a una hora inusual, es probable que la alarma haya sido dada tardíamente, por la llegada tardía de las brigadas de bomberos a la escena y porque cuando intentaron apagarlo, encontraron el agua cortada, como ha sido costumbre desde algunas noches anteriores.  Tres cuerpos carbonizados fueron recuperados desde las ruinas, uno de los cuales fue identificado como Juan Henríquez de nacionalidad española, los otros dos así como el cuerpo de otro hombre que había sido baleado, no han podido ser identificados.  No se ha descubierto quiénes o cuántos fueron heridos, pero la siguiente es una lista de aquellos atendidos en la Cruz Roja: José Sabral, Francisco López Hernandez, Francisco Triviño, Aurelio Mirelli, Armando Uveda, Abraham Bustamante, Fortunato Guirú, José Latorre, Julio Concha, Pedro Pacheco, Emilio Limacher (bombero), Rosindo Alvarez y dos más cuyos nombres no se conocen. Temprano en la madrugada un ataque fue realizado en la imprenta de ‘El Socialista’, que es también publicado bisemanalmente, y las maquinarias e instalaciones fueron destruidas.  La mañana siguiente fue declarada una huelga general, pero una tentativa de mitin público de la parte de los huelguistas fue prevenida por la policía y patrullas de policía montada y carabineros, que actúan para evitar que cualquier manifestación pueda realizarse.  Durante la última noche fuertes patrullas armadas hasta los dientes, resguardan la ciudad de cualquier ataque que podría ser organizado por los trabajadores en represalia, aunque la mayoría de los líderes van a ser arrestados.  Todos los establecimientos industriales incluyendo las imprentas de periódicos fueron cerrados y lo mismo ha ocurrido hoy día con la excepción de nuestro propio establecimiento que parece haber sido pasado por alto.  Estamos bajo la impresión que las cosas se irán calmando de aquí a mañana o en dos días y que los trabajadores volverán a sus deberes.” ( )

De resultas de estos hechos, los obreros fallecidos y que figuran en el Registro respectivo del Cementerio de Punta Arenas, fueron: Juan Enríquez (español), Antonio Rodríguez, Maurilio Moreno, Sabino Villegas, Vicente Peña, Fortunato Guirú e Ismael Alonso.  El carrocero funerario Olegario Agüero Vera, relató en 1946 que "para el incendio de la Federación en Magallanes en 1920, en un solo día, llevó diez muertos al cementerio...", lo que no se correspondería con el número de muertos señalados en el Registro antes mencionado. ( )

A su vez, el Libro de Atenciones de la Cruz Roja de Punta Arenas de 1920, expresa que entre los federados heridos de distinta gravedad figuraban: José Sobral, Armando Ubeda, Francisco Triviño, Aurelio Mirelle, Francisco Lopez, Abraham Bahamondez, Pedro Pacheco, Pedro J. Latorre, Rosendo Alvarez, Melitón Ojeda, Emilio Limacher y otros seis obreros, todos ellos con heridas de diversa consideración originadas por sablazos, quemaduras o e incluso golpes con hachas.

 

Jueves 29 de julio

 

La empresa propietaria de la mina en huelga, notificó hoy a los obreros, mediante carteles adheridos en distintos lugares de la ciudad, que si no salían al trabajo ese mismo día, serían despedidos de sus trabajos al día siguiente.

El Gremio de Mineros se vuelve a reunir en la noche del 29 al 30 de julio, y acuerdan enviar una carta a la gerencia de la empresa Menéndez-Behety, en la que le comunican que: "En vista de la resolución tomada por la empresa, el Gremio de Mineros en asamblea celebrada hoy acordó no salir al trabajo mientras no se normalicen las faenas en la ciudad.  Agradeceremos altamente a esa gerencia no emplear la fuerza de policía para desalojarnos, porque lo haremos por nuestra propia voluntad, siempre que nos manden un carro por cada familia para trasladarnos a la ciudad."

El clima de temor permanecía y llenaba de rumores la ciudad.

 

Viernes 30 de julio

 

En la madrugada de este día fue asaltada la casa particular del obrero Ulises Gallardo Martínez, federado que ya era conocido por su activa participación en las actividades de la organización. Lo acusaban de prestar su casa para las reuniones de los obreros del Gremio de Mineros.

Los policías de civil buscaban a Jorge Olea (uno de los últimos dirigentes de la Federación) y a Leonidas Pereyra (integrante del Gremio de Mineros), no obteniendo más información de su paradero.

El  censurado periódico “El Magallanes” vuelto a aparecer el 2  de agosto de 1920, anunciaba un telegrama recibido desde Santiago, que expresaba sugestivamente: “Sábado 30.  Se han recibido noticias en esta capital de los lamentables sucesos ocurridos en Magallanes. Todos los diarios publican estas noticias.  En vista de la situación general, la Dirección aplica las facultades reglamentarias censurando los despachos.  Aun no se conoce el alcance de estas medidas.  Los corresponsales no saben cuales noticias les son cercenadas. Los diarios de esta capital publican los telegramas enviados por el Gobernador señor Bulnes acerca de los sucesos de Magallanes.” ( )

Mientras tanto, el clero local mantenía un absoluto silencio sobre el incendio.  No era en las parroquias donde los obreros perseguidos o sus familias iban a encontrar una mano solidaria...

De acuerdo con la información actualmente disponible, los representantes de la Iglesia Católica en el Territorio mantuvieron un absoluto silencio sobre los acontecimientos.  Relata al respecto el federado Pascual Guerrero: "No, como si no hubiese habido iglesia en Punta Arenas." Y refiriéndose a la recomendación de un sacerdote para que se presenten a las autoridades algunos federados buscados por la policía: "Como le dije hace un momento atrás, fue precisamente uno de los curas quién convenció a las madres para que metieran a los cinco muchachos a la cárcel, porque los muchachos no habían declarado. Esos muchachos eran obreros de campo, gente con muy pocos estudios. Los sacerdotes no hicieron absolutamente nada en aquel entonces por la Federación Obrera, absolutamente nada."

Esa misma mañana, un carro de transporte llegó a la mina en huelga con 21 agentes de policía, con una lista de 13 obreros buscados por sus actividades gremiales. 

Los obreros buscados huyeron hacia el monte cercano y se dispersaron.

Ulises Gallardo a su vez, es conducido en la madrugada del 31 de agosto a las orillas del Estrecho, por seis policías y tres oficiales militares, amordazado, atado de pies y manos y lanzado al mar.  Después de varias horas dramáticas de peligro en las frías aguas del Estrecho, se logró zafar de sus ataduras y se refugió en el hogar del obrero Leopoldo Rodríguez, donde recibió atención y precaria seguridad.    Algunos días más tarde, huyó fuera de Punta Arenas...pero regresó...

 Como se puede apreciar, los distintos actores que intervinieron en los hechos, adoptaron una postura diferente.  Incluso la propia redacción de los partes bomberiles refleja líneas de conducta y maneras de ver los hechos diferentes.

 Además, el relato de los hechos efectivamente sucedidos puede diferir de interpretación, según se sitúe el observador en la perspectiva de las víctimas o de los victimarios...tal como sucede respecto de la rebelión obrera de Puerto Natales.

Pero, evidentemente había un plan previo, un designio deliberado.

Una de las mejores demostraciones de que este hecho obedecía al resultado de un designio, de un propósito deliberado y preparado por las autoridades políticas y militares del Territorio (o por lo menos con su silenciosa aceptación), es que ninguno de los autores, cómplices o encubridores del asalto, masacre e incendio de la Federación Obrera fue investigado, juzgado ni sancionado.

En cambio, sí se realizó un proceso contra los obreros y dirigentes sobrevivientes, el que fue incoado ante el Juez del Territorio Carlos Orrego Forrest y a continuación en la Corte de Apelaciones de Valdivia.  La frase del parte de la Segunda Compañía de Bomberos, además, sobre la acción de la autoridad contra los bomberos, que asistían al siniestro, refleja indudablemente una connivencia e incluso una participación directa de algunas autoridades políticas y militares de Magallanes en los hechos.


Otras versiones
de los sucesos del 27 de julio


Por su parte, como se verá a continuación, la carta de Gregorio Iriarte incorpora nueva evidencia, acerca de las implicancias directas de militares y policías en el asalto e incendio, cuando dice refiriéndose a los heridos que "... uno de ellos es el estadístico de la policía; el teniente de ametralladoras Guerratti salió herido en una pierna. Se habla de que algunos cadáveres que corresponden a individuos de tropa del piquete de carabineros, han sido sepultados secretamente..."

Por ello, resulta interesante desde todo punto de vista histórico, incorporar aquí la versión de uno de los actores más relevantes e influyentes del período, el periodista Gregorio Iriarte, quién había dirigido por varios años el diario "El Trabajo" de la Federación Obrera y que hacia 1920 había logrado el cargo de director de "El Magallanes". 

En el contexto de temor, rumores y censura (que sólo logro romper parcialmente el periódico local en inglés "Magellan Times", como hemos visto), en el virtual estado de sitio que vivió Punta Arenas, y a pocas días de sucedido el asalto a la FOM., circularon varias versiones de los hechos, una de las cuales es la siguiente.

La siguiente carta redactada por Gregorio Iriarte Heredia, fue publicada sólo en 1968 en un "Suplemento Especial" del diario "El Magallanes", dedicado al 27 de Julio. Se desconocen su destinatario y las razones por las que no había sido publicada antes, pero aporta una visión de primera mano y bastante informada de los acontecimientos.

El mismo lunes 2 de agosto de 1920 en que está fechada esta carta de Gregorio Iriarte, el periódico “El Magallanes” reapareció, presentando la siguiente versión de los hechos: “Los sucesos del martes ultimo.  Siendo ya del dominio público los sucesos ocurridos el martes ultimo en la calle Errázuriz, limitaremos nuestra información a relatar solamente las generalidades de aquellos.  A las tres de la mañana del día indicado, hora en que se produjo un tiroteo, las bocinas y campanas dieron la alarma de incendio, indicándose bien pronto que el fuego había hecho su aparición en el edificio ocupado por la federación Obrera de Magallanes, el cual quedo deducido a escombros, como también los edificios colindantes de propiedad de los Señores Villegas y Barassi, ignorándose si estos tenían seguros. Acudieron al sitio amagado los bomberos cuyos servicios no fueron todo lo eficientes, debido a que el agua demoró un tanto en llegar. Removidos los escombros por policía, ésta recogió tres cadáveres completamente carbonizados, cuya identidad hasta ahora no ha sido posible determinar. También resulto muerto un empleado de la policía, el señor Mardones, quien, según se nos informa ha perecido victima de un balazo. Hay además algunos heridos. La policía de orden pasó inmediatamente el parte correspondiente al juzgado del crimen, instruyéndose en seguida el sumario de investigación del caso, habiéndose ordenado la detención de algunas personas que ya han dado las declaraciones y explicaciones solicitadas por el Señor Juez.” ( )

 A su vez, ese mismo día escribía Gregorio Iriarte a Santiago esta valiosa carta, con una versión mucho más completa y crítica de los acontecimientos sucedidos.  Obsérvese la notoria diferencia entre ambas versiones, lo que indica claramente que la noticia de “El Magallanes” no fue redactada por Iriarte, quién este mismo día 2 de agosto debió renunciar.  La siguiente carta, presumiblemente fue dirigida a algun parlamentario a la Camara de Diputados en Santiago.

"Punta Arenas, 2 de agosto de 1920.

Señor:
..................
Santiago.
Muy señor mío:

No me habría atrevido a escribirle si en estos momentos no estuviesen ocurriendo hechos extraordinarios en este pueblo. Tan extraordinarios son ellos, que toda garantía ha desaparecido y nadie se acuesta con la seguridad de que durante la noche no será asaltado en su propia casa. Pero para explicar este exordio es preciso que entre en pormenores:

Desde hace diez o doce días a esta parte los diarios locales empezaron a informar del movimiento revolucionario en Bolivia y las consecuencias que esa revuelta podía tener para la de Chile. Poco después las noticias hablaron de la movilización decretada por el Gobierno, y al hablar de esto lo hicieron en una forma tan exaltada que parecía que  la declaración de la guerra era cuestión de horas. “El Magallanes”, del cual soy director, llamó al terreno de la cordura diciendo que el peligro no era tan inminente como se anunciaba. Esto podrá leerlo Ud. en los ejemplares que le acompaño; pero este llamado a la cordura bastó para que se tachara al diario de antipatriota y se pretendiera asaltar la imprenta, como se lo explicaré más adelante.

El domingo 25 se llevó a cabo un comicio patriótico. Hablaron varios oradores y la manifestación se disolvió frente a la Gobernación. Disuelta ésta, un grupo de manifestantes se dirigió a la calle Errázuriz y frente a la Federación Obrera empezó a provocar a los obreros que en esos momentos celebraban una fiesta en su Teatro. Desde allí la manifestación se dirigió a “El Magallanes”, frente a cuyo local dio algunos ¡muera! A esta diario y pretendió violentar la puerta; la policía intervino y allí paró todo.

Al dia siguiente “El Magallanes” protestó del atropello de que quizo hacérsele víctima, como podrá verlo en el ejemplar correspondiente que le adjunto.

En las primeras horas de la mañana del martes 27 el pueblo fue despertado por un nutrido fuego de fusilería y tiros de pistolas y revólveres que duró cerca de tres cuarto de hora, terminando las descargas con el incendio del local de la Federación Obrera. Los primeros tiros se sintieron minutos después de las tres horas de la madrugada; el incendio empezó a las cuatro. Las bombas acudieron con la presteza acostumbrada; pero se encontraron con que no había agua. Al ver este contratiempo el comandante del Cuerpo de Bomberos en un rapto de desesperación exclamó: ¡o se me dá agua o soy capaz de pegarme un tiro! ; al mismo tiempo que sacaba un revólver. El Prefecto que se hallaba presente ordenó a su ayudante que fuera al teléfono más cercano y pidiera agua. A los pocos minutos se pudo dar agua, pero ya el edificio de la Federación era un montón de escombros y las casas vecinas se habían quemado completamente.

Simultáneamente con este tiroteo e incendio, fue asaltada la casa del administrador de “El Socialista”, Román Cifuentes.   Se le atacó a balazos, pero sin herirlo. Se le golpeó brutalmente a él y a su mujer, de cuyas resultas ésta tuvo un mal parto al día  siguiente. Cifuentes fue sacado de su casa y llevado a que mostrara a los asaltantes el taller del periódico, que está unas seis cuadras distante. Una vez en el taller rompieron a combo todas las máquinas, empastelaron los los tipos y prendieron fuego a la casa. Después de esto se retiraron. Los vecinos- gente pobre- se levantaron a apagar el incendio, lo que consiguieron después de algún esfuerzo. Se avisó de esto a la policía y ésta contestó que “la cosa no tenia importancia”.

En la casa de Cifuentes no quedó un solo vidrio bueno; las puertas fueron rotas a hachazos.

La versión oficial de esto sucesos es que la Federación se llevaba a cabo una orgía y que queriendo intervenir la policía fue recibida a balazos. No dice nada del asalto de la casa de Cifuentes ni de la destrucción de la imprenta de “El Socialista” y el incendio de la casa  y empastelamiento. La prensa ha tenido que decir lo que la Autoridad ha querido que diga. “El Magallanes” ha resistido dos días sin salir. Hoy he tenido que renunciar de la dirección de este diario para no decir mentira y no comprometer los intereses de la empresa.

Las declaraciones de ciertos testigos, que todos coincíden en los detalles, son las siguientes: Fuerzas del Batallón Magallanes, carabineros y policía, acompañados de algunos particulares cuyos nombres se dan, atacaron la Federación. Los de adentro se defendieron y se generalizó el tiroteo. Se calcula  que quemaron alrededor de dos mil tiros. Muertos partes de los defensores y huidos otros, los asaltantes prendieron fuego a la casa. De entre los escombros se extrajeron tres cadáveres carbonizados; dos cadáveres más  se recogieron de la calle, uno de ellos es el estadístico de la policía; el teniente de ametralladoras Guerratti salió herido en una pierna. Se habla de que algunos cadáveres que corresponden a individuos de tropa del piquete de carabineros, han sido sepultados secretamente; pero ningún dato concreto tengo a este respecto.

El cuartelero de la Cuarta Compañía de Bomberos declara que un grupo de embozados se presentó a él a intimarle que no diera la alarma de incendio. El señor Kaesser, perteneciente a la Bomba Alemana, me ha declarado que tres individuos a quienes él no pudo reconocer, se presentaron a impedirle la pasada a tiempo que él salía con la bomba. El hijo del cuartelero de la Segunda compañía, que es bombero, declara que cuando él estaba armando un grifo el Teniente de carabineros le echó el caballo encima para impedirle continuara tendiendo mangueras.

Todas o parte de estas cosas no es posible decirlas en la prensa. Estamos peor que en estado de sitio. Las patrullas recorren las calles en todas direcciones y a cada paso le dicen al transeúnte ¡arriba las manos! Y lo someten a un minucioso registro.  El Gobernador presiona cada vez más a las personas para que no hable de esto sino favorablemente. A mi se me ha hecho decir, aunque indirectamente, que si las noticias que dé difieren de las que han dado los otros diarios, tomarán severas medidas en mi contra; por eso en la mañana de hoy he dejado la dirección del diario, como creo que ya le he dicho anteriormente.

Varias personas escriben a Santiago informando de estos hechos. Creo que se le ha escrito al señor Arturo Alessandri lo mismo que al señor Arancibia Lazo. Y estos apuntes los hilvano a la ligera para aprovechar la pasada de un barco que está por llegar.

La opinión general es que se impone una seria investigación, el envío de un Ministro y todas aquellas otras medidas que tiendan a poner en claro esta situación y traer la tranquilidad a toda la población, que no puede hablar fuerte y andar acompañado en la calle. ( )

Lo saluda muy atentamente,"  ( ).

Por su parte, la versión del profesor Luis Alberto Barrera, a que hemos aludido anteriormente, también deja en evidencia la presencia en el lugar del atentado de personal militar y policial.  Dice al respecto: “En la calle Rancagua me encontré con dos Marcos y don Omar Davison y el teniente ayudante de la Prefectura de Policía de apellido Rivera, los que parecía que venían de los lados del incendio; vestían como acostumbraban de diario.  Al verlos y manifestarles que se había asaltado la Federación, me respondió don Marcos que le extrañaba que dijera yo tal cosa cuando lo que había ocurrido era que dentro de ella había una remolienda, en que se habían embriagado los obreros; que el tesorero se había robado los fondos de la sociedad; que entre ellos se agarraron a balazos y que para tapar el desfalco habían prendido fuego al local, disparando contra la policía que había ido a intervenir en el desorden.”

 En la mañana del miércoles 28 de julio, el profesor Barrera relata haber concurrido al lugar de los hechos y nos dice: “...al día siguiente por la mañana recorrí el lugar del incendio y recorrí la cuadra de Errázuriz entre Libertad y Talca y anduve un paseo por estas dos últimas.  Se notaba gran cantidad de cápsulas desparramadas en el suelo por todas partes, de rifles o carabina Mauser, cuyas balas son muy semejantes y apenas se diferencian en el tamaño.” ( )   En un encuentro posterior del profesor Barrera con el Comandante Barcelo Lira y el Prefecto de Policía Sr. Parada, en el Club Magallanes “...dijeron que se habían visto obligados a castigar en esa forma a los federados en vista de la actitud de éstos, y que correrían la misma suerte los que censuraban por ello a las autoridades...” ( )

 El testimonio de Luis Alberto Barrera deja varios hechos en claro, como analizaremos más adelante.

 A su vez, el Gobernador Bulnes Calvo envió a Santiago, al Ministerio del Interior, dos telegramas resumiendo su versión de los hechos.

El primero, fechado el 29 de julio dice textualmente: "Punta Arenas, 29. Ministro del Interior.  Anoche en las primeras horas de la madrugada, se produjo un gran desorden frente al local de la Federación Obrera de Magallanes.  El edificio fue incendiado, destruída la máquina de la imprenta del diario "El Trabajo". Estando aun en comienzo la investigación sobre estos hechos nada puedo adelantar sobre la forma en que se produjeron estos acontecimientos, ni de los individuos que tomaron parte en ellos.  Se cree, con mucho fundamento, que algún grupo de manifestantes entusiastas de los que tomaron parte en los comicios patrióticos verificados en estos días, haya lanzado gritos pasando frente al local de la Federación, a los que, seguramente, respondieron de adentro con descargas.  Sirven de antecedente a esta creencia, las afirmaciones de algunos vecinos y la justa irritación del público en general contra la Federación, por sus principios antipatrióticos y por las proclamas revolucionarias lanzadas en los últimos días.  El orden se mantiene sin alteración hasta ahora. BULNES." ( ).

 Esta primera versión del Gobernador no deja de ser retorcida, plena de falsedades  e incompleta: junta en un solo acto ocurrido, la manifestación de la Liga Patriótica, ocurrida la tarde del domingo 25, con el asalto incendiario del martes 27 en la madrugada; pero, además, confunde notoriamente la fecha de ocurrencia del asalto, porque su telegrama va fechado el jueves 29 de julio, el asalto ocurrió el martes 27 y expresa en su comunicación "...anoche en las primeras horas de la madrugada...", con lo que miente a sus superiores. 

A su vez, las "descargas" ocurridas desde el interior de la sede obrera supuestamente, no ocurrieron el domingo 25, y parecen resultar de la imaginación del Gobernador, de manera que la única justificación que da al asalto, son las proclamas anarquistas de la Federación, con lo cual este telegrama da una justificación casi abierta de los hechos.

 Lo contradictorio de esta primera versión, es que haya atribuído el origen del asalto el 29 de julio, a un supuesto tiroteo o "descarga" vendesde el interior de la Federación, y que no haya ordenado investigar de inmediato, el origen de esa pretendida descarga.

 El segundo telegrama, del mismo día 29 de julio, del Gobernador Bulnes al Ministro del Interior, dice textualmente: "Punta Arenas, 29.  Ministro del Interior. Ampliando las informaciones sobre la destrucción del local de la Federación Obrera, con circunstancias que olvidé consignar o posteriormente establecidas, comunico a US. que las descargas fueron hechas desde el interior del edificio, y que estallaron explosiones, una de las cuales resonó en toda la población, lo que comprueba la existencia en gran cantidad de esos elementos en el interior del local social.  En la remoción de los escombros aparecieron tres cadáveres carbonizados a los cuales no se ha podido reconocer.  Un guardian fué asesinado al querer entrar a dominar el desorden.  Hay escasos heridos.  La población y los servicios locales, resguardados por la policía, se mantienen en perfecto orden. BULNES." ( ).

    Aquí, el Gobernador Bulnes ahora contradice su propio primer telegrama, al decir que un guardián de la policía -que fue el Guardian 3° Octavio Mardones Bustos- habría muerto asesinado al "querer entrar a dominar el desorden..." , en circunstancias que en su primera comunicación, decía que se había producido "...un gran desorden frente a la Federación Obrera...".

 Sin duda, éstas y otras contradicciones, como las aparecidas en su informe final de los sucesos publicado en el periódico “La Unión” de Valparaíso el 31 de agosto de ese año, además del fuerte impacto provocado por los hechos mismos, motivaron su convocatoria al Ministerio del Interior a Santiago, de donde no regresó nunca más a Magallanes.( )

 No deja de ser sugestivo, que estos dos telegramas fechados y enviados el 29 de julio al Ministerio del Interior, aparecieron publicados en el diario “La Unión” de Valparaíso, al día siguiente el 30 de julio. ( )

Estos acontecimientos, llegaron a conocimiento de las más altas esferas políticas del país, como que una protesta formal fue presentada en la Cámara de Diputados por el diputado Guillermo M. Bañados, el 8 de septiembre de 1920, expresando que "...en la noche nefasta del 27 de julio fue reducida a cenizas la Federación Obrera de Magallanes y fueron fusilados y quemados doce obreros que se encontraban allí...Los documentos que he recibido demuestran de fuerza irrecusable que el asalto lo efectuaron soldados de la guarnición de Punta Arenas, acompañados de guardianes de policía, es decir, por individuos pagados con los dineros de la Nación para resguardar la vida y la propiedad de todos sus conciudadanos!" ( ).

