CONTRIBUCIONES PARA UNA HISTORIA DEL 1º DE MAYO EN MAGALLANES
PROLOGO
En el prólogo a la edición alemana de 1890 del “Manifiesto del Partido Comunista”, Engels escribía: “...Pues hoy, en el momento en que escribo estas líneas, el proletariado de Europa y América pasa revista a sus fuerzas, movilizadas por vez primera en un solo ejército, bajo la misma bandera y para un objetivo inmediato: la fijación legal de la jornada normal de ocho horas, proclamada ya en 1866 por el congreso de la Internacional celebrado en Ginebra y de nuevo en 1889 por el congreso obrero de París. El espectáculo de hoy demostrará a los capitalistas y a los terratenientes de todos los países que, en efecto, los proletarios de todos los países están unidos. ¡Oh si Marx estuviese a mi lado para verlo con sus propios ojos!. F. Engels. Londres, 1 de mayo de 1890.” ( ). Ya en los años del último decenio del siglo XIX, los trabajadores del mundo conmemoraban en el mundo y en Inglaterra, como podemos apreciar, esta fecha histórica.
Mientras tanto, en Magallanes, en el último confín austral del planeta, se incubaban las ideas, los valores, las fuerzas y la organización que pocos años más tarde harían posible que un grupo de obreros realizara una conmemoración del 1° de mayo, la primera en su género en la Patagonia.
Este ensayo tiene por objeto contribuir a rescatar esa parte de la memoria histórica de la región magallánica y patagónica y de sus trabajadores: la de los 1° de Mayo, a lo largo de un siglo y medio de recuerdos y luchas.
Manuel Luis Rodríguez U.
Punta Arenas, 1° de mayo de 2004.
INTRODUCCION:
LOS MARTIRES DE CHICAGO
Y EL 1° DE MAYO DE 1886
La contradicción en los años 60 del siglo XIX entre los Estados del Norte y los Estados del Sur en los EE.UU. de Norteamérica, producto del choque entre una economía latifundista-esclavista en el Sur ( ) frente a la del Norte, basada en el desarrollo industrial y granjero de base de trabajo asalariada, condujo, en virtud de las necesidades de los estados meridionales, ampliación del mercado interior, del comercio, principalmente con Inglaterra, búsqueda de fuentes de materias primas, y la ampliación de la base del mercado de mano de obra; a la guerra conocida como Guerra Civil Norteamericana que discurrió entre los años 1861-1865.
En plena Guerra Civil (1862), el partido Republicano, dirigido por A. Lincoln, que expresaba los intereses de la gran burguesía nordista, dictó un ley llamada Homestead Act que, a la vez que privaba a los latifundistas del Sur de la posibilidad de obtención de tierras vírgenes y, en acertado aserto de Karl Marx, de "una esquilmación del suelo de manera brutal" ( ) , asestaba un durísimo golpe a la economía esclavista y resolvía el problema agrario de la ciudadanía del Norte.
Los orígenes del movimiento obrero estadounidense
La incorporación del proletariado a la lucha contra el esclavismo era condición necesaria para su propia autoorganización debido a que "En los Estados Unidos de América, el movimiento obrero no podía salir de su postración mientras un parte de la República siguiese mancillada por la institución de la esclavitud. El trabajo de los blancos no puede emanciparse allí donde está eslavizado el trabajo de los negros. De la muerte de la esclavitud brotó inmediatamente una vida nueva y rejuvenecida. El primer fruto de la Guerra de Secesión fue la campaña de agitación por la jornada de ocho horas, que se extendió con la velocidad de la locomotora desde el Océano Atlántico al Pacífico, desde Nueva Inglaterra a California" ( ).
La válvula de escape a las contradicciones sociales que pretendía la Homestead Act era una forma realmente relativa de relajación de tensiones. Maurice Niveau, renombrado historiador, ha señalado que "contrariamente a lo que podría pensarse, los inmigrantes del siglo XIX no fueron, más que en casos excepcionales, los pioneros de la frontera. Permanecieron en el Este y se instalaron en las ciudades donde fueron a engrosar las filas de la mano de obra obrera. En 1860, el 60% de los 2.200.000 inmigrantes que vivían en los Estados Unidos se habían instalado en los estados de Nueva York, Pennsilvania, Massachusetts y Ohio. En 1900, el 40% de los inmigrantes vivían en ciudades de más de 100.000 habitantes. Mano de obra móvil y adaptable para la industria y el comercio, carecían de los medios financieros para desplazarse hacia el Oeste y dudaban en lanzarse a una agricultura extensiva de la que desconocían los métodos de trabajo" (Historia de los hechos económicos contemporáneos)
La formación de la clase proletaria en Norteamérica, procedente de la inmigración de Europa y Asia -hasta 1870 la mayoría llegan de Inglaterra y Alemania, más tarde de la Europa nórdica y del Este- tuvo características que marcaron, y aún marcan, el desarrollo organizativo independiente. Hacia 1880, con la desaparición de la frontera, la oposición de los sindicatos obreros se hizo más viva mientras que los empresarios defendían, evidentemente, la libertad de entrada que creaba una competencia más aguda del lado de la oferta de trabajo.
Esta extraordinaria aportación de mano de obra inmigrante extranjera pudo, en un momento u otro, presionar sobre los salarios. Sin embargo, a largo plazo, representó una ayuda suplementaria al éxito económico de este inmenso país que, globalmente, jamás ha tenido exceso de mano de obra. Si los inmigrantes permanecían en el nordeste industrial del país, el resto de la población supo hacer retroceder la frontera hacia el Pacífico, y este movimiento hacia el Oeste constituye uno de los rasgos característicos tanto de la epopeya como de la historia económica de los Estados Unidos. El western es cualquier cosa menos un mito, puesto que ha modelado profundamente el aspecto y el estilo de los Estados Unidos de América.
A fines de los años 80 del siglo XIX, una vez colonizado todo el Oeste, "dejó de funcionar la importante válvula de desahogo que había estorbado la formación de la permanente clase de los proletarios." ( ).
La fisura que introdujo la epopeya de la marcha hacia el Oeste consolidó el status "aristocrático"de los viejos ciudadanos norteamericanos que generó asociaciones de obreros fuertemente cerradas, dejando al margen a los inmigrantes nuevos, a los negros y amerindios, frenando el fortalecimiento de organizaciones que agrupasen a toda la clase y haciendo prevalecer "el frenesí de empresa" ( ). Este hecho explica, en parte, la dificultad que históricamente ha tenido la clase obrera en Norteamérica para la formación de sociedades que representasen sus intereses, aún existiendo las mejores condiciones objetivas para el surgimiento de poderosísimas fuerzas sindicales y políticas. A su vez, la gran burguesía pudo, merced a estas favorables condiciones, poner en vigor códigos antinegros en 1885 y 1886 y permitió salir a la luz organizaciones racistas como el Ku Kux Klan.
La victoria del Norte en la Guerra Civil consiguió la unificación económica y política del país posibilitando el rápido desarrollo del capitalismo tanto en la esfera industrial como financiera y agícola (vía del granjero). Si en 1840 EE.UU. eran la quinta potencia industrial del mundo, en 1850 ascendía al cuarto lugar, en 1860 era ya la segunda fuerza para, en 1894, ponerse a la cabeza desplazando a Inglaterra. Sólo baste fijarse, para darse cuenta de esa tremenda espansión, que en 1895 producía 7 veces más que en 1860 (¡sólo 35 años antes!) y que entre 1850 y 1860 ¡¡se triplicó el quilometraje de la red de ferrocarriles, alcanzando ya 50.000 km.!!
El crecimiento de la industria era el crecimiento del movimiento proletario y así, en 1886 son fundadas las asociaciones Caballeros del Trabajo ( Khigths of Labour) y la Federación de Sindicatos Organizados de Estados Unidos y Canadá (Federation of Organized Trade and Labour Unions of the United States and Canada), esta última precursora de la AFL.