 El diputado Guillermo Bañados habla aquí de "los documentos que he recibido", lo que hace presumir que no sólo recibió la carta del periodista Gregorio Iriarte ya transcrita, sino también de otras fuentes, entre las cuales es posible que de algunos dirigentes sobrevivientes de la Federación Obrera, ya que, como se ha visto antes, ésta se encontraba en correspondencia con autoridades de Santiago.

 Pero, además, tres años más tarde de estos hechos, se fueron revelando nuevos actores involucrados en los sucesos. 

En efecto, en la asamblea efectuada el 23 de julio de 1923, por la Agrupación Demócrata de Punta Arenas, y en el marco de una polémica pública entre algunas personalidades de la ciudad, se acordó revelar la participación del entonces abogado Alberto Hiriart en los hechos del 27 de julio de 1920.  Entre los acuerdos publicados respecto de lo tratado en dicha asamblea, se menciona lo siguiente: "...5° Hacer presente al pueblo que el director de 'La Nación', Alberto Hiriart era el Promotor Fiscal cuando ocurrieron los luctuosos sucesos en Punta Arenas el 27 de julio de 1920, y que no quizo defender los derechos del pueblo trabajador." ( ). 

Obviamente que no iba a defender los derechos del pueblo trabajador: el abogado conservador Alberto Hiriart era un conspicuo socio del Club Magallanes, uno de los centros desde donde se adoptó la decisión de asaltar e incendiar el local de la Federación Obrera.


Otras repercusiones
de los sucesos del 27 de julio de 1920


Veamos algunas de las repercusiones de los acontecimientos del 27 de julio, y en general de la inquietud social del Territorio, desde 1919 en adelante.

Uno de los primeros efectos de estos agitados acontecimientos, fue la notoria rotativa de las autoridades políticas del Territorio. 

De hecho el Gobernado Luis Contreras -quién, como se ha visto ( ), había seguido una política de mediación y diálogo con empresarios y trabajadores y había dado origen a la Cámara del Trabajo- después de los sucesos de Natales de 1919 fue reemplazado como Gobernador interino por el marino Arturo Sweet en marzo de 1919.

Resulta evidente que, apenas sucedidos los hechos de Natales y Bories, el Gobernador Contreras  fue convocado por el Ministerio del Interior a Santiago, y al poco tiempo y sin regresar a Magallanes, fue destituido del cargo.  Algo similar ocurrió con Alfonso Bulnes su sucesor.

A continuación, en mayo de 1919 fue nombrado Gobernador titular Exequiel Fernández, siendo reemplazado como Interino nuevamente por Arturo Sweet.  A su vez, en enero de 1920, el Gobierno nombró Gobernador a Alfonso Bulnes Calvo (el que conservó su puesto a pesar de la insubordinación de los Guardianes, como pudo verse antes), y quién fue sustituido como suplente por Agustín Dagnino desde el 9 de octubre de 1920, pero en diciembre de 1920 fue nombrado Samuel Ossa Borne en el mismo cargo. 

De este modo, al momento del incendio de la Federación Obrera, las autoridades superiores eran el Gobernador Civil Alfonso Bulnes y el Mayor José María Barceló Lira quién, a su vez, era la autoridad militar superior como Comandante del Batallón "Magallanes" y por lo tanto responsable de la participación de militares en el asalto e  incendio a la Federación Obrera. 

En términos generales puede observarse que los sucesos de Natales en 1919 y de la Federación Obrera en 1920, produjeron la salida de los respectivos Gobernadores del Territorio, cualquiera haya sido el grado de responsabilidad o de involucramiento de cada uno en los hechos: para la autoridad política central en Santiago, era impresentable que Magallanes diera una imagen de ingobernable.

Así Luis Contreras Sotomayor, fue Gobernador entre septiembre de 1917 a marzo de 1919; Exequiel Fernández le sucedió de marzo de 1919 a diciembre del mismo año; Alfonso Bulnes Calvo ejerció la Gobernación entre diciembre de 1919 y noviembre de 1920; Samuel Ossa continuó entre noviembre de 1920 y enero de 1921 y Vicente Fernández Rocuant asumió en enero de 1921.  Es decir, en tres años desde los sucesos de Natales en 1919 hasta 1921, hubo cinco Gobernadores a cargo del Territorio de Magallanes...

La orientación de Fernández Rocuant frente a las manifestaciones obreras, sin embargo, como se verá más adelante en 1921, fue muy similar a la de sus predecesores.

Uno de los efectos colaterales de los sucesos del 27 de julio, fue un cambio brusco, intempestivo de directiva en la Sociedad de Empleados de Comercio.  Esta organización, no afiliada a la Federación Obrera de Magallanes, sin embargo, no podía quedar ajena a los graves sucesos que la afectaron: en sesión efectuada el 26 de julio, la asamblea de Empleados destituyó a toda la directiva y expulsó a cinco miembros y “...con fecha 27 del mismo mes todos los componentes del ex Directorio lo hicimos por escrito, según copia que obra en mi poder...” según escribe el dirigente T. Ureta a “El Magallanes” del 2 de agosto.

En el “Club Magallanes”, considerado por muchos, como el centro donde se decidió el asalto a la Federación, también hubo cambios.  En “El Magallanes” del 3 de agosto se informa que habían sido designados los nuevos directivos de este club, los que resultaron ser “...Mariano Edwards, Manuel Iglesias, Temístocles Urrutia Semir, Roberto Ewing, Juan Secul, Ezequiel Fuentes, Perdro Ward, y como integrantes de la Junta Calificadora, Oscar Munizaga, Rodolfo Stubenrauch, Nibaldo Sanhueza, Alfredo Carvajal y Mateo Paravic.” ( )

La oleada de rumores y comentarios subrepticios que pobló la ciudad después del asalto a la Federación, fue la forma como los ciudadanos simples de Punta Arenas reaccionaron a tan grave atentado.  En los siguientes y últimos días de julio circularon diversas especies, entre las cuales la que atribuía a algunos sacerdotes de la Congregación Salesiana residente, alguna autoría o participación en el incendio. 

Desde el día martes 27, la ciudad quedó  sumida en un ambiente de terror, de silencio y de rumores.

Ha de recordarse que los dos periódicos vinculados a la Federación Obrera, “El Trabajo” y “El Socialista”, habían sido destruidos en el asalto e incendio y el periodista Gregorio Iriarte habla en su carta ya copiada, de un ambiente en el que: “...El Gobernador presiona cada vez más a las personas para que no hable de esto sino favorablemente...” y donde: “...toda la población...no puede hablar fuerte y andar acompañado en la calle.”

Tan extendidos fueron esos comentarios y rumores por la ciudad, que el semanario eclesiástico “El Amigo de la Familia” y el diario católico “La Unión”, reaccionaron airadamente.

Así, el semanario “El Amigo de la Familia”, muy preocupado por la extensión de los rumores respecto del clero, publicó el siguiente desmentido en su edición del domingo 8 de agosto: “Atrevimiento inaudito fue el de los sectarios que, en su manía de denigrar y desacreditar al nobilísimo clero católico, se han empeñado en presentar al clero de Punta Arenas como incendiario y asesino, con motivo de los hechos del 27.  Dejamos aquí constancia de la protesta del clero publicada en el diario La Unión del 1-8-1920.  Los sacerdotes de Punta Arenas. Heridos vilmente en su dignidad de hombres y de sacerdotes por la burda calumnia que pretendía presentarlos al pueblo nada menos que como incendiarios y asesinos, no pueden menos de protestar contra semejante injusticia, y declaran que nada es más contrario a la verdad de las cosas y a la educación y carácter de que se precian.  Apelan al simple sentido común del pueblo y a la sola humanidad de todos, para levantar y arrojar lejos de sí el cargo villano con que el odio y el sectarismo han querido agobiarlos. Es demasiado enorme para que quepa en cerebros equilibrados y arraigue en corazones sanos.  No serán los detractores del clero quienes se atrevan a instruir una acción judicial contra sus víctimas.  Sabe el pueblo quienes  le han dado siempre pruebas de ser sus mejores amigos, y los que así calumnian a los sacerdotes mienten y se rebajan. “ ( )  Obsérvese la virulencia del lenguaje de esta declaración sacerdotal...

A este respecto, cabe mencionar una curiosa y extensa carta enviada a “El Magallanes” y publicada por dos directivos de la Sociedad Española de Socorros Mutuos. 

El diario católico “La Unión” había publicado el 5 de agosto, un comentario editorial criticando el izamiento de la bandera a media asta realizado por la Sociedad Española de Socorros Mutuos, en señal de luto por la muerte de su asociado y federado Juan Enríquez. ( ) El periódico “La Unión” reflejaba una vez más su postura contraria respecto de la Federación Obrera recién atacada.

Cabe observar que muchos callaron cuando ocurrieron estos graves hechos en Magallanes.

El mencionado gesto público de la Sociedad Española de Socorros Mutuos, que la enaltece en sí misma, es el único que se ha logrado registrar entre las organizaciones mutualistas del Territorio, respecto de los graves sucesos descritos.

Dice al respecto la carta de los directivos D. Blanco, Presidente y L. Pérez Mendizábal, Secretario de la S.E.S.M. publicada en “El Magallanes” del 10 de agosto: “...el izamiento de la bandera a media asta fue por el duelo por la muerte de un socio, las ideas que éste profesara y la muerte que en suerte le cupo, está fuera de la discusión social...en las circunstancias delicadísimas en que nos encontramos, debido a los sucesos ocurridos el 27 del mes próximo pasado, “La Unión” en su artículo editorial del 5 del presente da una interpretación malévola a un acto sencillo y necesario...” ( )

Pero, más allá de aquellos rumores claramente desmentidos, no se encuentra en el semanario católico durante todo el período desde julio de 1920 en adelante hasta mediados de 1921, ninguna referencia -siquiera piadosa- por las víctimas ni una condenación implícita o explícita de los hechos.

Fuerza es de constatar entonces, que el clero católico de Punta Arenas mantuvo un ominoso y aprobatorio silencio público frente al asalto e incendio de la Federación Obrera de Magallanes.

Otro efecto también indirecto de los sucesos ya relatados, fue la remoción y traslado del Juez del Territorio.  El magistrado Carlos Orrego Forest fue enviado a San Bernardo, según informa “El Magallanes” del 7 de agosto de ese año.

Pero, los sucesos del 27 de julio, sumados a la revuelta obrera de 1919 en Natales, dieron origen a otras medidas gubernamentales, orientadas al control sobre la población del Territorio y sobre todo sobre los desplazamientos de extranjeros.  Tan temprano como el 1° de mayo de 1920, el Gobernador Alfonso Bulnes había remitido al Juez Letrado del Territorio, al Prefecto de Policía y a los Subdelegados de Ultima Esperanza y Tierra del Fuego, instrucciones perentorias en el sentido de que "...en algunos puntos de la frontera se han destacado Carabineros, con el objeto de no permitir la entrada al país de personas que no acrediten su identidad personal i buenos antecedentes si son estranjeros, como también para la vijilancia de los campos."   Y a continuación expresaba que "Las personas que viajen entre esta ciudad i Natales deberán en adelante, para dar cumplimiento a la circular anterior, presentar a los Carabineros o Policías encargadas de la vijilancia de las fronteras, sus cédulas de identidad personal otorgadas por la Prefectura de Policía de Magallanes." ( ).

Los hechos del 27 de julio debieron producir un intenso clima de temor y de odiosidades, sumadas al que ya se había incubado con anterioridad.  Algunas personas se sintieron amenazadas en su integridad y solicitaban autorización para portar armas en la ciudad, como es el caso del funcionario de Aduana Héctor Espinoza.

De ello, da cuenta el siguiente informe -hasta hoy inédito- que el Jefe de la Sección de Seguridad de la Policía Fiscal Carlos Torres Droguett, dirige al Prefecto de Policía Aníbal Parada: "N° 341. Señor Prefecto: A fin de practicar averiguaciones sobre la necesidad de dar permiso al sr. Hector Espinoza para cargar revólver, se comisionó al Aspirante 2° Luis Oteiza, quién logró establecer lo siguiente: Que el sr. Espinoza, desempeña un puesto de responsabilidad en la Aduana y que muchas veces coadyuva a la vijilancia de mercaderías estacionadas en los muelles de carga y que por informes dados por los señores Eduardo Poblete, Emilio Blaya, Zenón Murillo, quienes espusieron que el sr. Espinoza es una persona correcta, respetuosa y de buena conducta, y que además, el sr. Espinoza, a raíz de los sucesos del 27 de julio  se presentó a esta Sección a esponer que había sido amenazado de muerte, por creérsele culpable de lo acontecido.  Lo que comunico a Ud. para los fines del caso. Punta Arenas, 14 de agosto, 1920. C. Torres Droguett. Jefe Sección." ( )

A su vez, el 26 de agosto de 1920, el Gobernador Subrogante A. Dagnino, después de reunirse con un grupo de comerciantes, envió a las 13 casas comerciales de Punta Arenas donde se expendían armas y municiones, el siguiente oficio: "Punta Arenas, 26 de agosto de 1920.  N° 360. Muy señor mío: En conformidad a lo acordado en la conferencia tenida con Ud. en esta Gobernación, sobre la venta de armas en el comercio de esta ciudad, manifiesto a Ud. que se han dado instrucciones a la Prefectura de Policía para atender los pedidos que se hagan por los interesados en comprar armas, certificando aquellos que se consideren sean de verdadera necesidad para el comprador, única forma en que se podrán vender un arma y municiones hasta nuevo acuerdo. Hasta nuevo aviso, esta Gobernación no autorizará el transporte dentro del Territorio, ni el envío a otros puntos del país de ninguna clase de armas, pólvoras, municiones o explosivos, sin aviso previo que será calificado en cada caso por el infrascrito." ( ).

Al día siguiente, el mismo Gobernador Subrogante despachó este oficio al Administrador de Aduana, Gobernador Marítimo y al Comandante del Batallón Magallanes: "Gobernación de Magallanes.  Punta Arenas, 27 de agosto de 1920. N° 363. En esta Gobernación, se ha recibido la comunicación siguiente: ´Circular Reservada N° 3. Santiago, 2 de julio de 1920.  Hasta nueva orden, sírvase US. no autorizar el transporte por el Territorio de su jurisdicción ni su envío a otros puntos de la República de armas, municiones, polvora u otros explosivos.  Dios guarde a US. (Fdo.) Pedro García de la Huerta.' Lo que tengo el agrado de transcribir a Ud. para su conocimiento.  Dios guarde a Ud. Fdo. A. Dagnino." ( ).

Resulta sorprendente observar que la Circular Reservada a que hace alusión este oficio, fué enviada desde Santiago el 2 de julio, y sólo aparece en Magallanes el 27 de agosto, situación que también debe haber pesado sobre la  permanencia del Gobernador Bulnes Calvo, puesto que no se apresuró a aplicarla ni a comunicarla en cuanto la recibió.

 Por otra parte, además, la propia institución municipal sufrió algunos efectos en su funcionamiento, por los acontecimientos relatados. 

La última sesión de la Comisión de Alcaldes de Punta Arenas tuvo lugar el 19 de julio de 1920, y a continuación, se produjo una suspensión prolongada de las sesiones municipales, las que se reiniciaron el 9 de octubre del mismo año, de manera que la Municipalidad fué gobernada mediante Decretos Alcaldicios: el estado de sitio llegó hasta la institución municipal de Punta Arenas.

 Otra repercusión del asalto e incendio de la Federación Obrera y de la persecusión y represión policial que ella implicaba, fué la serie de allanamientos policiales, los que, en su caso, condujeron a la clausura del Hotel "Toscano" de Gerardo Alvarez, un español avecindado en Magallanes, conocido por sus inclinaciones anarquistas. 

Este hecho aparece reflejado en la siguiente decisión de la Comisión de Alcaldes del 27 de agosto de 1920: "...3° que Don Jerardo Alvarez, dueño del negocio denominado "Hotel Toscano" ubicado en la calle Colón esquina Talca, infringe la disposición mencionada en el considerando primero, pues su establecimiento se encuentra a menos de 200 metros del Colegio Eusebio Lillo situado en la calle Colón; 4° Que a más de espender bebidas alcohólicas para sus huéspedes durante las horas de almuerzo y de comida, las despacha también a horas avanzadas de la noche y a personas estrañas, de pésima reputación y que hace algunos días fueron sorprendidas con armas, proclamas subversivas y manuscritos análogos, todo lo cual consta del parte de Policía que se acompaña... Fundado en las disposiciones legales y reglamentarias expresadas y además en la facultad que me otorgan los números 7° y 8° del Reglamento Orgánico de la Junta de Alcaldes de Magallanes, decreto: Cancélase la patente de Hotel de 4° clase que don Jerardo Alvarez paga por su negocio antes indicado y clausúrase el local en que funciona. Transcríbase este Decreto a la Prefectura de Policía para su cumplimiento y dese cuenta a la Junta de Alcaldes en la primera reujnión que celebre. 27 de agosto de 1920. N° 2397." ( ).  La Junta de Alcaldes ratificó éste Decreto alcaldicio, en su sesión del 26 de octubre de 1920.

Otro fue el destino de Román Cifuentes, dirigente de la Federación y fundador de la Agrupación Socialista.

Recordemos los hechos que le afectaron.  Según el relato de Gregorio Iriarte, "...fue asaltada la casa del administrador de “El Socialista”, Román Cifuentes.   Se le atacó a balazos, pero sin herirlo. Se le golpeó brutalmente a él y a su mujer, de cuyas resultas ésta tuvo un mal parto al día  siguiente. Cifuentes fue sacado de su casa y llevado a que mostrara a los asaltantes el taller del periódico, que está unas seis cuadras distante. Una vez en el taller rompieron a combo todas las máquinas, empastelaron los los tipos y prendieron fuego a la casa. Después de esto se retiraron. Los vecinos- gente pobre- se levantaron a apagar el incendio, lo que consiguieron después de algún esfuerzo. Se avisó de esto a la policía y ésta contestó que 'la cosa no tenia importancia'.  En la casa de Cifuentes no quedó un solo vidrio bueno; las puertas fueron rotas a hachazos."

Cifuentes huyó con su esposa de Magallanes y, después de permanecer fuera de Punta Arenas varios años, lo volveremos a encontrar a fines de la década de los años veinte, como dirigente de los obreros en madera.

 


¿Porqué se produjo
el asalto e incendio de la Federación Obrera
y quiénes fueron los responsables?


Pero, interrogándose sobre las causas de estos hechos y del 27 de julio en particular, cabe preguntarse que, si eran las tendencias anarquistas decisivamente predominantes en la Federación Obrera hasta 1920, ¿es posible atribuir a las inclinaciones anarquistas de la mayoría de sus dirigentes, una de las causas de su destrucción por parte de los elementos más conservadores de la sociedad magallánica?

Para comprender el significado de los terribles hechos del 27 de julio de 1920, hay que situarse en el contexto real en que se encontraba el territorio y la sociedad magallánica en ese entonces, así como el conjunto del territorio patagónico.  

La clase adinerada de Magallanes, estaba sin duda atemorizada o impresionada, en especial por los eventos recientemente ocurridos en Puerto Natales y en Puerto Bories, y también por las alarmantes noticias que llegaban desde la Patagonia argentina, y por lo tanto, la reacción (en el doble sentido del concepto) debía ser proporcional a las dimensiones del temor en que se encontraban los estancieros.

Sin lugar a dudas, por la naturaleza de los hechos, por la forma cómo actuaron los obreros organizados y armados, y por el "ejemplo demostración" que podía provocar, la rebelión obrera de Natales y Puerto Bories tiene que haber sido uno de los factores de fondo que ocasionó el temor de la burguesía magallánica y su inclinación a una reacción represiva como la sucedida el 27 de julio.

Pero, además, para intentar encontrar una explicación a estos hechos podría arguirse la “tesis del complot”. 

¿Preparaban acaso la Federación Obrera o algunos de sus dirigentes, una intentona insurreccional para el caso que se diera la oportunidad, como sucedió pocos meses después en la Patagonia argentina, o como había sido percibida la rebelión de Natales del año anterior?  

Nada existe en los antecedentes testimoniales escritos y orales disponibles, que permita corroborar ésta hipótesis, pero es un hecho comprobado que al interior de la Federación había –más o menos organizado, no lo sabemos- un grupo de federados que disponían de armas, revólveres en este caso. 

Por lo demás, el tipo de relaciones que la Federación Obrera había venido estableciendo con las más diversas autoridades e instituciones públicas y privadas del Territorio, desmiente toda hipótesis de una asonada clandestinamente preparada. 

Considérese que en numerosos textos escritos y algunos testimonios orales recogidos en el curso de esta investigación, aparece que habían algunos federados con armas, para defenderse de un posible y rumoreado ataque a la casona de la Federación.  ¿Desde cuando existían armas en poder de algunos federados? 

Hacia 1920, por lo demás, el porte de armas por parte de particulares era permitido, era usual y no estaba legalmente prohibido.  El testimonio de Juan Aguilar Collao dice que varios dirigentes portaban armas regularmente, y como hemos visto en los sucesos de Natales de 1919, los dirigentes obreros y el Administrador del Frigorífico Bories también andaban armados.

Por su parte, la mejor demostración del designio de destrucción premeditado, fue el hecho que las autoridades implantaron un virtual toque de queda en la ciudad por algunos días (precisamente para terminar de detener a los dirigentes sobrevivientes y para acallar la verdad de los hechos), y que además, no se sancionó a los autores (civiles y uniformados) del asalto, sino que por el contrario, se abrió una causa judicial contra los obreros y algunos dirigentes que lograron ser detenidos.

Por lo tanto, el Gobierno de Juan Luis Sanfuentes, a través de sus autoridades del Territorio, tuvo, por lo tanto, una responsabilidad política y moral directa en la comisión del incendio y masacre de la Federación Obrera de Magallanes, tanto por que no se evitó el ataque como porque no se sancionó a los autores, lo que refleja un grado de complicidad gubernamental en los hechos.

Por lo demás, la frase "Varios voluntarios fueron atropellados por la autoridad", que aparece en el parte respectivo del Libro de Guardias de la Segunda Compañía de Bomberos, constituye la muda acusación más evidente de intervención y complicidad sobre quienes ejercían la autoridad en el Territorio, en la ciudad y en el lugar del incendio.

A raíz de la destrucción de la Federación Obrera y de la dispersión de sus dirigentes (particularmente de aquellos de orientación anarquista), prácticamente la totalidad de la actividad sindical en Magallanes se paralizó, o por lo menos, se vió fuertemente dificultada, mientras en la Patagonia argentina, la preocupación por los hechos de Punta Arenas y sus repercusiones al otro lado de la frontera, llegaba hasta las autoridades políticas y policiales de Santa Cruz.

En efecto, el 24 de agosto de 1920, el Comisario de Policía de Río Gallegos, Diego Ritchie (quién intervino en los sucesos de Natales en 1919, al rescate del Subdelegado Bravo, como se ha relatado antes) le escribía al Coronel Edelmiro Correa: "Señor Gobernador Interino, don Edelmiro Correa Falcón: comunico a usted que esta policía ha descubierto que la Federación Obrera Local, en combinación con sus similares de Buenos Aires, de los puertos de la costa y Punta Arenas, prepara una huelga general para el mes entrante, movimiento que asumiría el carácter de revolucionario, pues se tiene vehementes sospechas, por más que no ha sido posible comprobarlo aún a pesar de las investigaciones practicadas, que en uno o más puertos del territorio se están fabricando bombas de dinamita".

Y el 7 de septiembre del mismo año, le reiteraba su preocupación en estos términos premonitorios"...la situación del territorio ante la amenaza de las manos obreras y ácratas la conceptúo  grave, pues no hay duda alguna que se prepara una huelga general que forzosamente se tornará en un movimiento de sedición dado el estado de intranquilidad que reina en el campo obrero y los numerosos anarquistas y reincidentes existentes en el territorio, cuyas filas van engrosado con los elementos peligrosos expulsados de Punta Arenas con motivo de la huelga revolucionaria ocurrida allí y cuya entrada es imposible de evitar por nuestra larga y dilatada frontera, escasamente vigilada." ( ).