Ya hacia 1866, algunas organizaciones obreras planteaban la demanda de la jornada de ocho horas. Marx cita en “El Capital” que “...el congreso obrero general de Baltimore (16 agosto 1866) declara: ‘la primera y la más importante exigencia de los tiempos presentes, si queremos redimir al trabajo de este país, es la promulgación de una ley fijando en ocho horas para todos los Estados Unidos la jornada normal de trabajo’. Coincidiendo con esto a comienzos de septiembre de 1866, el Congreso Obrero Internacional de Ginebra acordaba a propuesta del Consejo General de Londres ‘declaramos que la limitación de la jornada de trabajo es una condición previa, sin la cual deberán fracasar necesariamente todas las demás aspiraciones de emancipación...proponemos 8 horas de trabajo como límite legal de la jornada.” ( )
Por lo tanto, la idea y la demanda de la jornada de 8 horas de trabajo, constituye un patrimonio histórico de los trabajadores, por lo menos desde mediados de la década de los sesenta del siglo XIX.
El nacimiento de estas organizaciones ya profundamente obreras vino de la mano de la gran crisis de 1882 que consolidó al grupo Morgan como líder financiero mundial y arrojó a millones de personas al desempleo. Como escribía el periódico obrero de Chicago, The Alarm (del 11.07.1885) "Los obreros pueden pasar hambre libremente, mendigar libremente, pueden, incluso, morir de hambre libremente, pero no son libres de hacerse ni siquiera esclavos". La tasa de desempleo trajo la presión a la baja de los salarios, el aumento de la plusvalía absoluta, la disminución de la duración media de vida aumentando muy enérgicamente la mortalidad ( ), la subida de los alquileres de vivienda, las pésimas condiciones higiénicas, etc.
La fuerte presión sobre la capacidad de reproducción vital de los trabajadores, es decir, los salarios, (se ha calculado que para 1883 las necesidades básicas sólo podrían cubrirse con 755 dólares/año, pero los salarios medios apenas alcanzaban los 552 dólares/año) promovió el flujo al trabajo de las mujeres y los niños: "el valor de la fuerza de trabajo no se determinaba ya – escribe Carlos Marx- por el tiempo de trabajo necesario para el sustento del obrero adulto individual, sino por el tiempo de trabajo indispensable para el sostenimiento de la familia obrera. La maquinaria, al lanzar al mercado de trabajo a todos los individuos de la familia obrera, distribuye entre toda su familia el valor de la fuerza de trabajo de su jefe" (El Capital, Tomo I). Esta situación envilecía a los propios trabajadores ya que "antes, el obrero vendía su propia fuerza de trabajo, disponiendo de ella como individuo formalmente libre. Ahora, vende a su mujer y a su hijo. Se convierte en esclavista" (Karl Marx, El Capital, Tomo I). En los años 80, alrededor del 33 % del presupuesto familiar lo aportaban las mujeres y los niños estadounidenses, cobrando, como regla general, dos veces menos a igual trabajo que un adulto varón. Samuel Gompers, representante del Sindicato de los Cigarreros describía así la situación del trabajo infantil. "He visto a niños de seis, siete u ocho años, sentados en el suelo en medio de una habitación sucia y llena de polvo, desmenuzando el tabaco. Muchos de ellos no podían sobreponerse a la necesidad de dormir por la fatiga y la larga jornada y caían sobre los fardos de tabaco". (Proceedings of the American Federation of Labour, 1881-1888. Convention 1881).