La fantasía del jefe policial argentino (cuando habla de la "huelga revolucionaria" ocurrida en Punta Arenas) iba aquí acompañada con una extraña asociación de hechos que, en realidad, estaban completamente inconexos entre sí. 

¿Estaba Ritchie asociando aquí el incendio de la Federación Obrera o la rebelión obrera de Puerto Natales, con las huelgas que se estaban desplegando en la Patagonia argentina?.

Los gremios que se habían reunido en la Federación Obrera de Magallanes perdieron su sede de reunión, pero sobre todo, tuvieron que enfrentar solos frente al fortalecido poder patronal la negociación de sus condiciones de trabajo.


Debajo de las cenizas
el sindicalismo magallánico
siguió vivo


Pero, no obstante este grave golpe, la vida de los gremios obreros no se apagó en Magallanes sino que continuó, como que tres meses después del asalto e incendio de la FOM, el 29 de octubre de 1920, se efectuó ¡un mitin público de obreros en Punta Arenas!, inspirados por la idea de crear en Magallanes una filial de la Federación Obrera de Chile, por aquel entonces ya claramente definida por su influencia "maximalista" o comunista.

 "El Magallanes" de Punta Arenas, informa que el mitin se efectuó en "todo orden y compostura" y que hablaron en él los obreros Juan Francisco Sánchez, Echegoyen (antiguo federado), Soto, Santibañez, Adolfo Cárdenas, Marín y Chauque.

En el mitin se aprobaron dos documentos como conclusiones: el primero es el acuerdo de solicitar la incorporación de los gremios de Punta Arenas a la Federación Obrera de Chile, FOCH, constituyendo para ello, una filial regional de dicha entidad.

Este interesante documento dice textualmente lo siguiente.

 


"Los trabajadores de Magallanes reunidos en asamblea pública aprueban las siguientes conclusiones y su firme propósito de constituirse en gremios autónomos:

1°  Aprobar la declaración de principios y estatutos de la Federación Obrera de Chile, y solicitar a la Junta Ejecutiva Federal la inscripción de la sección Magallanes.

2° Secundar activamente a la Junta Provincial en todos sus acuerdos.

3°  Pedir al Gobierno, a la Corte Suprema y a la Corte de Apelaciones de Valparaíso decreten una visita extraordinaria por medio de un Ministro visitador, al Juzgado de Magallanes, para que tome a su cargo la investigación de los sucesos ocurridos en esta ciudad el 27 de julio; los denuncios hechos al Juzgado en contra de la policía por prisiones arbitrarias y flajelaciones, porque en esos procesos el Juez Letrado de Magallanes, no adelanta las investigaciones a fin de castigar a los autores de estos delitos, quienes quiera que ellos sean.

4°  Formular igual petición a los señores Diputados. O'Ryan, Cárdenas, Bañados, Ruiz, Rivas Vicuña y senador Feliú, a fin de que obtengan la visita judicial.

5°  Representar a los tribunales superiores de justicia de que depende el Juzgado de Magallanes, que la administración de justicia en esta ciudad no dá las garantías de imparcialidad necesarias a la sustanciación de los procesos que existen en el Juzgado en contra de las autoridades administrativas y policiales del Territorio.

6°  Comunicar estos acuerdos al Presidente electo de la República señor Arturo Alesasandri Palma, pidiéndole en nombre de la clase trabajadora de Magallanes, atienda estas peticiones y visite el Territorio antes de asumir el cargo de Presidente de la República, con el fin de que se imponga de las necesidades de esta región y de las justas peticiones de la clase obrera."  ( )

 

De este interesante documento se desprenden, por lo menos, dos conclusiones muy significativas: una de ellas, es la evidente disposición de los gremios de continuar la acción sindical, estableciendo ahora nuevos lazos de vinculación con la Federación Obrera de Chile (FOCH), cosa que no había ocurrido hasta ahora; y segundo, que estaba comenzando a emerger una dirigencia sindical con sólidos conocimientos de la acción sindical y las leyes vigentes, a la que podría llamarse "la generación de reemplazo": ésta estaría constituida de ahora en adelante, por dirigentes de inspiración comunista y socialista.

El segundo documento aprobado es una presentación hecha ante el Ministro en Visita que se encontraba en el Juzgado del Crimen del Territorio, encargándose del proceso a los federados detenidos, y que aquí se transcribe:

"A su Señoría Ilustrísima Ministro en Visita al Juzgado del Territorio de Magallanes.


Excelentísimo Señor:

El pueblo trabajador de Punta Arenas, reunido en comicio público en esta fecha, acuerda, esponer respetuosamente a U.S. lo siguiente:

1° que el 27 de julio del año 1920, como a las 2 1/2  de la madrugada fué asaltado e incendiado el local social donde se reunían los obreros de esta ciudad, por tropa del Ejército, de policía, de carabineros, ajentes secretos y un buen número de particulares que formaban la guardia blanca.  A raíz de estos sucesos fueron conducidos a la Cárcel varios obreros; siendo puestos en libertad después, por no haber méritos para su detención;

2°  Posteriormente a estos luctuosos sucesos se siguió por las autoridades de aquella época, especialmente por las de la policía, una serie de hechos delictuosos, como ser un sinnúmero de obreros flajelados en la policía, mujeres golpeadas en sus propios hogares, allanamientos de domicilios sin orden competente unas, y con orden, otras; obreros fondeados, tal como el caso del obrero Ulises Gallardo Martínez que se salvó de la muerte después de haber sido arrojado al mar por individuos del Batallón Magallanes y policía; y una infinidad de hechos punibles que sería demasiado largo enumerar.

3° Recabar del señor Ministro una amplia investigación sobre los sucesos del 27 de julio del año 1920, y el castigo inexorable que las leyes acuerdan para castigar a los autores de semejantes actos como los acaecidos el 27 de julio del año pasado;

4° Recabar además de U.S. el pronto despacho del proceso que se sigue por los sucesos originados el 23 de enero del año 1919 en Puerto Natales, en cuyo proceso se acusa como a los autores o copartícipes de aquellos sucesos a un grupo de obreros que hoy purgan en la Cárcel de esta ciudad un delito que jamás han cometido, y;

5° El pueblo de Punta Arenas, espera de U.S. ha de hacer justicia a los puntos que consignan estas conclusiones.

Es gracia.

(firmas) Jorge Olea José Salomé          A. Urquiza  Ulises Gallardo

(Manuscrito)

Certifico: que esta presentación fué entregada al señor Ministro Visitador i se ordenó agregar al proceso.  De orden del Señor Ministro.  Punta Arenas, octubre veintinueve de mil novecientos veintiuno. (firma) Luis Rengifo."  ( )

 

Obsérvese que en esta presentación judicial, aparecen las firmas de Jorge Olea y A. Urquiza, dos de los últimos dirigentes de la Federación Obrera hasta 1920, y su presencia en Magallanes refleja que ya no estaban siendo requeridos ni por la policía ni por los tribunales. 

Pero, sobre todo, aparece Ulises Gallardo respaldando con su firma la presentación al tribunal, lo que indica que ya habían percibido un cambio de actitud en las autoridades, como para que los tres pudieran regresar a Punta Arenas.

Es evidente aquí que la organización gremial o sindical de base de los trabajadores de Magallanes y de Punta Arenas en particular, no desapareció con el golpe represivo del 27 de julio.

A principios de noviembre de 1920, los empleados municipales solicitaron un aumento de sueldos a la Junta de Alcaldes, precisamente en los momentos en que se iniciaba la discusión del Presupuesto Municipal para 1921 en Punta Arenas.

 La Junta de Alcaldes, no sin ciertas reticencias previas de algunos de sus integrantes, acordó otorgar aumentos escalonados de sueldos y salarios a los empleados de su dependencia, de manera que recibieron un 30% los empleados que ganaban hasta $ 3.000 mensuales, un 20% quienes ganaban entre $ 3.000 y $ 6.000 mensuales y un 10% a quienes percibían más de $ 6.000 al mes.

 

Los gremios sobrevivientes
del desastre de la Federación Obrera


Carentes de sede sindical que los recibiera, y de una organización que los agrupe, muchos gremios se desarticularon y entraron en un proceso de dispersión.

Otros, cuyos dirigentes no fueron directamente golpeados por la represión y al impulso de sus propias necesidades y demandas impostergables, continuaron funcionando no obstante las dificultades imperantes.  Hay que anotar además, que poco tiempo después de julio de 1920, asumió en el país un nuevo gobierno: el del Presidente Arturo Alessandri con lo que la actitud represiva de las autoridades se relajó.

Los principales gremios que sobrevivieron y continuaron actuando desde los últimos meses de 1920, hay que mencionar a los siguientes:

Gremio de Gente de Campo (que se separó de otros gremios vinculados a la actividad ganadera)
Gremio de Ovejeros.
Gremio de Mineros.
Gremio de Carreros.
Gremio de Chauffeurs.
Gremio de Pintores.
Gremio de Gente de Mar y Playa.
Gremio de Carpinteros y Anexos.
Gremio de Mayordomos, Cocineros y Anexos.
La Sociedad de Empleados de Comercio (no afiliada a la Federación Obrera anterior ni a la FOCH).

Estos gremios siguieron funcionando, en sus distintas sedes, como es el caso de la casa de la Gente de Mar y Playa (Balmaceda esq. Chilena) donse se reunían los integrantes de la Sociedad de Empleados de Comercio, o la sede del Gremio de Carreros (Boliviana N° 240), o la casa del Gremio de Carpinteros y Anexos (Peruana N° 1536 entre Boliviana y Paraguaya), donde se reunieron la Gente de Campo, los Carpinteros y los Mayordomos y Cocineros.

Finalmente, en la casa de calle Peruana 1536, y más adelante en el Pasaje Balmaceda en Punta Arenas, comenzó a funcionar a mediados de noviembre de 1920, la sede de la Junta Provincial de la Federación Obrera de Chile, que reagrupó a los gremios antes señalados.

 


El 15 de noviembre de 1920, se volvió a realizar una asamblea obrera, esta vez convocada por la Junta Provincial de la FOCH, como se aprecia en la siguiente información de prensa aparecida en El Magallanes.

Campo obrero
Reunión de gremios - Comicio de ayer

"En conformidad con las citaciones respectivas, en la mañana de ayer celebraron reunión los gremios de trabajadores del campo, carpinteros, carreros y similares.

La asamblea de ayer tenía por objeto nombrar la Junta de Administración del gremio y los delegados a la Junta Provincial.

En la tarde se celebró en la Plaza Muñoz Gamero el comicio público al que asistieron un gran número de obreros, y en el que se abogó por la libertad de los obreros que se encuentran detenidos con proceso por subversivos."   ( )

 

Entre los obreros persistía entonces el espíritu de agremiación y la voluntad de continuar defendiendo sus intereses. 

Es posible entender entonces que lo que sucedió realmente alrededor de julio de 1920, fue un golpe represivo aplicado por decisión y con la anuencia de las autoridades gubernamentales del Territorio, el cual iba dirigido específicamente contra los dirigentes anarquistas de la Federación Obrera de Magallanes, lo que dejó abierta la posibilidad de que dirigentes obreros de otra raigambre ideológica (en este caso de orientación socialista-internacionalista, "maximalista" o comunista), asumieran a continuación, la conducción del movimiento obrero magallánico.

La nueva organización vinculada a la FOCH, se dio en noviembre una nueva estructuración, la que -de paso- refleja los distintos gremios que lograron sobrevivir al incendio de la Federación Obrera.

Campo Obrero
Federación Obrera de Chile
Junta Provincial de Magallanes


Delegados que componen la Junta Provincial

Gremio de Carpinteros:  Francisco Ramos - Ismael Lara
Gremio de Trabajadores:  Elizardo Soto - Herminio Leal
Gremio de Ovejeros:   Fco. Sánchez - Luis A. Villegas
Gremio de Mineros:   Gerardo Santos - P. Santibañez
Gremio de Pintores:   Castor Pérez.

Directorio de la Junta Provincial:

Secretario General:    Víctor Chauque.
SubSecretario General:   Prístino Santibañez.
Tesorero:     Juan Ulloa.
SubTesorero:     Castor Pérez.
Bibliotecario:     Elizardo Soto
Vocales:     Francisco Sánchez
      Luis A. Villegas.
   Ismael Lara
      Herminio Leal.
      Olegario Astudillo.
      Gerardo Santos.  ( )

 Como se puede apreciar en ésta nueva dirigencia sindical estaban presentes algunos dirigentes que habían participado en las últimas gestiones de la Federación Obrera, como es el caso de Castor Pérez, quién -como se ha visto antes- había firmado el Convenio Ganadero para las faenas de 1919-1920, como representante del Gremio de Cocineros, y ahora apareció como representante del Gremio de Pintores.

En noviembre de 1920, los trabajadores de las estancias volvieron al trabajo, y las condiciones laborales ahora, fueron impuestas por las sociedades ganaderas sin mayor discusión. 

Aparentemente el Gremio de los Esquiladores había desaparecido, o no se hizo representar en esta nueva entidad, pero el de los Ovejeros aún cuando continuaba funcionando, pero no logró nuevas condiciones de mejoramiento, por lo que continuó vigente el Convenio que rigió para el período 1919-1920.   

Estos trabajadores habían perdido la fuerza gremial necesaria para ejercer presión y mejorar los salarios y condiciones en los establecimientos del campo.

Federación Obrera de Chile
Junta Provincial de Magallanes


Cítase para hoy a las 7.30 p.m. a asamblea a todos los directores de los gremios del Territorio, por haber asuntos de importancia que tratar.  Local calle Peruana 1536 entre Boliviana y Paraguaya. 

Se recomienda la asistencia y puntualidad en la hora.  El Secretario General.  ( )

 Una de las iniciativas de fines de 1920, que intentaron desarrollar los gremios sobrevivientes de la FOM, fue la creación de una pequeña empresa de panadería a fin de reunir fondos sociales y poder ayudar así a la caja solidaria en favor de los obreros presos y procesados.

 En su favor, los socios de la Sociedad Marítima Internacional de Socorros Mutuos, donaron 5 corderos asados (6 de diciembre) y la FOCH local creó una "Sociedad Anónima Panadería Obrera de Magallanes", que funcionó en Peruana N° 1543, contigua a la sede de la Federación Obrera de Chile, y que emitió "bonos de suscripción" para reunir fondos y abastecer de pan a domicilio a sus clientes.

Las celebraciones del Centenario, que no se efectuaron en 1918 se preparaban para 1920 y el Diputado de la República Pedro Rivas Vicuña, que debía venir a dichas celebraciones envió el siguiente telegrama, al informarse de los sucesos de julio recién pasado: "Santiago 3 diciembre. Belisario Videla Punta Arenas.  Renuncié representación Cámara festividades Centenario porque prefiero ir comisión investigadora sucesos 27 de julio.  Ruegole comunicar esto mis amigos, a fin  no sea mal interpretada mi actitud." ( )

 No obstante el clima de sospecha y de temor que flotaba aún en el ambiente sindical magallánico, las demandas de los obreros y de sus gremios continuaban expresándose.

 Prueba de ello, es que en diciembre de 1920, debe mencionarse la ocurrencia de a lo menos dos huelgas de corta duración: la primera, a mediados de mes, en la que se paralizaron por 48 horas las faenas de la mina Loreto, por una demanda salarial de sus obreros; y la segunda, una huelga de tres días del Gremio de Gente de Mar y Playa, también en demanda de mejores salarios, la que se inició el 31 de diciembre y concluyó el 3 de enero de 1921.

 La ocurrencia de estas huelgas a pocos meses de ocurridos los hechos del 27 de julio (apenas 5 meses después), y la ausencia de reacción represiva contra los gremios en conflicto, refleja claramente que las cosas habían cambiado en algo desde aquella fecha y el mes de diciembre de 1920.  ¿Qué había sucedido?  ¿Qué cambio se había producido, como para que renazcan tan rápidamente los gremios después del asalto de julio?

 Una de las razones fué el triunfo de Arturo Alessandri en las elecciones presidenciales de septiembre de 1920.  El líder populista no estaba interesado -en un primer momento de su gestión- en poner "mano dura" en el territorio magallánico.

Pero, al mismo tiempo que se calmaban los ánimos sociales en la Patagonia chilena, en la zona patagónica argentina, dedicada al igual que Magallanes a la producción lanar y donde se concentraba, en tiempos de esquila, gran cantidad de mano de obra itinerante, muchos de origen europeo con experiencia sindical y también una numerosa "peonada" de chilenos, la agitación social alcanzaría ribetes dramáticos.
     
A fines de 1920 se originó una huelga en Río Gallegos (provincia de Santa Cruz) en reclamo de mejoras a las condiciones de trabajador rural. Se produjeron diversos actos de violencia entre los obreros y la policía.
      
      El gobierno nacional argentino, envió como "mediador" pero en realidad, como interventor militar con plenos poderes al Teniente Coronel Héctor Varela y un numeroso contingente del Ejército, pero un gran grupo de obreros de las estancias, liderados por la Sociedad Obrera de Río Gallegos y algunos líderes anarquistas -entre los cuales destacaba el emigrado español Antonio Soto Canalejo- no aceptó las condiciones de arreglo y continuó la huelga.

      Como se verá a continuación, los conflictos sociales en la Patagonia argentina se prolongarían hasta agosto de 1921, cuando se declaró una huelga general en el Territorio de Santa Cruz en demanda de mejorías salariales y sociales en las estancias, y las fuerzas militares ejercieron una cruda y sangrienta represión.

 De este modo, aunque la reacción represiva fué casi la misma en toda la Patagonia, mientras en Magallanes la organización federal anarquista recibió un golpe paralizante en julio de 1920, no registrándose huelgas durante a lo menos 3 o cuatro años, en el lado argentino, los hechos se agravaron y la confrontación entre los obreros y el Ejército llegó a las armas en 1921, como lo relata la historia social argentina.
   
 Y finalmente, el 30 de diciembre de 1920, como digna recordación de los dramáticos hechos recientemente acaecidos en el Territorio, los obreros de Magallanes, bajo la nueva dirigencia de la Federación Obrera de Chile, efectuaron un paro de 24 horas en solidaridad y en recuerdo por la muerte del obrero David Avendaño, muerto en los incidentes de diciembre de 1918 en Punta Arenas, para lo cual realizaron una romería al cementerio. ( )

 Así, con una huelga solidaria y una romería al cementerio de Punta Arenas para recordar a sus mártires caídos, los obreros de Magallanes concluyeron el año 1920.

 

HISTORIA DEL TRABAJO EN MAGALLANES Y LA PATAGONIA: LA ULTIMA DECADA DEL SIGLO XIX

 SE INTENSIFICA
 LA ACTIVIDAD GANADERA,
MARÍTIMA E INDUSTRIAL
 EN MAGALLANES Y EN LA PATAGONIA
(1890 - 1900)

 

 Uno de los rasgos característicos de los últimos diez años del siglo XIX, es la notable expansión que experimentan todas las actividades productivas del Territorio, lo que repercutió necesariamente sobre las condiciones laborales y las oportunidades de trabajo.

Las Memorias que los Gobernadores del Territorio elevaban a su superior Ministerial, son una elocuente fuente para demostrar esta afirmación.

En la realidad, el progreso material comenzaba a hacerse visible en Magallanes.   El avance iniciado en la década de los setenta, y la progresiva implantación de esta forma de economía abierta o economía ganadera de exportación, hizo que el Territorio de Magallanes comenzara a vivir un período de intensificación de la actividad económica.

 El comercio de cabotaje comenzó a crecer, aparecieron algunas empresas navieras regionales, la exportación desde las estancias también se incrementó y el trabajo se hizo más atractivo para la mano de obra que quisiera aventurarse por estas tierras.

 Por lo demás, muchos de los ingleses, españoles, portugueses y  de otras nacionalidades que ya estaban avecindándose en Magallanes, escribieron a sus parientes y relaciones familiares en Europa contando las características de esta tierra lejana.

Algunas cifras permiten percibir esta tendencia expansiva en la década entre 1880 y 1890.

 Así por ejemplo, la dotación de ganado ovino en las estancias, pasó desde 40.000 cabezas de ovejunos en 1885 a 165.500 cabezas en 1888, es decir, casi se cuadriplicó en tres años, para alcanzar a las 463.290 ovejas cinco años después, en 1893.

 Cabe consignar aquí, dentro del contexto de desarrollo del trabajo en la región patagónica que hacia 1890 se registraron las primeras huelgas de importancia en el norte de Chile, las que fueron conocidas más tarde por los obreros en Magallanes.

 

Las primera huelgas obreras
 en el norte de Chile
(1890)

 

El desarrollo del movimiento obrero en Chile fue el producto de un largo proceso de luchas, iniciadas en tiempo de la Colonia española, de donde comienza el proceso de transición que culminará en la segunda mitad del siglo XIX en la consolidación del modo de producción capitalista.

El hecho más relevante fue el afianzamiento del proletariado minero; en las explotaciones de plata, cobre, en la industria fundidora de cobre y, fundamentalmente, el salitre. Hubo también un aumento del numero de obreros carrilanos, que trabajaban en la construcción de las vías férreas. Se registro asimismo un aumento del proletariado rural, sobre todo en la zona centro—sur, y el surgimiento de los primeros núcleos del proletariado industrial entre 1870 y 1890.

Tan solo algunos años antes, en 1871, había sido creada en Europa la Asociación Internacional de Trabajadores, cuyos estatutos anunciaban:

“ESTATUTOS GENERALES
DE LA ASOCIACION INTERNACIONAL DE LOS TRABAJADORES

Considerando:

que la emancipación de la clase obrera debe ser obra de la propia clase obrera; que la lucha por la emancipación de la clase obrera no es una lucha por privilegios y monopolios de clase, sino por el establecimiento de derechos y deberes iguales y por la abolición de todo dominio de clase;

que el sometimiento económico del trabajador a los monopolizadores de los medios de trabajo, es decir, de las fuentes de vida, es la base de la servidumbre en todas sus formas, de toda miseria social, degradación intelectual y dependencia política;

que la emancipación económica de la clase obrera es, por lo tanto, el gran fin al que todo movimiento político debe ser subordinado como medio;

que todos los esfuerzos dirigidos a este fin han fracasado hasta ahora por falta de solidaridad entre los obreros de las diferentes ramas del trabajo en cada país y de una unión fraternal entre las clases obreras de los diversos países;

que la emancipación del trabajo no es un problema nacional o local, sino un problema social que comprende a todos los países en los que existe la sociedad moderna y necesita para su solución el concurso práctico y teórico de los países más avanzados;

que el movimiento que acaba de renacer de la clase obrera de los países más industriales de Europa, a la vez que despierta [15] nuevas esperanzas, da una solemne advertencia para no recaer en los viejos errores y combinar inmediatamente los movimientos todavía aislados;

Por todas estas razones ha sido fundada la Asociación Internacional de los Trabajadores.

Y declara:

que todas las sociedades y todos los individuos que se adhieran a ella reconocerán la verdad, la justicia y la moral como base de sus relaciones recíprocas y de su conducta hacia todos los hombres, sin distinción de color, de creencias o de nacionalidad.

No más deberes sin derechos, no más derechos sin deberes.

En este espíritu han sido redactados los siguientes Estatutos:

1.- La Asociación es establecida para crear un centro de comunicación y de cooperación entre las sociedades obreras de los diferentes países y que aspiren a un mismo fin, a saber: la defensa, el progreso y la completa emancipación de la clase obrera.

2.- El nombre de esta asociación será «Asociación Internacional de los Trabajadores».

Por lo tanto, los obreros tendrían que comprender que solo ellos podían lograr vencer los obstáculos del sistema capitalista de dominación y reivindicar sus derechos.

Los salarios, muchas veces pagados en fichas sólo canjeables en la pulpería del patrón, variaban entre 20 centavos y un peso diario. Los patrones demoraban dos y tres meses en el pago de los salarios.  La huelga —como arma de los trabajadores para enfrentar los abusos patronales, el mal trato y los bajos salarios— se generalizó en la segunda mitad del siglo pasado, aunque antes hubo huelgas en la zona del carbón y de la plata.

A la cabeza de estas luchas estuvieron los mineros, ferroviarios, portuarios y obreros de la construcción. Una de las huelgas más combativas fue la de los obreros del carbón en septiembre de 1888 en Lota. El periódico burgués “La Libertad Electoral” informaba que las “turbas asaltaron -y tomaron el cuartel de policía que destrozaron y trataron de incendiar. No lo consiguieron sino en la parte destinada a las caballerizas; atacaron las casas de comercio de Waldner y Copelli, las que desvalijaron por completo.

Las huelgas de los jornaleros de los puertos, especialmente del Norte, eran temidas por la burguesía porque dejaban paralizados los embarques de salitre y cobre. Los tipógrafos también se declararon en huelga en julio de 1888, exigiendo los cajistas el pago diario de 30 centavos por el mil de letras. A la semana siguiente, se declararon, en huelga los canillitas, vendedores de “El Mercurio” de Valparaíso, exigiendo que se los vendiera el diario a tres centavos en vez de cuatro.

La publicación denominada “Revista Económica”, dirigida por el conservador Zorobabel Rodríguez, hizo un balance de las huelgas de 1888, caracterizándolas de comunistas presentándolas como “el fenómeno del año” (Año II, tomo III,p.347, Santiago, 1988). El movimiento huelguístico alcanzó su culminación en el año 1890, mientras se incubaba el conflicto político e institucional que terminaría con el gobierno de Balmaceda.

El movimiento de 1890 puede caracterizarse como una huelga general escalonada que comenzó en el norte y que se extendió gradualmente hasta la región de Concepción. En rigor, no fue una huelga general simultanea en todo el país, sino una serie ininterrumpida de huelgas por gremios y por provincias. Los motivos de la huelga fueron aumentos de salarios, supresión de la ficha—salario, pago del salario en moneda de plata en lugar de papel moneda para contrarrestar la inflación y mejores condiciones de trabajo.

 Todo comenzó en Iquique.

En efecto, los lancheros de Iquique iniciaron sus manifestaciones el 2 de julio de 1890 con una concentración de 5.000 personas. El 4 de julio de 1890, “El Mercurio” publicaba un telegrama recibido de Iquique: “Graves desórdenes en Iquique. Choque de la tropa y bomberos con el populacho, 38 heridos. La huelga de los lancheros y trabajadores toma proporciones inmensas. Grupos numerosos recorren las calles atajando los coches y vehículos impidiendo todo trabajo. El gremio de los lancheros, que también toma parte en la huelga, exige el pago de sus sueldos en plata”.

La huelga se extendió el 17 de julio a toda la provincia de Tarapacá, a las oficinas de San Donato, Ramírez, Tres Marías, Sacramento, San José, Peña Chica, Constancia, Mercedes, Rosario, etc., abarcando unos 10.000 obreros de las salitreras y a los portuarios de Pisagua. Los obreros ya en plena huelga expropiaron o mejor dicho, hicieron recuperación de bienes del pueblo, en las pulperías y cortaron las vías del ferrocarril de Iquique para impedir la llegada del Ejército, que ya habían trabajadores en otras oficinas salitreras. El l3 de julio se plegaron los portuarios de Arica.

El 11 de julio estalló el paro en Antofagasta, encabezado por los ferroviarios. Las manifestaciones, que llegaron a contar con 3.000 huelguistas en esta ciudad, fueron reprimidas por los militares, registrándose numerosas muertes y heridos.

El 21 de julio comenzó la huelga en Valparaíso. Los obreros de la Compañía Sudamericana de Vapores se pusieron a la cabeza del movimiento, recibiéndose de inmediato el apoyo de los obreros portuarios y de los panaderos del puerto. En la tarde de ese día, casi todos los trabajadores de Viña del Marx y Valparaíso estaban plegados a la huelga. El ataque de las fuerzas represivas en Valparaíso provocó la masacre de 12 muertos y 500 heridos. El político balmacedista Julio Bañados, en su libro “Balmaceda. Su gobierno y la revolución de 1891”, tomo I, p. 517, París, 1894, señalaba que los trabajadores exigían que “...se les pagara en plata o su equivalente en billetes y la supresión definitiva del 25% que se les descuenta a los jornaleros por derecho a muellaje y el 12% para la Caja de Ahorros. Los huelguistas se derramaron por la ciudad en pequeños grupos y saquearon 7 casas de prendas, 30 despachos, tres almacenes, una fábrica de fideos, una de galletas, una carnicería y una panadería (...)Los desórdenes duraron tres días, del 21 al 23 de julio. El gobierno envió en el acto al General Valdivieso que fue nombrado Comandante General de Armas y las tropas necesarias para salvar la ciudad del desastre que la amagaba. Para cualquier evento se ordenó que estuvieran listos trenes para el envío del Buin”. A pesar de la represión, la huelga de los lancheros, jornaleros, panaderos y obreros mecánicos continuo varios días.

El movimiento huelguístico se extendió durante el mes de julio de 1890 a Santiago, Quillota, Talca, Lota y Coronel. Los diarios y políticos burgueses usaron toda clase de epítetos contra los trabajadores, acusándolos de vándalos, ladrones y pillos, y azuzando a las Fuerzas Armadas a una represión más generalizada. Según algunos autores, el presidente Balmaceda habría intentado frenar la represión. Sin embargo, la masacre de obreros fue el motivo para que los trabajadores no respaldasen al gobierno nacionalista con ocasión de la guerra civil desencadenada por los reaccionarios y pro imperialistas ingleses seis meses después de esta huelga general.

Esta serie de huelgas, que pueden ser consideradas como la primera huelga general producida en América Latina, abarcó a miles de trabajadores que por primera vez en la historia latinoamericana lograron coordinar un movimiento huelguístico de alcance nacional. La experiencia de lucha adquirida por las nuevas capas obreras chilenas forjó gradualmente una conciencia de clase que, a principios del siglo XX, se traduciría en la creación de la Federación Obrera de Chile (FOCH).

 

 Magallanes y la Patagonia llevaban por su parte un ritmo de desarrollo y de expansión económica que no presagiaba aún la creación de organizaciones obreras.  En este ambiente de crecientes migraciones desde Europa, se registra la aparición de las primeras Sociedades Mutuales de Magallanes y de toda la Patagonia.

 Pero estos extranjeros llegaron a un territorio donde habían escasas poblaciones, apenas una ciudad (Punta Arenas), una autoridad que todo lo sabía y lo administraba y con una sociabilidad casi inexistente: algo así como un "far-west" o “far-south” patagónico...

La única ciudad del Territorio (si es que el concepto de ciudad sirve para referirse a una pequeña comunidad de 4.000 habitantes) era Punta Arenas, una localidad que pujaba por surgir con su pequeño comercio, con sus talleres artesanales, con su puerto cada vez más activo, con su multitud de colonos extranjeros y chilenos, con sus calles de tierra o recién empedradas. 

Veamos algo de la localidad de Punta Arenas en el momento en que se comenzaron a formar las mutuales.

J.F. Fowler, un ingeniero especialista que propiciaba algunas iniciativas progresistas, describía la ciudad en invierno, en su informe de propuesta para la instalación de alumbrado eléctrico: "Durante las largas noches del invierno casi polar de aquella latitud, las calles permanecen cubiertas de nieve i sumidas en profunda oscuridad.  Allí no se emplea ni siquiera el alumbrado de sebo o de parafina en las calles públicas.  Aún el que se usa dentro de las habitaciones particulares o de las oficinas públicas es el alumbrado primitivo de parafina." ( ).

Esos inmigrantes europeos más los chilotes que ya llegaban a radicarse o a trabajar la temporada, se encontraron entonces desamparados frente a las inclemencias del clima, de la geografía, de la escasa legislación y de un trabajo duro.

Pero en esta época, la actividad ganadera se estaba convirtiendo en el sector productivo más dinámico de la pujante economía de Magallanes y de toda la Patagonia austral.

Julius Popper, el celebre aventurero de Tierra del Fuego nos brinda esta certera y bien informada descripcion de la vida economica en las tierras australes.

“En la región Este de Tierra del Fuego, en el vecino Territorio de Magallanes, sucede en materia de ganado lanar igual cosa que en Malvinas.

Hace dos años Magallanes contaba con 2.000 habitantes y con 250.000 ovejas.  Hoy día cuenta con 6.000 pobladores y con cerca de 600.000 cabezas de ganado, de modo que en el breve término de dos años triplicó el número de sus habitantes y de su ganado ovino.

También aquí la riqueza de los pobladores ha aumentado en la misma proporción y á veces aún más que en las islas Malvinas, porque al par con esa industria, hay la caza de anfibios, la explotación de bosques y minas y el comercio del Estrecho, que ha venido a dar recientemente un considerable impulso á su desarrollo.  Pero las grandes fortunas de sus principales pobladores, acumuladas sin base de capital tomar origen principalmente en la cría del ganado lanar.  En este territorio como en el de Malvinas, no hai una sola hectárea de tierras disponibles.

A cada lado del Estrecho de Magallanes y en cada punto que ofrece pasto se ven casas, estancias y poblaciones...

Según informe del gobernador de Magallanes, se han extraído en dicho año 1.200 kilogramos de oro, pero resulta de los datos recojidos en las casas exportadoras de Punta Arenas y en las agencias de vapores que hacen escala en el Estrecho, que la cantidad de oro embarcada en el año 1892 asciende a dos toneladas...”  ( )

Mientras tanto, las corrientes migratorias continuaban llegando a las costas australes. Entre 1894 y 1895, por ejemplo, llegaron en los sucesivos barcos que "hacían la carrera" en la costa chilena, alrededor de 250 chilotes inmigrantes.   

En este contexto se comenzaron a formar las sociedades mutuales.

Es importante subrayar que, a diferencia de lo ocurrido en el resto de Chile, las mutuales magallánicas surgieron bajo el directo influjo de los trabajadores y artesanos extranjeros emigrados al Territorio, quienes trajeron de Europa las ideas y experiencias del mutualismo.

 

Los orígenes del mutualismo
en Chile


Durante la segunda mitad del siglo XIX hubo un desarrollo masivo del artesanado como consecuencia del crecimiento de las ciudades. Los requerimientos de la población urbana determinaron el surgimiento de numerosas sastrerías, zapaterías, talabarterías, herrerías, panaderías, etc.

El Censo nacional de 1875 registró 50.114 artesanos y el de 1885 más de 320.000. Los artesanos se organizaron en Sociedades Mutuales. Se ha considerado a la Unión de Tipógrafos, fundada en 1851, como la primera sociedad de artesanos. Sin embargo, se sabe de la existencia de la Asociación de Artesanos de 1828 y la Sociedad de Artesanos de 1847.

Durante la década de 1850 y 1860 se fundaron numerosas sociedades mutuales en Santiago, Valparaíso, Concepción, La Serena y otras ciudades.

Si bien cierto que en el siglo XIX existió una estrecha relación entre el proletariado y el artesanado, no debe identificarse, como han hecho algunos autores, la organización artesanal con la del movimiento obrero. En rigor, los artesanos, dueños de pequeños talleres, formaban parte de los sectores medios. Su ideología era pequeño burguesa. En su esencia, el mutualismo era un movimiento reformista, influenciado en parte por algunas ideas prouhdonianas. No planteaba el cambio del sistema sino mejoras dentro del sistema. Los artesanos únicamente trataban de defenderse del gran capital mediante el cooperativismo, el fenómeno del ahorro y las sociedades de socorros mutuos.

Los objetivos de las sociedades mutuales estaban limitados a dar beneficios en caso de enfermedad, jubilación y muerte, como consta en los Estatutos de la Unión de Tipógrafos. El mutualismo contribuyó a agrupar a los trabajadores para discutir sobre problemas sociales e inculcarles los principios elementales de organización. Sin embargo, su ideología inspiradora retardaba el pleno desarrollo de la conciencia de clase proletaria.

A principios del siglo XX, el proletariado chileno logró superar los estrechos marcos del mutualismo al fundar organizaciones de clase, como las mancomunales y las sociedades obreras de resistencia.

La ideología pequeño burguesa del mutualismo se refleja en las posiciones de su principal exponente: Fermín Vivaceta, fundador de una Sociedad de Socorros Mutuos en 1862, se inició como ebanista y llegó a ser arquitecto. Promovió la creación de cooperativas de consumo y la formación de bibliotecas y escuelas vespertinas invitando en calidad de expositores a ideólogos de la burguesía liberal, como Vicuña Mackena, Lastarria, Francisco Valdés Vergara.

Había una estrecha relación entre los dirigentes del mutualismo y los teóricos de los partidos liberal y radical. Un discurso pronunciado por Vivaceta en 1877 expresa inequívocamente la ideología reformista del principal líder del mutualismo: “El laborioso obrero, el honrado comerciante, el activo industrial y el acaudalado capitalista, todos encuentran en el sistema societario la fuente inagotable que derrama recursos para mejorar la condición del pobre y acrecentar la fortuna del rico. El espíritu de asociación establece relaciones entre todas las clases de la sociedad”.

Una de las principales preocupaciones de los artesanos chilenos fue impulsar leyes proteccionistas para la defensa de sus intereses profesionales. Ante la entrada indiscriminada de manufactura extranjera, que hacía competencia a ciertos productos nacionales elaborados en los talleres artesanales, el movimiento mutualista se puso a la cabeza de la lucha por el proteccionismo. Los artesanos organizaron en 1877 una gran concentración a la que asistieron más de 1.000 personas, donde pidieron la reforma de la Ordenanza de Aduanas en un sentido claramente proteccionista y nombraron “un Comité” que presente esas bases al gobierno y lo excite para que proteja la industria.
 
 En el plano político, los principales dirigentes del mutualismo en el resto de Chile estaban conectados con las logias masónicas y eran miembros del Partido Radical o Liberal. Algunos líderes, como Juan Agustín Cornejo, contribuyeron en 1887 a la formación del Partido Democrático, cuyo programa expresó con mayor fidelidad la ideología reformista del mutualismo.

Estamos entonces en un período en que las mutuales constituyen la principal forma de organización de los trabajadores.

Desde el punto de vista político y jurídico, es una época en que no hay legislación sobre la relación entre el capital y el trabajo y sólo se tiende a reprimir a los movimientos populares. El incipiente movimiento obrero en Chile y en el resto del continente latinoamericano transita desde ideas demócratas y legalistas hasta ideas anarquistas y socialistas.

A finales de este período se buscará postular un proyecto histórico de cambio, el socialismo, y unirse a otros sectores populares.  Durante este período surgen las primeras organizaciones obreras: las sociedades mutuales: instituciones de defensa mutua y reclutaban a sus afiliados principalmente entre los artesanos.

En el resto de Chile, la primera mutual agrupaba a ferroviarios de la capital que luchaban con clara conciencia contra el capitalismo y desplegaban acciones como paros, huelgas ligadas al ideario anarquista y las mancomunales. Constituía una combinación entre mutualismo y sindicalismo. Por un lado, protegía a sus asociados y fomentaba el principio de la solidaridad obrera y, además, organizaba a los obreros y los defendía ante sus patrones.

En Magallanes en cambio, la trayectoria social y política de las mutuales fue algo diferente.

Se formaron numerosas mutuales a partir de 1893 en Magallanes, y se constituyeron desde los núcleos de inmigrantes extranjeros, principalmente europeos, que llegaban al Territorio.

Las primeras Sociedades mutuales o de Socorros Mutuos se formaron a partir de 1893 en Magallanes: la Sociedad de Beneficencia Portuguesa (el 14 de mayo de 1893) y la Sociedad Cosmopolita de Socorros Mutuos (el 3 de junio de 1893).

La creación de las primeras sociedades mutuales, como se verá más adelante, constituyó un paso significativo en el desarrollo social de esta pequeña comunidad: "...es forzoso reconocer que las clases trabajadoras  no tenían hábitos de economía y mal gastaban jeneralmente en pocas horas el fruto de largos meses de trabajo en las minas, en la pesca o en las haciendas.  El espíritu de asociación, tan benéfico y moralizador, se abrió camino en los residentes y en breve hemos visto surgir instituciones tan importantes y prósperas como el Cuerpo de Bomberos, la Sociedad Portuguesa de Socorros Mutuos y el Club de la Unión.  La Sociedad que nos ocupa tiene apenas dos meses de existencia y cuenta ya con 163 socios.  Son inestimables los servicios que puede prestar una asociación de esa naturaleza en las clases obreras." ( ). 

 Y agregaba el mismo periódico, algunos meses más tarde: "...el espíritu de asociación con los fines benéficos del socorro mutuo se ha abierto camino en las masas obreras.  Dos sociedades con 400 miembros llenan satisfactoriamente este noble propósito y prosperan cada día más al calor de las simpatías y protección del pueblo". ( )

 

La formación inicial
 de las Sociedades Mutuales en Magallanes
(1893-1918)


 El mutualismo en Magallanes arranca desde la experiencia mutualista europea, la que a su vez, proviene de una trayectoria histórica de más de cinco siglos entre la Edad Media y la Modernidad, cuando las antiguas corporaciones gremiales medievales buscaron crear "cajas comunes de asistencia", para sus asociados en problemas.

 El mutualismo inglés, francés, italiano y español se desarrolló durante el siglo XIX a pesar de las numerosas prohibiciones legales y trabas burocráticas, y desde la década de 1850-1860 en adelante se orientó a ofrecer indemnizaciones por accidentes, medicamentos y atención de salud, organizándose sobre una base comunal y agrupadas por profesiones u oficios. 

Hacia fines del siglo XIX todo el mutualismo europeo había alcanzado legitimidad jurídica y estaba expandiéndose hacia los seguros de vida, las jubilaciones, la educación y la vivienda.  También estas sociedades mutuales europeas, se encontraban en aumento sus efectivos en el umbral del siglo XX: las mutuales francesas, por ejemplo, de 1.900.000 socios en 1898, contaban con 5.300.000 asociados en 1914.

La formación de las Sociedades Mutuales en Magallanes es pionera en la organización obrera, y durante los primeros veinte años de su evolución siguió una trayectoria casi paralela e independiente a la formación de los primeros sindicatos. 

Puede afirmarse que el mutualismo en Magallanes -a partir de los últimos 10 años del siglo XIX y primeros 20 años del siglo XX-  constituye el tronco común fundacional desde el cual se desprenden dos líneas de organizaciones obreras diferentes: por un lado, la línea gremial-sindical que da origen a los gremios, sociedades de resistencia y sindicatos por ramas de actividad, a las federaciones y confederaciones; y por el otro, la línea propiamente mutualista, de la que surgen las sociedades de socorros mutuos, las cajas de socorros, las cooperativas de consumo y los servicios de beneficencia. 

El desarrollo de las sociedades mutuales siguió sin embargo, una trayectoria paralela y no siempre coincidente con la de los sindicatos.

”Considerando:
Que la emancipación de los trabajadores debe ser obra de los trabajadores mismos; que los esfuerzos de los trabajadores por conquistar su emancipación no han de tender a constituir nuevos privilegios sino a establecer para todos los mismos derechos y los mismos deberes;(...);

que la emancipación de los trabajadores no es un problema únicamente local o nacional, que, por el contrario, este problema interesa a todas las naciones
(...)
Declaran que esta Asociación Internacional, así como todas los sociedades e individuos que a la misma se adhieran, reconocerán como base de su conducta para todos los hombres la verdad, la justicia y la moral, sin distinción de color, de creencia o de nacionalidad. ",

(Estatutos de la Iª Internacional, 25 al 29 de Septiembre de 1865. Bruselas)

El mutualismo en Magallanes se desarrolló -a diferencia de las sociedades mutualistas del resto de Chile- como efecto directo de la presencia de una creciente inmigración extranjera, europea para ser precisos. 

Es necesario subrayar que el mutualismo magallánico nació bajo el influjo europeo, y no estuvo constituido exclusivamente por obreros y trabajadores: en verdad, la primeras mutuales realmente obreras fueron la Sociedad Marítima Internacional de Socorros Mutuos y la Sociedad Obrera de Socorros Mutuos, llegando después a serlo (hacia los años veinte y treinta) la Sociedad Cosmopolita. 

   La variedad, duración y carácter de las organizaciones mutuales magallánicas reflejan, además, la fuerte identidad de que eran portadores los inmigrantes extranjeros avecindados en el Territorio, ya que trajeron sus costumbres, sus formas de sociabilidad y organización y desarrollaron un mutualismo que reproducía muy directamente la experiencia de las mutuales europeas de mediados y fines del siglo XIX.

En 1893 se formaron las dos primeras Sociedades mutuales en Magallanes y en toda la Patagonia: la Sociedad de Beneficencia Portuguesa (14 de mayo) y la Societá di Mutuo Socorso Fratellanza Italiana (3 de junio).

A su vez, entre 1894 y 1898, se formaron otras seis: la Sociedad Cosmopolita de Socorros Mutuos (18 enero 1894), la Sociedad Española de S.M. (21 marzo 1895), la Sociedad Dalmata de S.M. (12 septiembre 1896), la Societé Francaise de Secours Mutuels (7 agosto 1897), la Deutsche Kranke und Sterbekasse (11 diciembre 1897), la Sociedad Chilena de S.M., en 1898 y la Mutual Benefit Society formada por ingleses el 3 de mayo de 1899.

 Los primeros directivos de la Sociedad Cosmopolita de Socorros Mutuos, en 1984, fueron don Augusto Wahlen, Presidente; Félix Córdova, VicePresidente; Federico Lucares, Secretario; Miguel Piedrabuena, Tesorero; Alfredo Carmona, ProSecretario; y Consejeros: Emilio Olmos, Oreste Grandi, Mateo Bermúdez, José Arias y Juan Depolo.  La Comisión Calificadora de Socios estuvo integrada por Zacarías Tapia, Sabino Ruiz y Luis Navarro, mientras que la Comisión Revisora de Cuentas se formó con Luis Navarro, Walter Curtze y Lorenzo de Bray.

 El "Censo Jeneral del Territorio de Magallanes" de don Lautaro Navarro Avaria, publicado en 1908, daba cuenta de la existencia de 13 sociedades mutuales en Punta Arenas y una en Porvenir: la Sociedad Cosmopolita de Socorros Mutuos, creada el 1 de junio de 1904.

A principios del siglo XX y hasta 1918, hay que consignar la formación de otras cinco sociedades: la Yugoslovenko Pripocno Drustvo (16 diciembre 1900), la Sociedad Suiza de Socorros Mutuos "Helvetia" (1 agosto 1902), la Sociedad Marítima Internacional de S.M.(5 diciembre 1903), la Sociedad Unión de Carpinteros de Socorros Mutuos (1 febrero 1904), la Sociedad Católica de S.M. (1917), la Sociedad Obrera de Socorros Mutuos (creada en 1917) y la Sociedad Femenina de S.M. (16 junio 1918).

Finalmente, cabe destacar que la formación y desarrollo de las sociedades mutuales en el territorio de Magallanes, estuvo asociada a otras formas de sociabilidad como los clubes sociales, los clubes deportivos, las compañías de bomberos y la propia Cruz Roja, fenómenos que deben ser considerados en relación con el desarrollo social y cultural de esta apartada zona del mundo.

 

 Es importante subrayar aquí que la formación de las sociedades de socorros mutuos aun cuando se deben a intereses y demandas específicas de los trabajadores y habitantes del Territorio, continuó paralela a la creación de otras formas de asociación obrera y sindical.

 Por otra parte, y como resulta de la revisión de sus listados de dirigentes y de socios, no todas las sociedades de socorros mutuos estaban constituídas exclusivamente por obreros: de hecho por ejemplo, la Sociedad Española de Socorros Mutuos fue formada y dirigida inicialmente -entre otros- por José Menéndez en marzo de 1895. 