La acumulación capitalista agita la lucha de clases
A pesar de que los EE.UU. tenían un elevado índice de maquinaria automatizada (en 1885 el gobierno inglés compró a los Estados Unidos las máquinas-herramientas necesarias para la instalación de una fábrica de cañones. El método de piezas intercambiables quedaba desde entonces bautizado con el nombre de ´sistema americano´, Maurice Niveau, op. cit.), la jornada de trabajo se mantenía entre las 10 y las 12 horas diarias como media y hasta 15, incluyendo domingo y festivos, en multitud de casos, aumentando los ritmos y la tensión y haciendo insoportables las condiciones en las instalaciones fabriles.
La explosiva situación fue prevenida por el Estado decretando draconianas leyes antiobreras como la prohibición de realizar huelgas bajo pena de 100 dólares o seis meses de prisión y la confección de "listas negras" donde se incluían a los trabajadores multados. A guisa de ejemplo, la Missouri Pacific estaba en posesión de una de ellas que incluía a 470 obreros significados en las reivindicaciones. A fin de propagar esas listas y poder reprimir al movimiento, la burguesía fundó en 1872 las Citizen´s Associations (Asociaciones de Empresarios) en Nueva York, por medio de 400 capitalistas que aportaron 1.000 dólares cada uno. La creación de un fondo que combatiera la lucha por la reducción de la jornada laboral era uno de los puntos primordiales de su razón de ser. En 1885 se organizó, con la participación activa de los partidos Republicano y Demócrata, el Comité de Seguridad Pública , con el objeto de sostener una lucha abierta frente a los obreros. Todo esto dio lugar a congresos anuales de empresarios de Maine, New Hampshire, Rodhe Island, Vermont, Connecticut y Massachusetts, donde se discutían y hacían públicas las listas negras y se instituía el denominado "juramento de hierro", que consistía en que el obrero se "obligaba" mediante un escrito a no ser miembro de ninguna organización obrera. Aún, si todo ello no fuese suficiente, podría siempre utilizarse la célebre policía secreta Pinkerton.
La concentración en grandes empresas, el movimiento de las asociaciones de trabajadores y las propias condiciones de trabajo, hicieron aparecer periódicos obreros como “Laborer” (Massachusetts), “Labor Tribune” (Pittsburg), “Journal of United Labor” (órgano de la Orden de los Caballeros del Trabajo), el “John Swinton´s Paper” (boletín editado y financiado con los propios recursos del periodista Swinton de octubre de 1883 a agosto de 1887) y, sobre todos ellos, “Alarm”, periódico en inglés, cuyo director era Albert Parsons y “Arbeiter Zeitung”, periódico en alemán que dirigía August Spies.
Ya hemos hecho anteriormente mención a la Orden de los Caballeros del Trabajo, fundada en 1868 por Uriah Stephens, que en 1886 agrupaba a 703.000 miembros, admitiendo en su seno tanto a los trabajadores en activo como a los que estaban en el paro, a los hombres como a las mujeres, a los blancos, asiáticos y negros ( ), manifestando con ello un hondo internacionalismo. Era, como la caracterizó Engels, la primera organización nacional fundada por toda la clase obrera de los Estados Unidos. En sus bases programáticas se hacía expresa mención a la igualdad de remuneración del trabajo masculino y femenino, a la igualdad de derechos del hombre blanco y de color, a la prohibición del trabajo infantil y a la reducción de la jornada a las 8 horas. Esta organización, careciendo de las teorizaciones del socialismo científico, de temple ideológico y un programa consecuente, fue perdiendo su fuerza combativa y en 1878, cuando al frente de la misma se puso a Terence Powderly, quién gradualmente se deslizó hacia posiciones conservadoras.
Dentro de la estructura de las uniones sindicales se significaron los "maestros de los gremios", auténtica "sangre azul" de los proletarios, cuyo status social de "viejos emigrantes" y su más alta calificación los hacía más fácilmente recolocables que a sus "nuevos" hermanos de clase cuya inmensa mayoría desconocían el idioma inglés. Esto ejercía un efecto de freno sobre la toma de conciencia del movimiento.