Por eso, puede decirse que las sociedades mutuales -sobre todo en este período inicial de su formación- eran organizaciones sociales de ayuda solidaria en la que se integraban algunos obreros, pero no eran organizaciones formadas exclusivamente por obreros. 

El mutualismo fue una organización en forma de redes de ayuda y su existencia vino a suplir la falta de hospitales, clínicas e incluso de ayuda médica y farmacéutica.

 

Sociedad de Beneficencia Portuguesa


"Director de turno durante el presente mes: Serafin Araujo.
Las familias de los socios enfermos deben dirijirse al Director de turno en demanda de auxilio.  El Secretario." ( )

 


Por lo demás, hay que subrayar que el mutualismo que se estableció en Magallanes era originariamente europeo.

 Es necesario entender que, con muchos europeos llegaron también a Magallanes las ideas y tendencias sociales, que se disputaban los grandes movimientos sociales en la Europa de la época: las tendencias socialistas, con sus numerosas variantes utópicas, social-demócratas y científicas, el anarquismo (que a fines del siglo XIX se encontraba en una fase de auge y expansión); el mutualismo (que arrancaba sus lejanas raíces de los gremios artesanos de la Edad Media); el cooperativismo; el cartismo inglés de las "Trade Unions"; las influencias provenientes de la Primer Internacional de los Trabajadores y sus sucesores; e incluso de la propia y riquísima experiencia asociativa y de luchas sociales y políticas que habían vivido Francia, Italia, Alemania, España y Europa central después del derrumbe del imperio napoleónico y el despertar de las nacionalidades.

 Considérese además, en este sentido, que los inmigrantes europeos provenían de un continente que a partir de 1873 vivió una prolongada crisis económica y social, caracterizada por guerras frecuentes, carestía, hambrunas y bruscos desplazamientos de población desde las zonas rurales hacia las ciudades.

Atraídos por un buen pago, por el deseo de aventura o simplemente por la imagen mítica que tenía la Patagonia en el "imaginario colectivo" de los europeos, y porque en Europa en época invernal no había mucho para hacer, llegaban al país contingentes de inmigrantes para participar en verano en las faenas ganaderas.

Las sociedades ganaderas que traían estos trabajadores golondrinas (especialmente en el caso de ingleses y escoceses) les costeaban el viaje y los devolvían en barco a su país de origen.

Muchos de esos inmigrantes, llegaron al puerto de Punta Arenas, y se alojaron en precarias viviendas. Algunos de ellos, como se podrá apreciar más adelante, eran portadores de ideologías revolucionarias, participaron activamente en la formación de las primeras organizaciones del movimiento obrero magallánico y de las primeras corrientes políticas, ya sea porque adherían al mutualismo, al socialismo o al anarquismo.

Pero, es necesario reconocerlo también, muchos de ellos no tenían ideología política ni disposición a participar en asuntos sociales o gremiales, y se dedicaron única y exclusivamente a trabajar, orientándose por una filosofía del ahorro.

Está por ejemplo el caso del profesor Otto Buchler, quién fuera contratado por el Estado de Chile en su país de orígen, Alemania, para que venga a Magallanes a fundar una escuela, después que éste presentara una propuesta con tal fin.  El documento oficial que da forma al contrato, por el cual se acepta la venida de Buchler a Punta Arenas, dice lo siguiente.

 


"República de Chile. Gobernación de Magallanes, número doscientos sesenta i seis. 

Punta Arenas, julio quince de mil ochocientos noventa i cinco. El Subsecretario de Relaciones Esteriores en comunicación nota número mil trescientos cincuenta i nueve, de nueve de mayo último, me dice lo siguiente: En vista de estos antecedentes, decreto: acéptase la propuesta que hace don Otto Buchler para fundar en la población de Punta Arenas un establecimiento de enseñanza mercantil e industrial con arreglo a las cláusulas siguientes:

Primero.  El Estado suministrará al señor Buchler i su familia pasaje libre hasta Punta Arenas en cámara de primera clase i le subvenciona con la suma de cinco mil pesos al año mientras esta cantidad se consulte en el presupuesto de gastos jenerales de la administración.

Segundo.  Por su parte el señor Buchler se compromete a abrir su establecimiento i enseñar en él los ramos que comprenda un programa que dictará al efecto el Gobernador de Magallanes con aprobación del Gobierno.

Tercero.  El establecimiento estará bajo la vijilancia del Gobernador del Territorio, el cual podrá nombrar, si fuere necesario, una delegación de dos individuos que lo inspeccionen más de cerca i le den cuenta periódicamente de su desarrollo.

Cuarto.  El Gobierno podrá en cualquier tiempo, poner término a este contrato sin que pueda alegarse por el señor Buchler derecho a indemnización alguna.

Quinto.  La subvención a que alude este contrato, le será pagada al interesado por trimestres vencidos menos la correspondiente al primer trimestre de este año que se le entregará a medida que vaya instalándose.  El Gobernador de Magallanes en representación del Fisco reducirá a escritura pública el presente decreto.


Tómese razón, rejístrese i comuníquese.  Jorje Montt.  Luis Barros Borgoño.  Lo que trancribo a Ud. para su conocimiento. Dios guarde a Ud. E. Phillips.  I yo a Ud. para que se sirva estender la escritura pública correspondiente.  Dios guarde a Ud. Manuel Señoret." ( )

 

Obsérvense las ventajosas condiciones con las que es contratado el profesor Buchler en comparación a aquellas que se referían a los colonos agricultores suizos.
 
Por su parte, los que llegaron en mejor situación económica, dedicados a las profesiones liberales y el comercio, integraron una incipiente "clase media" regional magallánica.

Otros inmigrantes, no tan afortunados en cuanto primera generación, vieron en algunos casos la posibilidad de ascenso social a través de sus hijos nacidos en Magallanes, los que llegaron a ocuparse como empleados públicos, comerciantes, abogados, médicos.
     
El proceso migratorio hacia el Territorio de Magallanes, al igual que al resto de la Patagonia, fue creciente desde la década de los años setenta del siglo XIX, hasta que la Primera Guerra Mundial interrumpió la afluencia masiva de extranjeros.

 Pero todos llegaron a la Patagonia aportando su propio modo de vida. 

Así, mientras los europeos inmigrantes aportaron ideas, experiencias sociales y políticas, y una visión pionera de la vida, los chilotes inmigrantes aportaron experiencia cotidiana, cultura tradicional rural y una visión abnegada de la vida. 

Desde estas dos fuentes nutricias, se alimentó en sus orígenes el movimiento obrero y sindical magallánico.  La siguiente etapa  en el desarrollo organizacional de los movimientos obreros magallánicos (al igual que el resto del movimiento obrero chileno), fueron las llamadas Sociedades obreras de Resistencia, que comenzaron a aparecer a principios de la primera década del siglo XX.

Mientras tanto, el trabajo expandía gradualmente sus medios humanos y materiales. 

 En 1897, según la ya citada Memoria del Gobernador Mariano Guerrero Bascuñán, las actividades de astilleros, varaderos y carpinteros de ribera daban trabajo a 22 "maestros oficiales", 15 aprendices y 22 capataces. ( ).

 Según esta misma fuente, en 1896 entraron al puerto de Punta Arenas, 175 buques a vapor y 8 buques a vela.  Y en cuanto a la nacionalidad de los buques a vapor, eran 59 barcos alemanes, 1 austro-húngaro, 15 argentinos, 3 chilenos, 1 francés, 94 buques ingleses, y norteamericano y 1 peruano, los que movilizaron ese año 330.776 toneladas de carga. ( )

Como se ha venido observando, en la década de los noventa, la ganadería se convirtió claramente en el eje fundamental de la economía magallánica y patagónica, actividad de la que se derivaban el comercio, la navegación de cabotaje, la exportación de productos derivados a Londres y otros mercados y hasta la artesanía urbana.

Se estaba comenzando a instalar en el Territorio austral, un modelo agro-exportador de economía abierta, cuyos pilares básicos eran el trabajo de obreros inmigrantes, el capital privado de empresarios extranjeros y la explotación de la tierra y la ganadería, para la exportación a los mercados europeos.   Por lo tanto, venir a la Patagonia era un atractivo cada vez más interesante, para muchos inmigrantes.

Pero, ¿cómo se desarrollaban las faenas del trabajo ganadero en aquellos años en la Patagonia?

La actividad ganadera cada vez más intensa en inversión, en mano de obra y en equipamiento, comenzaba lentamente a incorporar nuevas técnicas de trabajo, maquinarias y equipos que iban a facilitar una mayor productividad.  En particular, en las faenas de esquila de ovejas hacia 1898, “...la esquila se practica a mano como en la jeneralidad de las haciendas...” escribía el Gobernador del Territorio Mariano Guerrero ( ), pero ya se comenzaban a utilizar tijeras movidas por motores a vapor o parafina.

Así, describiendo el establecimiento ganadero del pionero ganadero Enrique L. Reynard, escribe el Gobernador antes citado: “...el señor Reynard tiene un galpón...destinado a la esquila de las ovejas, provisto de doce tijeras movidas por un motor a parafina de cinco caballos de fuerza, un almacén para venta i provisión de mercaderías, construído recientemente, con dos pequeños departamentos anexos para empleados, un depósito de lanas, otro para mercaderías jenerales i una ferrovia, sistema De-Cauville, para facilitar el servicio de acarreo de los artículos que llegan o salen del puerto. ( )

Algunas estancias iban incorporando la operación de esquila mediante tijeras accionadas con motores a vapor o a parafina, mientras la mayoría de las explotaciones continuaban trabajando con tijera manual, un procedimiento particularmente simple pero agotador para el obrero esquilador, ya que  le exigía destreza en sus brazos y fuerza en sus manos y muñecas.

La inmigración de colonos extranjeros ya había comenzado a crecer, como que según el Censo de 1885, por ejemplo, habían 90 alemanes, 43 españoles, 103 franceses, 291 ingleses, 154 suizos y otras nacionalidades, lo que daba un total de 781 extranjeros. 

La Patagonia constituía a fines del siglo XIX un poderoso atractivo para el imaginario de los europeos: era la tierra de la aventura, el fin del mundo desconocido e inhóspito pintado por Darwin, que ofrecía a los europeos en medio de sus crisis económicas y frecuentes guerras, la perspectiva de ser pioneros en una tierra desconocida y lejana. 

La pobreza de los campos y las ciudades y la inseguridad de las guerras en Europa, lanzó a muchos de sus habitantes hacia el horizonte casi mítico de la Patagonia.

La presencia de gente del sur de Chile se hacía sentir ya fuertemente en el territorio patagónico, como lo relata -con trazos poco realistas- la prensa local a través del periódico "El Magallanes": "casi la totalidad de la población chilena de Magallanes está constituída por chilotes que han encontrado aquí trabajo bien remunerado y una abundancia y bienestar como jamás se lo imajinaron.  Es para ellos la tierra prometida y cuantos vengan tendrán ocupación inmediata  y provechosa". ( )

Siempre hacia 1885, la sociedad magallánica presentaba ya una clara diferenciación social y económica, en la medida en que se encontraban ya delimitadas -a los menos- tres grandes categorías socio-económicas: habían entonces 129 agricultores, 46 carpinteros, 18 cocineros, 149 gañanes (obreros sin profesión), 29 labradores, 58 lavanderas, 289 marinos, 41 sirvientes 75 mineros, 11 panaderos, 35 sastres y costureras, 12 empleados particulares, 3 empleados públicos, 16 militares, 88 comerciantes y 10 propietarios, lo que daba un total de 1.104 individuos componentes de la fuerza de trabajo, siempre según el Censo General de 1885.


La Patagonia:
un territorio abierto
a la influencia británica


A fines de la década de los noventa (hacia 1898, para ser más exactos), la economía del Territorio se percibía en plena expansión. Una "economía ganadera de exportación" estaba naciendo en el conjunto de la Patagonia chilena y argentina.

Y, en este contexto, la influencia económica británica era evidente: habían compañías aseguradoras inglesas (Union Assurance Society, Manchester, Waits y Cía.) que tenían representación en el puerto de Punta Arenas, además de bancos (como el Banco de Tarapacá y Londres Ltd.), hoteles, herrerías, talleres de pintura, fundiciones,  talleres de imprenta, aserraderos, fábricas de carruajes y carretas, compañías de vapores que hacían la carrera de la costa del Estrecho y el Atlántico y un comercio mayorista y minorista cada vez más extenso.

No es de extrañar entonces que los administradores de las estancias fueran  en su mayoría de procedencia inglesa o escocesa y que buena parte de la correspondencia de don Mauricio Braun con sus administradores de estancias y frigoríficos, estuviera escrita en inglés, y que el periódico "El Magallanes" ofreciera ejemplares de contratos de trabajo para la esquila, impresos en español y en inglés.

En las condiciones de la naciente industria ganadera patagónica, todo dependía de la parición de las ovejas y del clima, de la esquila y de la producción que pudiera ser vendida, como se lo manifiesta Sara Braun a su hermano Mauricio Braun, en esta carta inédita del 28 de agosto de 1890: "Estoi muy satisfecha de saber que el invierno ha sido benigno y con esto nuestras estancias no sufrirán aquellas pérdidas de que tuvimos que pasar los años anteriores.  Con una buena parición y cosecha de lana no vienen mal para pagar en fuerte los perjuicios causados por la baja de la lana.  No hai tendencias que el precio de la lana sufra, parece que se mantendrá lo mismo." ( ).

 Algo similar ocurría con la naciente actividad de la Patagonia argentina: todo estaba controlado o dependía de mercados, capitales e intereses británicos destacándose en particular, entre otras, la casa comercial Duncan Fox.

 En 1894 y 1895, por ejemplo, varias casas comerciales de Punta Arenas anunciaban sus productos en "El Comercio" o en "El Magallanes" en inglés y en español, mientras los propios avisos de suscripción del periódico se publicaban en español, en francés y en inglés...

No obstante esta creciente influencia británica en la economía magallánica, los inmigrantes chilotes comenzaron ya por aquel entonces a constituir el fundamento de una mano de obra de buen precio, para las diferentes faenas que se realizaban en el Territorio.  

Frente a la expansión comercial e industrial que vivía la zona austral a mediados de los noventa (se incrementaba el número de barcos con registro en Punta Arenas y los establecimiento comerciales, a la par que el negocio ganadero se expandía a ojos vista), la traída de inmigrantes chilenos -en este caso desde Chiloé- fue una medida deliberada del Gobierno para inducir un crecimiento de la población nativa, frente al número dominante de extranjeros.  Así en 1893 fueron traídas desde Chiloé 80 familias, y en 1898, siempre en un buque de la Armada, llegaron otras 80 familias chilotas, muchas de las cuales se radicaron en Magallanes.

Por su parte, en la medida en que la ganadería se transformaba en el eje de la economía magallánica, el tema de la propiedad y la tenencia de las tierras australes estaba ya presente en el debate público a principios del siglo XX, y como se verá a lo largo del relato, se repetirá con frecuencia en el interés de los habitantes del Territorio.  "Abogamos por la venta de las tierras, pero tampoco queremos que la Patagonia quede en manos de 10 ó 20 afortunados, escluyendo a los otros que disponen de un capital más pequeño." ( )

Magallanes era a fines del siglo XIX y principios del XX, una tierra de inmigrantes: espacio abierto a la llegada de colonos y aventureros, artesanos y obreros, toda ella mano de obra especializada, dotada de experiencia artesanal y de alguna cultura intelectual básica.


1895 y 1896:
las condiciones de vida
en la Colonia de Magallanes


Las condiciones de vida y de trabajo de los colonos estaban comenzando a mejorar muy lenta y gradualmente en Magallanes, a partir de la implantación de la ganadería y de la expansión de las actividades comerciales, portuarias e industriales asociadas a aquella.

Probablemente un habitante de Punta Arenas, con una vida de no más de 50 años no podría darse cuenta en 1895 de los cambios que estaban sucediendo a su alrededor.  Veamos un panorama de la colonia, en su estado de desarrollo, según la visión del Gobernador del Territorio.

 

Panorama
 de la Colonia de Magallanes
en 1895


El Gobernador del Territorio describía a la colonia de Magallanes, en términos muy optimistas diciendo que: "El carácter especial i cosmopolita de la población de Magallanes es otro de los maravillosos resortes que mueven esta gran máquina progresista que impulsa el territorio hacia un risueño i rico porvenir. Intelijentes, enérjicos i laboriosos, los estranjeros que se han establecido aquí, a la vez que han encontrado una segunda patria i una fortuna para ellos, han traído los capitales i los conocimientos necesarios para hacer nacer i vivificar las industrias a que debe su adelanto la Colonia."

En una comunidad de poco más de 4.000 habitantes, los extranjeros eran notoria mayoría. "Casi todas las nacionalidades europeas estan representadas en número respetable i me es sensible tener que apuntar la circunstancia de encontrarse la nacionalidad chilena en notable minoría como número i como industria o capital. Felizmente todos los esfuerzos del Gobierno tienden a subsanar este mal i así hemos visto llegar a las playas de Punta Arenas,  durante los últimos tres años, ochocientos inmigrantes, procedentes de Valparaíso i Chiloé, espresamente enviados en buques del Estado por el Supremo Gobierno quinientos de ellos i el resto por su propia cuenta." ( )

Las condiciones de vida y de trabajo de estos colonos, lo que podría denominarse como la segunda oleada de inmigrantes chilotes llegados a Magallanes, después del período del Fuerte Bulnes, fueron objeto algunos años más tarde, de las ácidas críticas de la Unión Obrera...

La población de Magallanes estimada en 1895 era de 8.200, distribuidos en 4.300 residentes en Punta Arenas, 1.200 considerados como "población rural del continente", 2.000 habitando Tierra del Fuego, 200 en Isla Dawson y 500 en las islas australes.  Y agregaba al respecto el Gobernador: "No hai otro centro de población que Punta Arenas.  En la Tierra del Fuego por decreto reciente se ha ordenado fundar la población de Porvenir que cuenta actualmente con un centenar de habitantes i cuya importancia se debe casi esclusivamente a los ricos lavaderos de oro que hai en sus vecindades.  Los otros pequeños núcleos de pobladores los constituyen los aserraderos donde viven agrupados los trabajadores, chilotes en su mayor parte i a los cuales no se les divisa mayor porvenir i desarrollo." ( )

El crecimiento de Punta Arenas se debía sin duda a la expansión que estaba experimentando la actividad ganadera: "Hace veinte años (1875) la población de Punta Arenas se reducía a un caserío miserable sin más comercio que el de pieles de guanaco i avestruz i cueros de lobos i sin industria alguna. Más allá del río de las Minas o del de Tres Puentes se estendía el bosque impenetrable i más allá aún la pampa inmensa habitada solo por algunas tribus de indios tehuelches."

A su vez, evaluando la riqueza ganadera que se estaba constituyendo, el Gobernador acotaba, no sin dejar de paso un comentario acerca de la diferencia económica, que se estaba produciendo en esta actividad: "El rendimiento de las estancias de ganado lanar, está en razón directa de su estensión. Los títulos provisorios no comprenden, en su mayor parte, sino lotes de 10 a 15.000 hectáreas, mientras hai quienes disfrutan con título regular, de estensiones de 30.000 hasta un millón de hectáreas.  Aquellos pertenecen a pequeños capitalistas, a los que trabajan personalmente las tierras, radicando en ellas sus familias i todos sus intereses, i estos últimos a ricos industriales i a sociedades poderosas que apenas tienen representantes en Magallanes." ( )

Esta comunidad local se estaba transformando en un emporio comercial.  El Puerto de Punta Arenas tenía, por ejemplo, en 1894, una matrícula propia de 20 barcos de diverso tamaño, número que en 1896 alcanzaba las 33 naves y otras 50 embarcaciones menores.  

 


Pero, veamos ahora cuáles eran las condiciones de vida y económicas de un obrero artesano en el territorio de Magallanes en 1895 y 1896. Interesa comenzar a descorrer el velo que oculta a la Historia y al observador, la forma como se relacionaba el hombre de trabajo con su patrón en los períodos iniciales de la llamada “economía ganadera de exportación”.

 Una imagen  fugaz de estas condiciones laborales y relaciones entre el capital y el trabajo, la encontramos en estos dos documentos inéditos, los cuales están sin firmas y fueron manuscritos por el propio obrero con su difícil caligrafía.

 


"Sr. Moritz Braun á Exequiel Garrido DEBE  por pintar, empapelar i barinizar según el presupuesto, $ 299,oo."

( )

 

No está demás anotar -y no es un hecho anecdótico- el que éste obrero artesano Ezequiel Garrido, que en 1895 trabajaba en faenas como albañil, pintor y empapelador, logró con su trabajo tener hacia 1898 su propio aserradero de leña y maderas y después en sociedad formó una fábrica de carros, no sin que el hombre se haya integrado -como se verá más adelante- en la primera "sociedad obrera de resistencia" del Territorio.

 

Aserradero "18 de septiembre"
de Ezequiel Garrido
Pampa Redonda


"Leña aserrada para estufas i cocinas, de las dimensiones que se pidan.  Zoquetes para edificios, según orden.  Recibe órdenes en las casas de A. Whalen i P. Sánchez.  Indicar calle i número.   Servicio rápido.  Precios módicos."

( ).

 

Algo más de las condiciones económicas que se vivían en el Territorio, se encuentra reflejado en los siguientes precios y salarios.

 

Salarios y precios
en Magallanes en 1896

 

Tomando como fuente la "Guía Comercial de Punta Arenas" publicada en julio de 1896, pueden conocerse algunos aspectos de la vida de los habitantes de Magallanes en esa época. 

Obsérvese que numerosos precios han sido señalados en los pesos y medidas usuales (ingleses y españoles) de fines del siglo XIX.

Los jornales que se cancelaban en el Territorio de Magallanes y en particular, en la ciudad de Punta Arenas, a algunas de las categorías más frecuentes de obreros, eran las siguientes:

Carpinteros:    $ 4 a 7 diarios
Albañil:                    4 a 8 diarios
Gañán (obrero sin calificación)                    2 a 3 diarios
Sirvientes domésticas:                 30 a 40 mensuales
Cocineros, mozos, etc.:                               40 a 80 mensuales
Mozos de almacén:     80 mensuales
Niños:       20 a 30 mensuales

A su vez, entre los precios de artículos de primera necesidad, pueden referirse: carne de cordero 0.17 a 0.20 centavos el kilo; leche fresca $ 1.50 el litro; carne salada $ 12.50 el quintal; pan $ 0.10 la libra; verduras surtidas $ 0.22 el kilo; lentejas $ 10 el quintal; papas $ 4.50 el quintal; te a granel (lata de 25 libras) $ 10; fideos blancos primera clase $ 15; velas (cajón de 7,5 kgs.) $ 7;  mantequilla en barriles $ 100 el quintal; arpillera para forros de habitaciones $ 4.50 la pieza; aguardiente en damajuanas $ 3.80 cada una; frijoles $ 8 el quintal; aceite italiano $ 11 la arroba; carbón de madera $ 2.20 el saco; harina de piedra $ 6.80 el quintal; sal en sacos $ 3 el quintal. ( ) 

 

1896:
aparecen nuevas organizaciones


En 1896 el ambiente social en el Territorio y sobre todo en Punta Arenas, permitía la formación de organizaciones más avanzadas en sus fines y medios.  

Varios hechos revelan este ambiente.  Por una parte, en marzo de 1896 se constituyó una agrupación de curioso nombre: la "Sociedad Obrera Internacional de Tiro al Blanco", de la cual existen pocos datos respecto de su continuidad, lo que hace presumir que no subsistió a pocos meses de formarse.

Este mismo año de 1896 se tienen escasos datos de la primera huelga de la que se tiene conocimiento en Magallanes: solo sabemos que los obreros de la construcción de lanchas en el puerto de Punta Arenas (o sea, los carpinteros de ribera), paralizaron por tres días en febrero de ese año, en demanda de aumentos salariales, pero se desconoce el resultado de su reivindicación. 

Estos obreros, obviamente, no estaban organizados en gremio o sociedad alguna, pero la sola ocurrencia del conflicto constituye un dato significativo.

También a inicios de 1896, se registra la primera reunión de una Logia Masónica en el Territorio, convocada por el inmigrante inglés y comerciante L.L. Jacobs.

 

A.L.G.D.G.A.D.U.S.F.U.


"Se invita a todos los h.h. mas residentes en el u. de Punta Arenas para concurrir a la casa del q.h. L.L. Jacobs el lunes 17 del presente a las 5 h. p.m. mañana h.h."  ( )

 

En febrero de 1896 por lo tanto, se registra la fecha de fundación de la primera Logia Masónica en Magallanes. Como se apreciará más adelante, ésta entidad desempeñó una significativa influencia en algunas organizaciones sindicales y gremiales, particularmente desde los años veinte y treinta, en los gremios del Magisterio.

A su vez, de acuerdo a las condiciones fijadas por el Gobierno central, se publicaron en Magallanes las franquicias otorgadas a los inmigrantes que quisieran instalarse en el Territorio.  

El "Reglamento para el servicio de inmigración libre", publicado en febrero de 1896, establecía entre dichas franquicias: pasajes de 3ª y 2ª clase para los inmigrantes y sus familias, así como "...flete libre para las máquinas i herramientas de trabajo que traigan consigo i que les pertenezcan." ( ). 

Estábamos en la etapa final del Gobierno de Jorge Montt y en los inicios de la administración de Federico Errázuriz Echaurren.

Poco tiempo antes, el gobierno chileno había instalado en París (Francia) un Agente General de Colonización e Inmigración, que se encargaba de contactar diferentes países de Europa ofreciendo trasladarse a Magallanes.

Paralelamente, en el mismo mes de diciembre se convocó a la formación de una Sociedad Obrera Internacional de Tiro al Blanco, cuyo extraño nombre y finalidades nunca han sido aclarados. Esta organización tuvo su propios Estatutos, sus reuniones periódicas y hasta elecciones de su Directorio.

Sociedad Obrera Internacional
 de Tiro al Blanco

"Cito a reunión jeneral a todos los socios de ésta, para hoy domingo 9 del presente a la h. 1 p.m. en punto en el local de costumbre, según lo exije el artículo 15 de nuestros Estatutos.  Objeto de la reunión: elección de un nuevo Directorio.   El Secretario." ( )

A su vez, en los últimos días de 1896 y principios de 1897, se constituyó la Unión Obrera de Punta Arenas.


1897:
la Unión Obrera de Punta Arenas,
la primera sociedad obrera de resistencia
 de la Patagonia


 Detengámonos en detalle en la historia de esta sociedad obrera, la primera de su género en el Territorio de Magallanes y en su periódico "El Obrero", que marcó una época única en la evolución del pensamiento social de los trabajadores, no obstante su breve duración.

Respecto a los primeros pasos para la formación de la Unión Obrera, la crónica del periódico de Punta Arenas escribía al respecto:  “Sociedad de obreros.  Se dice que el domingo próximo se efectuará una reunión de personas que quieren echar en Punta Arenas las bases de una sociedad de obreros como las que existen en los grandes centros industriales y comerciales.” ( ) 

Y el primer aviso de convocatoria decía:

 

A los obreros


"Se invita a los obreros en jeneral a una reunión preparatoria que con objeto de cambiar ideas acerca de la formación de una sociedad obrera de resistencia, tendrá lugar hoy domingo 27 del corriente a las 3 p.m. en el Circo Raffetto.  Se recomienda la asistencia". ( )

 


Y el domingo siguiente, último día del año 1896, apareció el siguiente aviso en el periódico local, reflejando de paso que la idea de constituir una sociedad obrera de resistencia ya había sido adoptada como criterio predominante.

 

A los obreros


"Se invita a los obreros en jeneral a la reunión que con objeto de dejar definitivamente constituída la sociedad obrera de resistencia, tendrá lugar el domingo 3 de enero a las 3.30 p.m. en los salones del Jardín de Italia.  Se recomienda la asistencia." ( )

 

Cuatro días mas tarde de la segunda sesión, efectuada en el restaurant "Jardín de Italia" del emigrante italiano Luis Berruti, se tomaron acuerdos básicos para constituir la nueva organización. 

Aparece en el periódico local:  "Unión Obrera.  Los promotores de esta nueva asociación se reunieron en la tarde del domingo pasado i acordaron nombrar una comisión de ocho personas para que redactara el proyecto de estatutos por los cuales deberá rejirse.  Esta comisión celebrará su primera junta próximamente.   Se han inscrito hasta ahora en el libro de matrícula de la Unión Obrera unos 80 individuos". ( )

Meses más tarde, cuando apareció el semanario “El Obrero”, publicaban sus dirigentes el siguiente programa de la organización.

 

 

Necesidad de nuestra obra


El movimiento siempre creciente y la aglomeración de obreros, nos ha obligado á poseer un órgano que defienda nuestros intereses contra los abusos de los oligarcas y la presión del capital; nuestro guyaje será la verdad; no nos intimidarán nombres ni títulos para defender los sagrados derechos del obrero y nadie sofocará nuestra voz, porque la solidaridad será nuestra propia garantía.

Puestos al alcance de unos pocos monopolizadores, los medios de vida se nos restringen cada día, y es  esa la ardua tarea en que nos empeñamos, atacando al que cometa sevicias y abusos en contra del obrero, como para instruir en lo posible á nuestros compañeros, fomentando las ideas de sociabilidad y combatiendo los vicios en que á veces, por falta de instrucción decaen.

Muchos industriales interpretarán la asociación peligrosa y buscarán medios de represión; pero les hacemos presente que no buscamos la desunión entre obrero y patrón; tan sólo deseamos la equidad entre las clases, porque la solidaridad nos ha enseñado a apreciar y valernos de las sociedades obreras de resistencia.  Suprimir esas asociaciones, que son los frutos naturales de las grandes industrias modernas, centro de cultura y base primordial de auxilio mutuo entre sus afiliados, sería querer restringir la libertad de las masas.

Prueba de nuestra aserción son las grandes uniones obreras inglesas que, al crecer en fuerza y riqueza, jamás han recurrido á la lucha abierta, sino al arbitraje de partes: al poseer capitales, reunidos por ahorros continuos, tomaron el hábito de la economía y vieron la necesidad de perseguir los fines más nobles de esas instituciones: formar cajas para la vejez, las enfermedades y la imposibilidad al trabajo.

La unión del obrero es, precisamente, la que se debe fomentar y auxiliarla en Magallanes, donde en tanta abundancia existe el proletariado, para que formemos en la sociedad nuestro centro instructivo, dejemos nuestros vicios, imitemos el ejemplo de los mejores y reine entre nosotros la emulación y la cordialidad.  Al crecer nuestras economías, la institución será base de seriedad en sus compromisos, como también aras de tranquilidad entre el industrial y el obrero.

La sociedad servirá de punto de acuerdo: los obreros nombrando una comisión que, con justo y recto criterio, formule sus quejas ó pedidos, para presentarlos a otra comisión de industriales, de donde derivaría el arbitraje y, por razón, el inmediato acuerdo entre las partes.

Si es justo que el gobierno reprima la violación á sus leyes, también es su deber dar garantías á la clase obrera, base primordial de la riqueza y adelanto de los pueblos.

En la campaña emprendida, sostendremos con todas las fuerzas de nuestras convicciones arraigadas la idea de emancipación obrera; los que trabajamos con fé no nos dejaremos abatir por ninguna especie de decepciones y, cuando al llegar á la vejez contemplemos nuestra obra grande y fructífera, guiaremos los pasos de nuestros hijos por el camino que les hemos trazado, para que sean hombres dignos del suelo, al que todos nuestros esfuerzos son dedicados, para su engrandecimiento económico y social. ( )

 

Según el texto trascrito, la finalidad de esta sociedad obrera de resistencia era organizar a los obreros, tras el mejoramiento social y cultural de esta clase, en un equilibrio entre el trabajo y el capital ( ), sin llegar al conflicto con los patrones, fomentando la educación, la sociabilidad, la solidaridad, la ayuda mutua y la amistad cívica entre los trabajadores. 

Resulta notable que estos obreros proponían en Magallanes –en 1897!- el arbitraje como mecanismo de solución de conflictos entre los obreros y los patrones capitalistas.  Siendo inherente el conflicto de clases dentro del sistema capitalista, lo que estos obreros promovían era la creación de comisiones representativas de obreros y patrones para dirimir sus diferencias y llegar a acuerdos: algo que intentaría veinte años más tarde la Cámara del Trabajo en Punta Arenas...

Cabe destacar aquí que, al proclamar como propios “...los fines más nobles de esas instituciones: formar cajas para la vejez, las enfermedades y la imposibilidad al trabajo...” la Unión Obrera asumía algunas de las tareas propias de las sociedades mutuales.

Aún así, tenían claro estos obreros cuál era el rol y el lugar que les correspondía a los trabajadores en la sociedad en general y en Magallanes en particular, cuando definían: “...la clase obrera, base primordial de la riqueza y adelanto de los pueblos.”

En las sesiones del 21 y 28 de marzo de 1897, se adoptaron las decisiones fundamentales -el nombre y carácter de la entidad- y se eligió el primer directorio, al que denominaron Comisión Administrativa: resultaron elegidos Enrique Gómez, como secretario general, José Jordana como secretario de actas, Miguel Díaz como tesorero, Eladio Sobrino como contador, como Directores auxiliares, Cosme Espiro, el albañil Exequiel Garrido ( ), Antonio Ruiz, José Contardi, y M. Le-Bianic, y como Comisión calificadora, Germán Peñalber, José Carrasco y Carlos Casuni.

La mayoría de estos primeros dirigentes de la nueva entidad, como se puede observar, eran españoles, junto a algún italiano y francés...


1897:
la singular polémica Gómez-Berruti
por la orientación de la Unión Obrera


La formación de esta sociedad obrera -sin embargo- no estuvo exenta de polémicas, incluso en el momento mismo de su creación y de la definición de sus fines, porque mientras algunos plantearon en las dos sesiones inaugurales, la formación de una sociedad de socorros mutuos, otros propusieron una sociedad obrera de resistencia, idea que finalmente prevaleció.
 
En este contexto, los socios Luis Berrutti -italiano y pro sociedades mutuales- y  Enrique Gómez -español y pro sociedad de resistencia- se enfrascaron entre diciembre de 1896 y enero de 1897 en una interesante polémica pública -mediante  cartas remitidas al diario local- acerca de las orientaciones y fines de la Unión Obrera. 

Su examen permite conocer e interpretar las principales ideas políticas y sociales que animaban a los grupos obreros e inmigrantes más avanzados de esa época en Magallanes.  Recordemos -para una mejor comprensión de éste debate- que Luigi Berruti era socio de la Fratellanza Italiana, la sociedad italiana de socorros mutuos, como se aprecia en el aviso adjunto. 

 

Fratellanza Italiana di Mutuo Socorso


"I socci ammalatti si rivolgeranno durante tutto il corrente mese al consigliere di turno signor Luigi Berruti.   Il Segretario."( )

 


Así mientras Berruti ( ), postulaba la idea de constituir una sociedad de socorros mutuos, Gómez, inmigrante español bastante ilustrado, planteaba que ésta debía ser una sociedad obrera de resistencia.

Berruti inicia la polémica diciendo en el periódico local: "Asistí a la primera reunión a que fueron convocados los obreros creyendo que se trataba de una sociedad de mutuo socorro.  Luego facilité uno de los salones del piso bajo de mi restaurant para una reunión a la cual no asistí, por ver que se trataba de un asunto mui distinto al que me imajinaba."  ( ), a lo que responde E. Gómez cuatro días más tarde: "Si tan solo se tratase de desvirtuar la falsa aseveración que con respecto a  mi hace usted en su carta publicada en el N° 208 de "El Magallanes", no me habría tomado la molestia de contestarla, pero como ella puede entrañar un perjuicio para la rápida organización de la sociedad obrera en embrión, es bueno poner en claro la mistificación de que usted confiesa tan cándidamente haber sido víctima...me bastará recordarle su peroración ultra-socialista del circo Raffetto en la que todo se mencionó menos el socorro mutuo.  ¿Qué se ha hecho pues en perjuicio de sus ideas para que usted salga en su defensa?  ¿Nombrarlo miembro de la comisión redactora de estatutos, en cuyo acto no tomé arte ni parte, pues fue el compañero Andújar quién previo el consentimiento de la asamblea, hizo los nombramientos de viva voz?.  Si influencias mayores lo han obligado a sacrificar sus ideas, aunque sea por el momento, hubiera recurrido a otros medios de comunicación, sin abrigar la vana pretensión de convertirse en pontífice de una iniciativa que, con o sin su concurso, no tardará en llevarse a cabo." ( ).

Tres días más tarde, el italiano Berruti contesta a Enrique Gómez, aclarando su posición frente al tema y separándose de la idea de formar una sociedad obrera de resistencia, cuando le responde: "Es cierto que yo asistí a la 1ª sesión en el circo Raffetto i si tomé la palabra fue precisamente a pedido de usted i del señor Jordana; si traté algo sobre socialismo, no es motivo para que usted crea que el mutuo socorro no está relacionado con el socialismo, como todos los que verdaderamente profesan esta idea bien lo conocen.  Demostración clara es ésta que no queriendo tener cargo alguno, mis ideas no eran completamente afines a las suyas...Por último, manifiesto a usted que siendo contrario, como varios de los asistentes a la 1ª sesión, al objeto de la sociedad de resistencia, me considero completamente estraño, no como tránsfuga sino por ser demasiado elevadas mis ideas para ser juzgadas por varios de los concurrentes, i si a usted la esperiencia le ha demostrado que en todas partes hai tránsfugas, a mi también me ha demostrado que en todas partes hai cándidos de palabras pero no de obras." ( ).

Aquí, el italiano Berruti deja en claro que no le interesaban los cargos en la nueva organización e intenta dar por terminada la polémica, pero no así E. Gómez.

 Este último dice en su carta publicada contra Berruti en el periódico local, exponiendo de paso una crítica a las sociedades mutuales ya existentes en el Territorio: “Nadie hasta la fecha ha rechazado la base del socorro mutuo, i su ud. i los que como ud. son contrarios al objeto que se propone conseguir la sociedad de resistencia, tuviesen nociones de socialismo, verían que Marx, Guesde, Lafargue i tantos otros que, ántes i después del 48 se encargaron de ilustrar al obrero, admiten el socorro mutuo, pero no ese socorro mutuo que usted hace el macho cabrío de la cuestión y que practicado por las sociedades de Punta Arenas, tiene el triste privilegio de darnos a cada paso lamentables resultados.  La palabra ‘resistencia’, que tan mal suena al oído, no indica que quieramos asumir la actitud de los turcos en Plewna.  Es una palabra inofensiva que esplica la formación de una fuerza más ó menos poderosa, encargada única i esclusivamente de mantener un perfecto e inalterable equilibrio entre el capital i el trabajo.  Demasiado amante de la libertad, detesto el caudillaje.  Dejaré que las ulterioridades le demuestren que tengo práctica en la materia, palabras i hechos, haciéndole presente que la marcha futura de la asociación no estará supeditada a las veleidosidades de dos o tres individuos, sino a la masa de los trabajadores conscientes.” ( ). 

De hecho, como se apreciará más adelante, Berrutti permaneció en la Unión Obrera y compartió con Enrique Gómez, varios cargos directivos en la Comisión Administrativa de la naciente organización.  Sin duda alguna, además, Luigi Berrutti debió actuar como nexo de comunicación entre la sociedad mutual Fratellanza Italiana –formada tan sólo 3 años antes- y la Unión Obrera. ( )

No está demás observar además, que las cartas citadas y sobre todo, los conceptos políticos y teóricos que se  utilizan, reflejan a dos citadinos extranjeros con una formación intelectual bastante avanzada para su época, probablemente cercana al socialismo científico de Marx y Engels.   Ambos inmigrantes eran además conocedores de los movimientos e ideas que circulaban en Europa en aquel entonces, lo que se trasluce en el periódico de la Unión Obrera, por la abundante información que trae desde sus primeros números acerca de los movimientos obreros y socialistas del viejo mundo, información que no aparece en la prensa local.

Los integrantes de la Unión Obrera realizaron una activa labor organizativa y de difusión: editaron un periódico semanal denominado "El Obrero" ( ), que se comenzó a publicar a fines de diciembre de 1897; crearon una biblioteca en su sede social, hicieron funcionar una Oficina de Colocaciones para ayudar a los cesantes, y organizaron en 1897 la primera celebración del 1° de mayo en Magallanes.


1897:
la primera celebración
del 1° de Mayo en Magallanes
y en la Patagonia


¿Qué hacen 80 o 100 obreros reunidos en una velada, en un salón atiborrado de gente, para celebrar por primera vez un 1° de Mayo, en el último rincón habitado del mundo?  Esta es la insólita escena que vamos a presenciar en la distancia del tiempo.

De este primer 1° de Mayo en la historia de la Patagonia, da cuenta escuetamente el periódico "El Magallanes" en los siguientes términos.

 

UNION OBRERA


"Celebró su primera fiesta anual del 1° de Mayo a solo 11 años de la tragedia de Chicago, con asistencia de gran número de sus miembros y algunos invitados.  La velada fué muy variada cumpliéndose estrictamente el programa formulado.  En la tarde del domingo la Unión Obrera envió un buen regalo de provisiones a los reos de la cárcel pública, quedando de esto muy agradecidos esos desgraciados."( )

 


 La primera celebración de un 1° de Mayo en Magallanes, fue realizada, por lo tanto, en el año 1897 y consistió en una velada, de la que desconocemos el número de asistentes, pero en el que se desarrolló un programa artístico.  Es de estimar que los asistentes deben haber sido menos de cien personas, sino en caso contrario, el periódico local habría consignado el número de asistentes con mayor precisión.

 Entre los invitados al acto, sin duda debieron estar presentes algunos dirigentes o representantes de las Sociedades Mutuales –presumimos de la Fratellanza Italiana y de la Sociedad Cosmopolita, entre otras- con quienes deben haber habido relaciones de cercanía y confianza.

 Siete meses después de este histórico 1° de Mayo, la Unión Obrera consiguió por fin una máquina imprenta que les permitió editar su propio semanario, el primer periódico obrero publicado en Magallanes y en la Patagonia.  Podemos imaginar el orgullo con que los dirigentes y socios de la nueva organización, recibieron el primer numero dee su propio periodico!

Lo llamaron "El Obrero" y le pusieron como epígrafe: "Órgano de la Unión Obrera de Punta Arenas y defensor de la clase trabajadora",  títulos que son toda una definición política e ideológica.

 El periódico mantuvo contactos frecuentes con la prensa obrera internacional.  La selección de noticias que hacían los editores de “El Obrero reflejaban precisamente ese amplio contacto con los diarios sindicales y las agencias noticiosas europeas.

 

Movimiento obrero


INGLATERRA

Se discutió en la cámara inglesa el proyecto de ley implantando la jornada máxima de 8 horas en todas las minas del país.  Mr. Allen defendió este proyecto que tan benéfico sería para 584.000 obreros empleados en la industria minera, de los cuales 50.000 no llegan a la edad de 16 años.

FRANCIA

Se han declarado en huelga los obreros albañiles y anexos de Lyon pidiendo la implantación de la jornada de 8 horas y un aumento de 20 por ciento en los salarios.  Los han seguido en el movimiento todos los obreros de Villeurbanne, La Mulatiere, Oullins, Couzon, St. Didier au Mont D’Or, Tassin La Demi Lune, Saint Fous y demás pueblos de la provincia.  El número de huelguistas era de 13.000. ( )

 


Interesante resulta observar que el núcleo constitutivo de la Unión Obrera estaba integrado por obreros chilenos, españoles e italianos.  La Unión Obrera respondía -dentro de los escasos límites de sus afiliados- a una realidad característica de la colonia de Magallanes: un territorio de inmigración donde se habían radicado trabajadores (obreros y gañanes) de los más diversos orígenes nacionales y de varias otras latitudes del mundo.

 

Del primer editorial
del periódico "El Obrero"
(26 diciembre 1897)


"Nuestro Programa.  Posesión del poder político por la clase trabajadora y transformación de los instrumentos de trabajo en propiedad colectiva, social o común; y todas las medidas que se hallen en concordancia con los derechos individuales, como la pureza del sufragio universal; y de especial preferencia de carácter económico que puedan adecuarse, resueltas y a resolver, por los congresos obreros internacionales, porque ellas representan la deliberación de la fatalísima ley de explotación del hombre por el hombre, considerada como punto de partida de los trastornos sociales y clara demostración del cúmulo de iniquidades humanas.

Como complemento de garantías, queremos el respeto al derecho de reunión, al libre pensamiento y á la libertad de cultos, gráfica expresión del adelanto de los pueblos y efluvios de la Solidaridad y Emancipación Social.

Al trazar el presente programa, no hacemos más que seguir la línea de conducta adoptada por todas las sociedades obreras del universo." ( )

 Los autores y editores de "El Obrero" no eran ignorantes en materia de organización y de teorías del mundo obrero.  El propio editorial aquí presentado, nos revela una pluma ilustrada y bien conocedora de las teorías socialistas y marxistas de la época.

No está demás anotar que el semanario "El Obrero" reflejaba un pensamiento obrerista, de rasgos incluso anarquistas y acaso socialistas, bastante avanzado, para el estado en que se encontraba la conciencia de la mayoría de los trabajadores del Territorio.  

Desde su aparición, este periódico reflejó con particular lucidez los temas de preocupación de los integrantes de la Unión Obrera y los problemas que aquejaban a los trabajadores radicados en el Territorio y, a través de sus páginas, puede descifrarse la evolución de las ideas e incluso muchos detalles desconocidos hasta hoy, acerca de la historia de esta organización.

¿Cuáles fueron los grandes temas de preocupación de los socios directivos de la Unión Obrera y los redactores de "El Obrero"?    Uno de los grandes temas que atraviesan todos los números del semanario, fue el de la traída de familias de colonos desde el norte del país a Magallanes, con negativas repercusiones para los inmigrantes y para la economía del Territorio.

En efecto, ya en su primer número "El Obrero" (del 26 de diciembre de 1897) criticaba en los siguientes términos la situación socio-económica de los asalariados, a propósito de una medida del Gobierno de estimular la venida de colonos chilenos desde otras ciudades del país: "¿De dónde ha sacado el gobierno que en Magallanes haya cabida para setecientos obreros más de los existentes?  De este remedo de industrias; del comercio mediocre y desordenado; de la inmensidad de los campos estériles; del oro que no paga los cruentos sacrificios hechos para su extracción; de la fabulosa y legendaria pesca de focas, cuyo producto íntegro es para el ogro capitalista -de todas estas irrisiones aducidas en todos los tonos en pro de la riqueza territorial- no puede ser; pues estamos seguros que el gobierno conoce como nosotros que, por más esfuerzos que se hagan, no se conseguirá otra cosa que galvanizar por breve tiempo el esqueleto vacilante de esta colonia..." ( ). 

Como se verá, en 1898 este problema hizo crisis en el Territorio, porque muchos de esos colonos traídos por barco y abandonados a su suerte en Magallanes, con sus familias en muchos casos, ejercieron presión para que se cumpla lo que se les había prometido.

Y en el mismo tono crítico por la traída de inmigrantes sin recursos a Magallanes desde el norte de Chile, donde a su vez estaban entrando en plena crisis las oficinas salitreras, la Unión Obrera le dirige a los obreros nortinos este elocuente manifiesto.


Manifiesto
de la Unión Obrera de Punta Arenas
á los obreros de Tarapacá

"Compañeros:

 Hemos visto reproducida en un periódico de esta localidad una carta dirigida a "La Patria" de Iquique por un empresario en ciernes, en la que, aprovechando la circunstancia de que os hallais sin trabajo, os incita a que emigreis a Magallanes, asegurándoos que los medios de subsistencia son aquí infinitamente fáciles y los salarios sumamente elevados.