Las uniones sindicales se sumaron en 1886 a la Federación de los Sindicatos Organizados de EE.UU. y Canadá formando la Federación Americana del Trabajo - AFL (American Federation of Labor) que, a pesar de que en su congreso fundacional indicara la necesidad de unión de los trabajadores de todo el mundo para su defensa y beneficio mutuo, poco a poco de su seno fueron naciendo las contradicciones que habían acumulado a lo largo del tiempo.
En 1881, en el congreso de Pittsburg, se presentaron dos plataformas: la que defendía el carácter masivo de la organización, más allá de sus oficios, calificaciones y origen, proponiendo una dirección con la más amplia y completa representatividad y la que se proponía el encerramiento en las viejas organizaciones gremiales. El tumultuoso congreso vio como se levantaban voces para la forja de una unión lo más amplia posible del conjunto de los obreros. Los congresistas Weber y John Kinner, delegados de los tipógrafos de Pittsburgh y de los portuarios de Boston, respectivamente, del influyente dirigente Lyman Brandt y, sobre todos ellos, la figura del líder negro Jeremiah Grandison, miembro de los Caballeros del Trabajo de Pittsburgh, que declaró que muchos obreros, blancos y negros, no poseían un oficio y que eso no podía impedir su ingreso en la nueva asociación. Frente a estos, se alzaron John Jarrett, Thomas Hennebery y Samuel Grompers que manifestaron amplia y rotundamente su animadversión por los trabajadores no cualificados y su temor a que la asociación tuviera "algún tinte político" y que, al fin, esto confluyera, como lo había expuesto Jeremiah Grandison, en que los trabajadores crearan, por ellos mismos, un partido independiente de los partidos de la burguesía.
En este congreso se adoptó el nombre de Federación de los Sindicatos Organizados de Estados Unidos y Canadá (Federation of Organized Trades and Labor Unions of the United States and Canada ). El programa, de contenido clasista indicaba: "La historia de los obreros asalariados de todos los países no es sino la historia de la lucha y la miseria constantes engendradas por la ignorancia y la desunión"(AFL, Proceedings). Se hizo una especial mención a la solidaridad con la lucha del pueblo irlandés contra el yugo británico y la simpatía con todos los pueblos que luchaban por su libertad e igualdad.
La Federación, a pesar de las zancadillas de dirigentes como S. Gompers, Peter McGuire o A. Strasser, adoptó la importante resolución en el congreso de 1884 de exigir la jornada de 8 horas, poniendo como fecha de entrada en vigor el 1 de mayo de 1886.
Primeros pasos en la política independiente
de los trabajadores
El trabajo imbécil del "sindicalismo puro" y la actitud abiertamente escisionista de algunos de los dirigentes, fue duramente criticado por Parsons desde la tribuna del periódico Alarm, exponiendo con firme crudeza que las tesis mantenidas por líderes del AFL conducían directamente a la "armonía" entre el capital y el trabajo, algo que el gran revolucionario tachaba, justamente, de inconcebible.
Paralelamente, junto a las organizaciones de tipo sindical fue desarrollándose un movimiento político independiente, no sin altibajos y duras pruebas. En el Partido Obrero Socialista de América, fundado en 1876, convivían junto a posiciones marxistas, "viejos ropajes intelectuales" ( ). A pesar de que en el seno del Partido desarrollaban una amplia actividad militantes tan relevantes como O. Weydemeyer, H. Schlüter, F. Sorge y J.P. McDonnell, director éste del Labor Standart, merced a la inmadurez del conjunto de la militancia, cayó bajo la influencia de Phillip Van Patten y su círculo de lassalleanos, empujándolo hacia el oportunismo y el sectarismo, negando la necesidad de lucha en el seno de los sindicatos y reafirmando, paralela y consustancialmente, la única vía parlamentaria. El grupo más consciente, el de Chicago, con Albert Parsons, August Spies, Michael Schwab y Samuel Fielden al frente, se desligó del Partido emprendiendo el combate para organizar al proletariado.