 El que tal os dice no es ni ha sido jamás, obrero.  Ha pasado dos años en este territorio, viviendo del presupuesto y, por consiguiente, no comprende ni puede comprender la vida que el trabajador, esa víctima eterna y voluntaria del capital, está condenado a soportar aquí y en todas las Jaujas conocidas.

 No os dejeis seducir por afirmaciones lanzadas por el mero gusto de la exhibición y prestad crédito a los sanos consejos que de aquí os manda un grupo de trabajadores, avezados en la lucha por la existencia.

 Decidle a ese caballero que Magallanes, con sus industrias embrionarias y su comercio reducido y centralizado, no da ocupación a los obreros aquí existentes; hacedle presente, en cuanto al trabajo de la pampa, los numerosos grupos de peones que en invierno y verano, vagan de estancia en estancia, implorando colocación; recordadle que aquí la comida es más cara que en cualquier otro pueblo de la república; que la ropa, a pesar de ser puerto franco, cuesta más caro que en Valparaíso y Santiago; que los alquileres de estos cuchitriles son más caros que en cualquier ciudad del mundo y decidle, en fin, que su proyecto de luz eléctrica, todavía en incubación,  en caso de llevarse a la práctica, alcanzaría apenas a dar trabajo a la mitad de los obreros aquí desocupados.

 La Unión Obrera de Punta Arenas no se halla en situación pecuniaria para aliviaros en algo de la crisis porque atravesais; pero os envía esta seria advertencia: emigrad a otra parte que no sea Magallanes, en la plena seguridad de que encontrareis mejores medios de vida.

Por la Unión Obrera de Punta Arenas,

E. Gómez J. Jordana  M.A. Ruiz  O. Kermann
V. Díaz  M.J. Miranda.

Punta Arenas, agosto 23 de 1897." ( )

 En diciembre de 1897, la Unión Obrera inició una serie de asambleas con obreros, a fin de promover sus ideas y de estimular la incorporación de nuevos socios.  Para tal fin hizo circular en Punta Arenas el siguiente volante.

 

A LOS OBREROS


 "Salud.

 La comisión de la Unión Obrera invita a todos los trabajadores residentes en Punta Arenas, sin distinción de nacionalidad, a la reunión de propaganda que tendrá lugar hoi domingo 26 de diciembre a la 1 p.m. en la calle de Jorge Montt número 5 casa del señor Pedro Sambelich, a fin de cambiar ideas con respecto a la presión que ciertos patrones vienen ejerciendo sobre el obrero, que no solo asignan jornales enteramente bajos, sino que hacen cada día más difíciles los medios de existencia.

 Considerar que la mayoría de los obreros en esta región solo pueden trabajar 130 días al año, con cuyo producto se hace imposible la vida.

 Compañeros:

 La Unión Obrera, al llamar a su seno a todos los trabajadores, lo hace con el propósito de mejorar en lo posible su precaria situación.

 Concurrid todos a la reunión, pues ha llegado el momento de poner coto a los desmanes patroniles que, soportados sin protesta, nos arrastrarán a la miseria.

 La Comisión."  ( ).

 


 La redacción de este volante, como se puede apreciar, es elegantemente española, lo que revela la ágil pluma del hispano Enrique Gómez.

 Y como resultado de ésta asamblea, se levantó la siguiente acta de la sesión efectuada el 26 de diciembre de 1897. 

Este documento inédito, nos permite obtener la impresión de asistir a una sesión de la Unión Obrera de Punta Arenas, la primera sociedad obrera de resistencia en la historia de Magallanes.

 

Acta de la Asamblea extraordinaria
del 26 de diciembre de 1897


"Abierta la sesión a la 1 p.m. con asistencia de tres cientos obreros, tomó la palabra el compañero Lozzia, nombrado presidente de la mesa, para poner en conocimiento de los presentes los fines de la asociación, haciendo resaltar la necesidad de asociarnos, pues es por medio de la unión que llegaremos a obtener lo que con nuestro sudor producimos.

Habló en seguida el compañero Jordana, haciendo constar los esfuerzos hechos por algunos compañeros para el mantenimiento de la asociación.

Habló después el compañero Berruti apoyando lo dicho por el compañero Lozzia y demostrando la necesidad de una unión compacta, si queremos ver coronados por el éxito nuestros esfuerzos.

Y por último habló el compañero Molina, recién llegado, proponiendo un voto de aplauso para la sociedad por los esfuerzos hechos en holocausto a la santa causa de la emancipación social.  La asamblea lo acordó por unanimidad.

A la moción del compañero Lozzia, se levantó una suscripción a favor de las familias más necesitadas de los colonos recién llegados.

Se levantó la sesión en medio del mayor entusiasmo.


      Alfonso Lozzia.
      Secretario de Actas."   ( )

 

 Los italianos Alfonso Lozzia y Luigi Berruti, aparecen aquí como oradores en una de las sesiones de la Unión Obrera y  los acompaña en el uso de la palabra el  artesano español Jordana.  Todos ellos reflejan poseer alguna experiencia organizativa.


1897:
de la Unión Obrera de Punta Arenas
surge el primer Partido Socialista
de Magallanes... y de Chile...


 Cuando mantenemos en la memoria la polémica Berruti-Gómez ya relatada, no es de extrañar que las diferencias ideológicas hayan anidado desde los comienzos de la Unión Obrera de Magallanes.

Aquí debe consignarse un hecho histórico curioso y poco conocido.  La Unión Obrera -como se ha relatado- se formó en diciembre de 1896 y a los pocos meses de su formación, algunos de sus integrantes optaron por denominar a la organización naciente como "Partido Socialista".

 Así mientras en el epígrafe de "El Obrero", en sus primeros números, el periódico se subtitulaba "Organo de la Unión Obrera y defensor de los intereses de la clase trabajadora" y hacia febrero de 1897, el periódico apareció subtitulado como "Organo del Partido Socialista y defensor de los intereses de la clase trabajadora", lo que refleja que sus asociados, impulsados por sus creencias doctrinales socialistas e internacionales avanzadas, resolvieron darle un nuevo carácter al movimiento, lo que no impidió su desaparición en breve tiempo.

Este dato, permite afirmar que el primer Partido Socialista en Chile fue fundado en Magallanes en 1897, por los organizadores de la Unión Obrera, aún cuando se trató de un grupo cuya existencia fue breve y efímera, pero que reflejaba el espíritu predominante en algunos grupos de obreros.  La Unión Obrera llegó a tener alrededor de 100 socios hacia 1897, según lo consigna Robustiano Vera.

Otro aspecto destacado del semanario obrero era el tono mordaz y cáustico con el que trataba a las autoridades del Territorio, un lenguaje que a medida que nos acercamos a 1898 se fue haciendo cada vez más ofensivo y hasta irreverente.


1898
el periódico "El Obrero"
entra en el terreno de las denuncias


Pero el cambio fundamental que experimentó a principios de 1898 el diario "El Obrero", consiste en que se fue convirtiendo en un diario de denuncia de los atropellos, inconsecuencias, peculados y negociados a los que se prestaban muchos de quienes tenían alguna forma de autoridad en Magallanes.  Escribe a este respecto, el editorialista de "El Obrero" el 2 de enero de 1898: "Acosado el obrero por el capitalista que remunera pésimamente su trabajo u sangrado continuamente por el gobierno con las llamadas contribuciones; miserable siempre y sin esperanza alguna de mejor suerte, la vida para él es un verdadero martirio.." ( ). 

Y refiriéndose a la recolección de dinero que se estaba haciendo en Punta Arenas, para completar la construcción de la iglesia de los salesianos, el periódico denunciaba, no sin dejar de pasar una ácida filípica moralista: "En nuestro número anterior decíamos que la rifa-bazar que se efectúa en la antigua iglesia parroquial era organizada por los santos pastores.  Debemos confesar que estuvimos mal informados.  Quién organizó esa rifa fué un comerciante de esta plaza, el que abona a los salesianos un 15 por ciento sobre las entradas, con el fin de que exploten en nombre de Dios el bolsillo de los creyentes.  El pretexto no deja de ser plausible: el dinero que hacen pasar del ajeno al propio bolsillo es destinado a la conclusión del templo.  Sin embargo, hasta la fecha no hay un solo ejemplo de que los salesianos hayan levantado una subscripción para aliviar a tal o cual familia que se encontraba en la miseria; no se ha visto tampoco que hayan mandado construir un ataud para uno de sus feligreses muertos en la indigencia; no tratan de ayudar a los colonos recién llegados: esas son cosas de poca monta... Ya que ellos predican la caridad, debían ser los primeros en ponerla en práctica, y no tratar de labrarse fortunas fabulosas a costillas de los imbéciles. Más amantes del dinero que de la religión, explotan todos los negocios habidos y por haber con gran perjuicio para el obrero.  Han transformado la iglesia parroquial en agencia de comisiones. ¡Alerta oh numeroso gremio de cobradores! Los salesianos no tardarán en dedicarse a vuestro oficio y, como disponen a su antojo del nombre de Dios, os harán la competencia." ( ).

En el mismo tono, y denunciando los despidos de obreros desde un taller de la ciudad, el periódico reclamaba: "Un taller mecánico de Punta Arenas, acaba de renovar casi por completo su personal de obreros. Los salientes ganaban de 5 a 6 pesos diarios, los entrantes ganan de 3 a 3.50 pesos. Es un retroceso lógico de los tiempos en que vivimos, pues debe tenerse muy en cuenta que en la bolsa del trabajo es enormemente superior la oferta a la demanda... Un poco de unión, compañeros, para evitar estas ruindades!" ( )

Siempre a principios de 1898, el tema de la situación material y social de los colonos chilenos traídos a Magallanes estaba comenzado a preocupar a los habitantes de la Colonia y dió ocasión a que "El Obrero" denunciara en los siguientes términos: "La gobernación del territorio ha suspendido desde el lunes próximo pasado, la ración que diariamente pasaba a los colonos hace poco llegados.  Es una determinación que coloca a numerosas familias en una posición bastante crítica y sus consecuencias pronto se dejarán sentir sobre todo por parte de los padres de familia. Es cierto que la gobernación del territorio no estaba autorizada para hacer un gasto diario de doscientos y tantos pesos que importaba la manutención de los inmigrantes, pero el gobierno central no tiene derecho alguno a enviar a un pueblo como Magallanes que ni aún casas suficientes cuenta para alojarlos, mil y tantas personas. Es él, pues, el que está en el deber de satisfacer todos los gastos que demande su alimentación." ( ).

En efecto, el Territorio de Magallanes había sido presentado por el Gobierno y por determinados agentes privados como un campo de riquezas y facilidades.

De hecho, la autoridad central en una medida percibida como poco atinada, estimuló en todo el resto de Chile, para que las familias interesadas en trasladarse al Territorio, lo hicieran en vista de las buenas perspectivas económicas y de trabajo que se suponía ofrecía la zona. 

El concepto del ahorro que propiciaba "El Obrero" era particularmente diferente del tradicional.

 

"Economía es riqueza

Es el lema de los ignorantes que viven en medio de las privaciones, con el único objetivo de reunir algunos miles de pesos que deben disfrutar otros: esto se llama enflaquecer para que otro engorde.
Hay seres que se imponen penosísimas privaciones, con tal de verse un día dueños de un buen capital para enriquecer á su prole.

De ahí una generación de inútiles que, pudiendo vivir holgadamente de sus rentas, no se dedican al trabajo sino á la haraganería, y en vez de dar producto á la sociedad le son perjudiciales: de esta clase de escoria se compone la burguesía.

A padre avaro, hijo pródigo, dice el adagio. Esta plaga social, se sirve de sus riquezas para esclavizar al pobre, para perjudicarlos por todos los medios á su alcance.

Masa informe de hipócritas, espíritus bajos y depravados, los burgueses son la causa consciente de todas las injusticias que se cometen y son los verdaderos culpables de la mala marcha de la sociedad.

Viles, estúpidos, insolentes, orgullosos de verse dueños del oro, desprecian á la clase trabajadora, á costa de cuyo sudor conquistaron sus riquezas; entregados á la orgía, gastan lo que deben servir para limosnas y tratan al obrero como á un esclavo, haciendo alarde de “ sus infamias para con él y considerándolo como á un semejante sino como ser bajo é inferior.

Oprimidos para ellos, el obrero es un verdadero parin, un ente desgraciado, nacido para sufrir. Demasiado ignorante todavía para comprender que él es el verdadero señor, el verdadero llamado á desprecíar á monos de levita, se somete á los burgueses que lo tratan como bestia de carga.

El burgués roba, como asesina y comete con el obrero toda clase de iniquidades, sin que por ese se le castige; al contrario se le recompensan sus hazañas.

 En el siglo de las luces,
 A ladrones de levitas
 Se dan honores y cruces.

El obrero no tiene ningun derecho, pues hasta el botar es una ironía; como rebaño de ovejas guiados por el pastor, concurren los trabajadores á las votaciones.

El patrón, el burgués, les ha ordenado votar por tal ó cual candidato y ellos tienen que hacerlo, sopena de ser arrojados del empleo ó, lo que es lo mismo, lanzados a la misería.

Para el obrero no existen leyes, porque no tiene con qué pagar al abogado que ha de defenderlo, asi que muchas veces es condenado á purgar crímenes ajenos, como podríamos citar numerosos casos de errores judiciales cometidos con obreros que, despues de diez ó doce años pasados en inmundos calabozos, se les ha reconocidos inocentes.

La vida del obrero está supeditada al caprícho de los que gobiernan, que lo lanzan á la guerra como novillo á la matanza.

Sus bienes, si los tiene, ganados á fuerza de sudor, están expuestos a la veracidad de cualquier burgués que se ríe de él impunemente despues de haberlo robado.

En una palabra, la libertad es para él algo que no significa nada que no tiene sentido comun pues solo la conoce de nombre.

Sin embargo, es nada lo citado en comparación de lo que sucedía en otros tiempos. Durante este siglo, la situación de la clase que con desprecio llaman plebe a mejorado mucho y, sin ella fuera unida, si comprendiera que defendiendo los derechos de unos de sus miembros defienden los propios, obtendría mucho más y se evitaría los horrores de la miseria y los desmanes del capitalistas que la ordena como á vaca lechera."( )


La Unión Obrera
interviene en el problema
de los colonos chilenos


La Unión Obrera en este contexto, se constituyó en el centro de reunión, de organización y de expresión de los colonos emigrados al Territorio, como lo refleja ésta noticia: "La reunión de propaganda verificada por la Unión Obrera el domingo próximo pasado, estuvo concurridísima. Más de doscientos obreros de los recién llegados se hallaron presentes y, una vez impuestos de del objeto de la reunión y de los fines que la sociedad persigue, prorrumpieron en frenéticos aplausos y vivas a la emancipación social.  Consuela ver, en los momentos de prueba a que se halla sometido el proletariado en todos los países, que en el último rincón del planeta se asocia un número respetable de trabajadores, dispuestos a campear por sus derechos.  Es el fruto de la semilla sembrada hace tantos años por la inolvidable Internacional que, a pesar de todas las persecusiones, ha logrado hacer germinar infinitos granos..." ( ).

Mozo


"Se necesita uno para el Hotel Harbour Wiew, frente al muelle de descarga.  Debe hablar alemán e inglés.  Se paga buen sueldo.  Ocurran al mismo hotel.  G. Braye."  ( )

 


Al público en jeneral


"El que suscribe se ofrece como bodeguero o dependiente, carpintero o mayordomo de cualquier fábrica en ésta o fuera.  Es entendido en todo trabajo.  De honradez intachable.  Dirección i órdenes en esta imprenta.

Santiago Alfaro."  ( )

 

Muchos de aquellos colonos improvisados viajaron en barcos transportes de la Armada, desde los distintos puertos del país, Iquique, Valparaíso y Talcahuano, entre otros.

El problema de su radicación e instalación sin embargo no estaba resuelto, como lo manifiesta el periódico local: "¡Hasta cuando! Nos acaban de enviar 400 familias con un total de cerca de 1.200 personas, de las que todavía quedan asiladas en galpones como 100 familias, sin trabajo, sin pan i sin ración, i todavía pretenden hacer una nueva remesa a Magallanes para empeorar su situación... Algunos se han colocado, pero quedan centenares de hombres i mujeres que carecen del pan de cada día por la falta de trabajo.  Muchos, muchísimos, desearían ganar algo para economizar i regresar al norte, pues están perfectamente convencidos de que han sido engañados de la manera más burda. Aquí no han encontrado empleo, las tierras no se prestan para trabajos agrícolas sino en mui limitada escala.  Muchos se encuentran desesperados, viéndose sin trabajo i rodeados de hijos pequeños que piden pan i cuya hambre no pueden satisfacer.  Fuimos de los primeros en combatir esta inmigración en masa.  Hemos pedido albañiles, carpinteros, jentes de servicio, pero en grupos de 40 ó 50 personas que vinieran periódicamente; nunca que se nos trajera un transporte del Estado con tantos centenares de toneladas de seres humanos...  El  territorio es grande, pero eso no basta.  Faltan todavía industrias que puedan proporcionar trabajo i pan a esos centenares de familias." ( )

En los mismos inicios de 1898, se produjeron dos manifestaciones públicas de los colonos, a fin de hacer presión a favor de las concesiones de sitios urbanos.

"El Obrero" critica al Gobierno por esta  situación problemática, repudiando de paso y en un tono pacifista, la preocupación que por aquel entonces había en torno a los litigios pendientes de límites con Argentina: "¿Qué hará el gobierno y qué la burguesía para mitigar las calamidades presentes y mitigar los desastres futuros?  El gobierno, demasiado preocupado con la cuestión de límites, seguirá el rumbo trazado por las exigencias partidistas: votar ingentes sumas arrancadas directa e indirectamente de las fuerzas productoras, para la adquisición de poderosas naves de guerra; para el envío a Europa de comisiones que estudien profundamente los adelantos modernos en la humana carnicería; para la movilización de millares de hombres, violentamente arrebatados a las faenas agrícolas e industriales...para el sostenimiento de innumerables e inútiles empleados, clero, pensionistas y todo el cúmulo de depredaciones que consigo trae aparejadas el arte de gobernar... No hay que esperar pues, que el gobierno destine una suma de dinero para la realización de algunas obras públicas, tan necesarias para la transformación de esta inmensa cloaca, y tan imperiosas para dar trabajo a centenares de obreros desocupados." ( ).  Como se verá más adelante, esta crítica antibelicista habría de servir de fundamento a las medidas represivas de las autoridades del Territorio contra la Unión Obrera.

La crítica de "El Obrero" por el gasto público dedicado a subvencionar al clero salesiano de Magallanes, se basaba en hechos reales, cuando se examina la ley de Presupuestos de 1898 en su sección dedicada a Magallanes, donde se expresaba: "Culto.  Parroquias. Gastos fijos.  Partida 6°, Item 141 Cura de Punta Arenas: Anual $ 1.440, Mes $ 120.  Item 142 Cura de Porvenir:  Anual $ 1.000, mes $ 83,33.  Subvenciones. Gastos fijos. Partida 8° Item 6.  Padres y monjas salesianos: Año $ 6.000, mes $ 500." ( ).

Durante enero de 1898, tuvo lugar una iniciativa solidaria de algunos vecinos connotados de la colonia, a fin de ayudar a los colonos recién llegados, de lo que da cuenta esta noticia: "Buena obra.  Entre algunos caballeros de Punta Arenas, en vista de la situación angustiosa en que se hallan varias familias chilenas de las recién llegadas, ha surjido la idea, ya realidad, de constituirse por una suma determinada, como fiadores para que algunos jefes de familia puedan adquirir las herramientas i primeros víveres que les permitan dedicarse a los trabajos auríferos en los diversos ríos del territorio.  Del beneficio que saquen pagarán mensualmente una parte del valor de las herramientas i víveres hasta cancelar su deuda." ( ). 

Figuraban lógicamente en ésta beneficiosa iniciativa, nombres tan influyentes en la Punta Arenas de la época como J.B. Contardi, Luis Aguirre A., J. Blanchard, José Menéndez, Stubenrauch y Cía., Elias H. Braun y su hijo Mauricio Braun, Rómulo Correa, Mayer Braun, Pedro Gilli, J. Watson, Lautaro Navarro A. y el abogado E. Campaña.

 En la Gobernación del Territorio fueron presentadas a principios de febrero de 1898, más de 200 solicitudes para obtener sitios urbanos, para familias chilenas llegadas a fines de diciembre de 1897 desde Iquique y Valparaíso.

El periódico "El Magallanes" informa al respecto: "A la 1.30 de la tarde del domingo pasado se efectuó en la plaza Muñoz Gamero un segundo meeting, al que asistieron quizás unas doscientas personas.   En las boca calles de la plaza i veredas habían otras cien personas que se hallaban como simples espectadores.  Subió al kiosko un ciudadano de los últimamente llegados i pronunció un corto discurso.   Pedía la escarcelación del señor Julian Sardes i a la vez la entrega de sitios a los nuevos colonos.  No habiendo otro orador, la concurrencia se trasladó frente a la casa de la Gobernación, donde se encontraba la autoridad administrativa acompañado de su secretario.   Una comisión de cinco personas penetró a la sala de despacho del Gobernador i tocó principalmente la cuestión sitios, prometiendo este funcionario hacer la distribución de ellos tan pronto como el injeniero hubiera terminado los trabajos preliminares indispensables....  En seguida se fueron donde el Juez Letrado del Territorio, que se encontraba en la vereda frente a la carcel pública.  Allí pidieron la escarcelación del señor Sardes contestando el señor Seguel que al día siguiente a la 1 p.m. les daría respuesta en su sala de despacho.  Luego la concurrencia se dispersó en el mayor órden i compostura.  Durante el resto del día reinó en la población tranquilidad completa. ( ).

A juzgar por la coincidencia de fechas y por la mención del periódico "El Obrero" antes citada, es evidente que la Unión Obrera  estuvo directamente comprometida en la organización de estos mitines.

Por ello es que el mismo periódico, criticando el reparto desigual de sitios efectuada en favor de algunos colonos recien llegados, lanza esta tirada crítica: "La repartición de sitios a los colonos nacionales, ha dado lugar a las mayores torpezas e injusticias gubernativas.  El desconocimiento de los legítimos derechos de las familias extranjeras es una medida concebida por un gobernador con tacaña inteligencia, encerrado en un exagerado amor al terruño cuando se trata de desgraciados, y medianamente desprendido de patriotismo cuando la pasajera amalgama produce resultados positivos.  Más, dejemos a un lado estas estúpidas patriotadas del individuo, para proseguir el proceso de la repartición hecha por el gobernador... Un alto empleado público, que ha alquilado su casa propia para ir a pagar un modesto alquiler en la ajena, se ha presentado como colono y ha obtenido un precioso sitio. Y otro empleado público, aunque modesto soltero, ha obtenido también un sitio...Y estos como otros casos de odioso favoritismo administrativo, dejan a muchas pobres familias sin el sitio que les acuerda la ley, y el gobernador del territorio, orgulloso con su principio autoritario, no hace caso de las diarias reclamaciones hechas por los perjudicados." ( ). 


1898:
otras denuncias aparecidas
en "El Obrero"


El periódico obrero comenzó entonces también a denunciar irregularidades que se cometían en la Cárcel Pública de la ciudad, el robo de correspondencia desde los servicios de correos e incluso el extraño abandono y desaparición de dos marinos tripulantes de un buque de la Armada, y cuyos cadáveres aparecieron pocos días después en una playa del Estrecho, después de ser sacrificados por los aborígenes del sector.

A principios de enero de 1898, se procedió a elegir en asamblea general a una parte de la directiva (denominada por ellos Comisión Administrativa) de la Unión Obrera: "Con una regular concurrencia se celebró el domingo pasado en la Unión Obrera la asamblea general ordinaria con objeto de renovar la mitad de la comisión administrativa.  Fue reelecto para la secretaría general el compañero Maugia; para la contaduría fué nombrado el compañero Huschel y para auxiliares los compañeros Rogolini C., Jordana y Berruti." ( )

 ¿Qué ideas sustentaban los dirigentes de la Unión Obrera y de "El Obrero"?

 Al revisar las ideas políticas y sociales que sustentaba la Unión Obrera a través de su semanario, resulta evidente que se fueron haciendo cada vez más críticas e incluso confrontacionales, dentro de una misma coherencia de conceptos. 

Por ejemplo, el editorial del N° 2 del periódico "El Obrero" del 2 de enero de 1898, bajo el título "Responsabilidades" se define en los siguientes conceptos: "La lucha de clases se desarrolla donde quiera que existan burgueses y proletarios.: violenta en los grandes centros industriales en que las especulaciones refinadas y cuotidianas mantienen al espíritu obrero en un grado elevado de tensión; más sosegada en los pequeños pueblos comerciales en que la explotación, si bien más descarada, se halla contenida en los límites fijados por la misma mediocridad de los recursos de que dispone.  En Punta Arenas por ejemplo, donde el orígen del capital es una página íntima grabada en la conciencia de cada obrero, la lucha reviste un carácter pacífico, porque las responsabilidades del desastre han de ser forzosamente compartidas por un no escaso número de proletarios, insensiblemente subyugados, con la esperanza remota de una vida exenta de privaciones y sombrías eventualidades...Reconocemos que la burguesía es la piedra de toque de todas las iniquidades; pero no ignoramos que el brazo ejecutor, en la mayoría de los casos, es la cábala de sátrapas profusamente extendida de uno a otro extremo de la ciudad, debiendo por consiguiente, corresponder a cada cual su parte de responsabilidad en el desbarajuste general." ( ).

 Pero acaso dos de los artículos editoriales más ilustrativos y elocuentes respecto de las ideas que abrigaban los directivos de la Unión Obrera, se encuentran en el artículo "La sociedad actual" aparecido el 13 de marzo de 1898, y en particular, en el editorial del 20 de marzo de 1898, titulado "Gobierno y burguesía", cuyo lenguaje directo hacia los individuos poderosos del Territorio, no deja de sorprender al lector moderno: "Gobierno y burguesía.  Los hombres que componen el gobierno territorial pueden dividirse en tres categorías: comerciantes, especuladores y negociantes.  Burgués es el gobernador del territorio, que a su gran casa de negocio, agrega la propiedad de siete ú ocho edificios y varios centenares de leguas de tierra; a todas estas posesiones, más que suficientes para el calificativo de burgués, reune la no menos especial de ser el jefe de una administración que pudiendo aliviar en algo la triste situación de la clase trabajadora, constantemente la deprime..."   Y después de una enumeración crítica del Notario público, del secretario del Juzgado, del Juez Letrado y de los funcionarios gubernativos, concluye con ésta nota un tanto pesimista, pero de una lógica en sí misma aplastante: "Nada se puede esperar de un gobierno enteramente vendido a la burguesía; nada se puede esperar de una burguesía enteramente  vendida al gobierno. Intereses de lucro los confunden en un solo anhelo: la explotación del trabajador.  Pues bien; los trabajadores deben también confundirse en una sola aspiración: el desalojo de las posiciones y la expropiación de las fortunas de los comerciantes del sudor humano." ( ).


"El Obrero"
se inclina por un lenguaje
de inspiración anarquista


 Sin duda alguna, éste lenguaje irreverente tiene que haber irritado a las autoridades del Territorio, como también al pequeño grupo de empresarios poderosos de Magallanes, los "burgueses" según el editorialista de "El Obrero". 

Estos últimos a su vez, habían recibido en el N° 12 del periódico obrero, una feroz andanada verbal a través del artículo "La sociedad actual". 

Este artículo de carácter editorial, contiene dos subtítulos: "El proletario" -donde hace una descripción dolida de la condición pobre y miserable de los obreros- y "El oligarca", cuyos trazos descriptivos contienen una ácida crítica de los poderosos del dinero: "El oligarca.  Insecto vil y espíritu maléfico que por medio de ruines humillaciones e inicuos manejos conseguiste  hacerte dueño del capital, esclavizando a tus iguales por medio de infames astucias, escucha y contesta: ¿quién te ha dado las riquezas que posees y con qué derecho las conservas? ...¿Qué derecho tienes de explotar al pobre y disponer de él a tu antojo?...¿No te remuerde la conciencia al ver los no interrumpidos sufrimientos del infeliz proletario que condenas a la miseria, y cuya vida amenazas con toda clase de vejámenes?." ( ).

 El grado de animadversión que debe haberse producido en la pequeña comunidad de la colonia de Magallanes, sobre todo entre gobernantes y empresarios, contra el periódico y la propia Unión Obrera debe haber sido muy grande y muy intenso...

El momento final de la Unión Obrera tuvo rasgos polémicos, tal como había sido su creación.  A los ataques externos que recibió (por los dos mitines de colonos y los editoriales cada vez más críticos de "El Obrero"), se sumaron algunos conflictos individuales internos.  Pero la causa principal de la desaparición de la Unión Obrera y de su polémico semanario hay que buscarla en la acción concertada de algunos poderosos del Territorio.

 Algunos problemas administrativos internos de la Unión Obrera se produjeron hacia principios de 1898.

 

Unión Obrera


"Se cita a todos sus miembros a una reunión jeneral que se efectuará hoy a la 1 p.m. en el salón de la Sociedad de Beneficencia Portuguesa.  Se recomienda la asistencia.   El Secretario."( )

 

 Y a la semana siguiente aparecía este sorprendente aviso, firmado por el Secretario de la Unión Obrera en el que se convoca al anterior Tesorero de la entidad, dando la impresión -pública por lo demás- de que las cuentas financieras de la organización no estaban claras.

 

Sociedad Unión Obrera


 "Se invita al ex-tesorero de la sociedad Manuel A. Ruiz para que se presente el día 21 del c.m. a las 8 p.m. en la secretaría de la sociedad para hacer entrega del tesoro social i enseres que existen en su poder.  El Secretario."( )

 


 Las cosas se aclararon sin embargo, muy pronto, cuando a los pocos días apareció este segundo aviso en "El Magallanes" de Punta Arenas.

 

REMITIDOS


 "Declaramos al público que el compañero Manuel A. Ruiz, ex-tesorero de la "Unión Obrera", entregó a la sociedad los fondos de que era depositario.

 Punta Arenas, enero 26 de 1898.

 La Comisión Directiva."( ).

 Pero, además, como se ha visto, el tono de las denuncias del periódico, se fué haciendo cada vez más agudo, al mismo tiempo que sus temas de preocupación se fueron ampliando. 

"El Obrero", por ejemplo, en marzo de 1898, respaldaba la creación de un hospital para la ciudad, en los siguientes términos: "Hospital en Magallanes. Parece un hecho que por fin se va a organizar una suscripción para la fundación de un hospital en Punta Arenas.  Como ya dijimos en uno de nuestros números anteriores, hace algunos años se había llevado a efecto una suscripción con el mismo objeto y es tiempo ya de que los tenedores de esa plata la pongan en manos de la nueva comisión.  Un establecimiento de esa naturaleza es sumamente indispensable en un pueblo de 7 u 8.000 habitantes, que tiene una junta de beneficencia que no beneficia más que a sí misma...Nos parece que sería muy justo que el gobierno, que vota en el presupuesto enormes cantidades para la construcción de lujosas viviendas para comodidad de los empleados públicos que usan de ellas aunque poseen casas que arriendan a cánones fabulosos, se acordara de votar una suma de dinero que, agregada a la que se recolectó, sea suficiente para fundar un establecimiento en regla donde el enfermo pueda encontrar todas las comodidades que su estado requiera." 

Y preguntaba enseguida el diario obrero, con su habitual estilo cáustico: "Ya que por fin se trata de fundar un establecimiento de beneficencia se nos ocurre una pregunta: ¿serán admitidos en el hospital los extranjeros enfermos?  Nadie extrañe la pregunta, pues aquí el extranjero pobre es tratado por la autoridad como un intruso y así como se excluyó de la repartición de sitios a los extranjeros venidos a Magallanes como colonos, no será difícil que no se les reconozca derecho a ser asistidos en el hospital en proyecto en caso de enfermedad..." ( )

 Por ejemplo, frente al caso puntual del robo y homicidio de un obrero del campo, el periódico obrero formula fuertes críticas contra el Juez, el jefe de la Policía y el médico de la ciudad (en este caso Lautaro Navarro A.), en los siguientes términos: "Empiezan a tocarse los resultados de una acumulación enorme de gente sin trabajo.  En la mañana del jueves fué encontrado muerto a puñaladas un trabajador recientemente llegado del campo.  El móvil evidente del crimen ha sido el robo. Se calcula que la víctima haya expirado a las tres de la mañana y sin embargo, las autoridades a pesar de haber sido avisadas mas o menos a esa hora, no se han presentado al lugar del suceso hasta las ocho.  ¿Merece por este hecho increparse la conducta del juez, del jefe de la policía y del médico de ciudad? De ninguna manera, puesto que observan estrictamente este axioma: después de burro muerto, cebada al rabo.  Hay que tener presente que el mismo cirujano anunciaba en su periódico de la mañana del jueves que la policía es innecesaria en Punta Arenas.  Pero nosotros agregamos que la policía, el juez y el médico de ciudad no son solo innecesarios, sino que son de todo punto inútiles, puesto que no sirven ni para levantar muertos." 

Y el articulista presentaba a continuación, un resumido panorama social de Punta Arenas, al término de la temporada de faenas en las estancias: "Los almacenes, en vista de que el déficit no es cubierto ni hay remotas esperanzas de cubrirlo, se han visto obligados a restringir el crédito; los trabajadores del campo, concluídas las faenas, regresan a Punta Arenas en cantidades considerables: en Punta Arenas hay centenares de obreros sin trabajo y centenares de criaturas que diariamente piden pan; el invierno se acerca con sus rigores y miserias... Y todo esto, debido a una administración que, teniendo en sus manos el medio de prevenir el desastre, lo agrava diariamente con sus torpezas, con su desidia, con su desprecio y sobre todo, con su egoísmo de propio lucro." ( ).

 Por su parte, las críticas contra el "El Obrero", provenientes sin duda de muchas autoridades, funcionarios y empresarios influyentes del Territorio, se comenzaron a hacer sentir desde inicios de marzo de 1898, como lo atestigua este comentario que el propio diario les lanza: "Nuestro formato ha sido ensanchado desde hoy, con gran contento del pueblo y con gran disgusto de la burguesía y sobre todo, de las autoridades locales que ven en nosotros un implacable censor de sus actos públicos... las autoridades locales, irritadas con nuestra prédica, han quedado envueltas en un medio ambiente de desconcierto del que no salen sino de cuando en cuando, para cometer una nueva torpeza que da pábulo a nuestra crítica, y la burguesía sigue explotando la mano de obra, aprovechándose de la abundancia de brazos." 

En el mismo artículo a continuación, advertía las intenciones del Gobernador del Territorio, Mariano Guerrero Bascuñán (a quién calificaba de "lord mayor") de censurar al diario obrero, en estos agudos y premonitorios términos: "Alguien nos ha dicho que el lord mayor pensaba pedir autorización al supremo gobierno para someter al territorio bajo un régimen militar del cual él será el jefe, encargando de paso una mordaza especial para los miembros de nuestra redacción... 'El Obrero' sigue su marcha sin desviarse un ápice del camino que se ha trazado al principio de la jornada, y sin salirse de los límites fijados por la constitución de la república a la suprema libertad de imprenta y, aún en el improbable caso de que las autoridades cometan algún atropello con los miembros de la redacción, estos sabrán defenderse sin necesidad de recurrir a los tribunales." 

Y cerraba su comentario con éste feroz resumen de sus críticas: "Cuando las irregularidades y los fraudes no se cometan; cuando los empleados administrativos cumplan con sus deberes; cuando la policía deje de pisotear los derechos de los ciudadanos; cuando en la cárcel pública cesen los tormentos inquisitoriales; cuando las autoridades superiores procuren el bien público y las judiciales procedan con recto criterio y elevadas miras, 'El Obrero' dejará en paz la inmundicia autoritaria para concretarse única y exclusivamente a la difusión de los principios sociales, asestando sus cañones contra la miserable burguesía punta-arenense." ( ).


El periódico "El Obrero" en 1898:
el duro lenguaje
de la crítica y la denuncia


Es dable suponer que este ataque casi directo a algunos empresarios y grandes comerciantes de Punta Arenas, tiene que haber contribuido fuertemente a la reacción contra "El Obrero", pero los editorialistas del periódico no se arredraron, como aparece en este artículo: "El miserable pasado de los comerciantes titulados al por mayor, se refleja pronunciadamente en dos cosas: las ventas al por menor y la pésima retribución a sus obreros...Los dueños de casas importadoras de Punta Arenas, salvo raras excepciones han sido obreros, y obreros sin oficio. Tres o cuatro de esas casas, que por la importancia de sus capitales llevan la batuta en el concierto comercial, ocupan periódicamente un buen número de obreros a los que descuentan los minutos y hasta los segundos de su sacrosanto trabajo, como si por este medio lograran crearse otra cosa que la aversión general, el desprecio y la no menos justa fama de mezquinos.  Las quejas cotidianamente interpuestas por los obreros, abruman y las casas, que titularemos armadoras, repiten y repetirán sus abusos, mientras la bestia de carga no se subleve y dé una terrible lección a estos individuos que para alcanzar su posición han perdido su dignidad, sus sentimientos y hasta su primitiva forma."

Y aquí ahora la denuncia se precisa: "Veinte y tantos obreros, que trabajaron durante cuatro días en el trasbordo de laca, han sido pagados por una casa armadora de Punta Arenas con fichas de cuero que dicen textualmente: 'Sociedad Explotadora de Tierra del Fuego.  Vale por cincuenta centavos en mercaderías'.  El sistema no deja de ser curioso e irritante, y los armadores demuestran claramente que el lema de la Explotadora es ni más ni menos que la explotación.  Pero ¿qué explotación? ¿la de ganados o la de hombres? Ambas cosas, por lo que se ve.  Si así como eran cuatro días de trabajo hubiera sido un mes y la casa armadora hubiese pagado en pedazos de cuero, los trabajadores se hubieran visto obligados a pagar con la misma moneda al panadero, al carnicero y al dueño de casa, y si estos no se hallaban dispuestos a recibirla, la casa armadora haría su librecambio en mercaderías." ( ).
 
Las denuncias del periódico se ampliaban cada día más ( ), y abarcaban a numerosos atropellos laborales cometidos en las más diversas faenas de la ciudad, desde las obras de construcción de la nueva cárcel, hasta los salarios recortados de los tripulantes de barcos, pasando por el manejo irregular de las mercancías llegadas al puerto.

Sin embargo, no todas las denuncias hechas por "El Obrero" quedaron en el vacío.  Probablemente muchas de las revelaciones, polémicas en su forma y en su contenido, para una sociedad de espacios limitados como era el Magallanes de fines de 1890, pudieron caer en el vacío, dado el desdén con que debió ser mirado por muchos este periódico.

De hecho, el periódico denunció el 27 de febrero de 1898, que un funcionario de la Gobernación Marítima del Territorio estaba realizando cobros indebidos e ilegales a los patrones de barco, lo que un año más tarde derivó efectivamente en un proceso por "cobro de derechos indebidos" en su contra, que se sustanció el 22 de julio de 1899. ( ).


Marzo de 1898:
el final de la Unión Obrera
y su polémico periódico


El lunes 28 de marzo de 1898, se reunió en la sede del Cuerpo de Bomberos un grupo de connotados vecinos de Punta Arenas, "...con el fin de formular una enérgica protesta contra las opiniones sustentadas en el periódico 'El Obrero' que se edita en este puerto, que ofende nuestros más caros sentimientos..." y acusando al semanario de propaganda antipatriótica ( ). 

Los poderosos y caracterizados vecinos (todos los cuales subrayaron su condición de chilenos) redactaron entonces la siguiente carta dirigida al Gobernador del Territorio: "Señor Gobernador: los abajo suscritos, chilenos residentes en Punta Arenas, a U.S. respetuosamente exponemos que hemos leído con indignación un artículo editorial de 'El Obrero' periódico anarquista que se edita en este pueblo, y cuyo número acompañamos, en el que se pretende con argumentos capciosos debilitar en nuestros compatriotas el sentimiento nacional, incitandolos a no inscribirse en los registros de la Guardia Nacional, ni a defender la Patria en algún momento difícil." Y pedían a la autoridad: "En consecuencia, a U.S. pedimos que use de todos los medios que nuestras leyes ponen en sus manos para evitar esta propaganda subversiva que estimamos como crimen de lesa patria, el cual no puede quedar impune." ( ). La carta llevaba 62 firmas de ciudadanos residentes en Punta Arenas, entre los cuales figuraban el Secretario del Juzgado de Letras Eduardo Gaymer, el Notario suplente Luis Aguirre A., los abogados Ramón Luis Arriagada y Esmaragdo Campaña, el agente comercial Guillermo Jones, el Martillero Público Juan A. Watson, los médicos Lautaro Navarro Avaria y F. Middleton, y Luis Aguirre A.

El grupo de vecinos a continuación se presentó el martes 29 de marzo en la tarde, ante el Gobernador del Territorio Carlos Bories, y obtuvieron de este (obsérvese la rapidez con que lograron la audiencia y con que se adoptó la decisión que demandaban...) una medida administrativa inmediata de prohibición de la publicación, la que fue ejecutada por el Secretario del Juzgado de Letras Eduardo Gaymer quién, esa misma tarde, se trasladó a la imprenta e hizo llevar a la Cárcel todas las existencias en maquinarias y útiles: el semanario "El Obrero" sólo  había alcanzado a aparecer durante tres meses, de diciembre de 1897 a marzo de 1898.

El Juez Waldo Seguel dictó de inmediato la resolución solicitada por los demandantes.

El 31 de marzo, y cuando la medida administrativa de incautación de la imprenta de "El Obrero" ya estaba ejecutada, el periódico de la tarde "El Magallanes" respaldó la petición de los vecinos, y en un editorial titulado "¡Ya es demasiado!" lanzaba contra el periódico "El Obrero" las siguientes líneas: "Desde hace dos meses el público de Punta Arenas i de Magallanes entero, viene recibiendo los mas soeces insultos de un periódico que se edita en este puerto con el título de 'El Obrero', redactado por un grupo de individuos que han declarado, por suerte, que no son chilenos, que para ellos no hai Patria, i que esta palabra que conmueve, oida en ciertos instantes, las fibras del corazón del mas abyecto ser, es para ellos 'la más estúpida, la más vil, la más despreciable del diccionario'.  Cada domingo ese grupo de redactores vacía toda su bilis contra las autoridades administrativas i judiciales, contra los empleados públicos en jeneral, contra dignos residentes nacionales i estranjeros, i ni aún respetan lo que es más digno de respeto: el bello sexo...El grupo de estranjeros que redacta 'El Obrero', hombres que han declarado no reconcoer patria, sin sentimientos ni corazón, egoístas, ignoran que los chilenos, ante todo, amamos nuestro suelo i lo defenderemos en todas circunstancias a costa de nuestras vidas i de nuestros hijos.  Sin causa alguna, enlodan con sus escritos los procederes del Gobernador del Territorio, del Juez Letrado i demás personal administrativo..." Y precisaba el editorialista de "El Magallanes" sus críticas contra el periódico en cuestión: "Las numerosas colonias estranjeras residentes en Magallanes, protestan también contra estas malsanas doctrinas fomentadas por esos cuatro individuos pertenecientes a ellas.  Los insultos a las autoridades en el punto más libre de la tierra, la saña feroz contra la sociedad entera, la despreciamos; pero que traten de de menospreciar a la Patria nuestra que les da hospitalidad, eso si que no. Por eso repetimos 'ya es demasiado' i llamamos formalmente la atención de las autoridades hacia esa propaganda que envuelve una verdadera sedición..." ( ).

Y en efecto, el mismo 30 de marzo de 1898, por orden judicial fueron incautadas las maquinarias de la imprenta y clausurado "El Obrero", bajo la acusación de que mediante el periódico se estaba realizando propaganda anarquista y "antipatriótica", pero sin duda, también por la promoción de los mitines de enero reciente y las fuertes críticas publicadas, habían decidido a la autoridad a poner término a esta singular experiencia obrera: "Al efecto, en las últimas horas de la tarde, el secretario del juzgado de Letras, se trasladó a la imprenta e hizo llevar a la cárcel todas sus existencias en maquinarias y tipos." ( ).

Cabe hacer notar aquí, al revisarse la carta de reclamo de los vecinos y el editorial de "El Magallanes", que las críticas públicas se lanzaban contra el periódico "El Obrero" y no contra la Unión Obrera, de la cual había sido su órgano y vocero. 

¿Cabe suponer que -en algún momento- se produjo una separación entre el grupo de redactores de "El Obrero" y los integrantes de la Unión Obrera?  Resulta evidente que, desde que "El Obrero" se autoproclamó "órgano del Partido Socialista de Punta Arenas" a principios de febrero de 1898, el lenguaje del periódico se radicalizó en forma aguda adoptando abiertamente una visión anarquista... y esos eran precisamente los dos meses (febrero y marzo) a los que hacía alusión el editorial de "El Magallanes".

Aún así, en abril de 1898, la Unión Obrera continuaba reuniéndose en un domicilio particular, pero sus actividades como es de suponer, decayeron tan pronto desapareció el periódico, sin contar con que sus integrantes ya habían llamado la atención de las autoridades y de la policía. 

Este aviso aparecido en la prensa local, es el último rastro de su existencia.

 

UNION OBRERA


"Se cita a reunión general a los miembros de la Unión Obrera para el jueves 28 del corriente a las 7 p.m. en casa de don José Carrasco, calle de Valdivia, para tratar asuntos de suma importancia.   El Secretario." ( ).

José Carrasco, como se ha visto más arriba, había integrado la Comisión Calificadora en la primera directiva de la Unión Obrera, en marzo de 1897.

Así concluyó la Unión Obrera de Punta Arenas, y aunque sus asociados, vigilados y perseguidos por la autoridad, se dispersaron en la vida cotidiana de la colonia, la semilla del ejemplo  que esos pioneros plantaron en los obreros renacería algunos años más tarde a principios del siglo XX, a través de nuevas sociedades de obreros del campo y la ciudad.

Entre tanto, la actividad económica y social en Magallanes continuaba pujante.  Las faenas ganaderas, por su parte, en 1899, sufrieron los rigores de un crudo invierno, como lo anota el padre P. Marabini en su Resúmen de Observaciones Meteorológicas: “Nieve.  En los 15 años de observación hemos notado grandísimas variaciones en la cantidad i duración de la nieve en el suelo.  De esos dos factores, tan inciertos, depende en gran parte el éxito anual de las empresas ganaderas establecidas en esta rejión, las que, en efecto, el año 1899, con motivo del maximun de nieve (102 cm) sufrieron el máximun de pérdidas.” ( ).

En el período entre 1888 y 1902, el promedio anual de nieve caída fue de 35.5 cms., por lo que el máximo de 102 cms (o sea, 1 metro y 2 centímetros!) del año 1899 significó un fuerte impacto en pérdidas de la masa ganadera, mientras que el año siguiente, 1900, tampoco fue benigno, con 61 cms. de nieve. Por su parte, el año 1902 la nieve caída alcanzó los 65 cms., como lo consigna el informe del sacerdote Marabini antes citado.  A su vez, en 1905 y 1906 la nieve caída alcanzó los 65 y 55 cms. respectivamente.

Respecto de la nieve caída en el invierno de 1899, un posterior informe del observatorio salesiano, reafirmaba que “...hasta el máximun de cm. 102 en 1899, cuando la duración de la nieve en el suelo causó grandes mortandades de ganado en toda la rejión.” ( ), entendiéndose entonces que el clima en general ese año de 1899 fue particularmente frío, con fuertes temperaturas bajo cero desde junio a noviembre, al momento de iniciarse las faenas de esquila.

Los trabajos en las estancias (arreos, marca, baño, etc.) se dificultaban enormemente por el suelo helado.

Así se inició el nuevo siglo en la Patagonia.