Los trabajadores de Chicago en 1878-1879, promovieron a diputados a sus más firmes defensores, tanto al Consejo Municipal, al Senado como a la Cámara de Representantes del Estado de Illinois. En estas elecciones Albert Parsons fue elegido diputado al Consejo Municipal por el 14 distrito de Chicago, mas esa elección fue revocada ya que, bajo presión de la Street Car Company, los miembros de la comisión electoral "rectificaron" las papeletas de votación.
En 1880 el Partido Obrero Socialista de América se escindió y un grupo fundó en 1881 el Partido Revolucionario con dos corrientes que se manifestaron contrarias en el congreso de Pittsburg de 1883: la anarquista de Nueva York, seguidora de Johann Most y el grupo de Chicago de Parsons y Spies, bajo una forma peculiar de anarcosindicalismo muy influenciado por el marxismo. El grupo de Chicago manifestó en ese congreso tanto la imperiosa necesidad del trabajo dentro de los sindicatos como que el capitalismo sólo podría derrumbarse mediante métodos revolucionarios. Spies llegó a declarar en este congreso. "El programa de Pittsburgh es secundario; ¡ nuestro programa es el Manifiesto Comunista !". El grupo de Parsons y Spies, ya en el fondo un partido proletario, llegó a tener solamente en Chicago más de 5.000 afiliados y marcaba el camino a seguir en la Central Obrera de Chicago que se había fundado en 1884 por trece sindicatos que se desgajaron de la conservadora Federación de los Sindicatos Organizados y que en 1886, ya conformaba 20 sindicatos.
En marzo de 1886 la lucha por la reducción de la jornada laboral desembocó en una huelga general donde participaron más de 320.000 obreros, tanto de los cualificados como los que no lo eran, los organizados como los que no lo estaban, los "viejos norteamericanos" como los "nuevos", los de lengua inglesa como los que tenían el alemán, sueco, polaco, italiano, ruso u otros como idioma, los blancos como los negros o los orientales. Había estallado la primera manifestación unitaria del proletariado en los EE.UU. Las bárbaras condiciones arrastradas desde 1881 con lock-outs, la venta de los intereses obreros por dirigentes como Terence Powderly, los abusos, la contratación de esquiroles, la intervención de los agentes de la Pinkerton, fueron la escuela donde aprendieron los rudimentos de la solidaridad de clase.
En el curso de los acontecimientos fueron surgiendo nuevas uniones sindicales y Parsons se convirtió en el alma y la cabeza de todo el movimiento. En Chicago se fundaron las organizaciones alemana e inglesa de albañiles, caldereros, empapeladores, etc. bajo la consigna de las 8 horas. De igual forma los mineros de Pennsylvania, los conductores y mecánicos de Baltimore, los cigarreros de Nueva York, los picapedreros de Chicago...
En febrero de 1886, la Street Railway Company de Minesota y la Studebaker Company de Indiana tuvieron que claudicar ante la masiva exigencia obrera. Los conductores de Nueva York consiguieron que la Atlantic-Avenue Railroad redujera la jornada de 18 horas a 12, estimulando la huelga por igual motivo en Baltimore.
En este caldo de cultivo los trabajadores iban aprendiendo que únicamente con su unión y decisivos golpes podrían hacer doblar la rodilla del gigante empresarial.
El 12 de abril la Central Obrera de Nueva York realizó un llamamiento a la movilización de todos los obreros para el 1 de mayo bajo la consigna de las 8 horas. Pese a las propuestas de Parsons y Spies a la unidad con el grupo de Most, estos se negaron a secundar el movimiento. La redacción de la resolución de la Central Obrera de Chicago corrió a cargo de Spies y publicada en Alarm que, desde ese momento, se convirtió en el portavoz por la reducción de la jornada de trabajo.
Parsons, Spies, Fielden y Schwab recorrieron entonces, de mitin en mitin, de reunión en reunión, los estados del Medio Oeste explicando, informando y alentando al proletariado a la manifestación de mayo. A la vez Neebe y el propio Parsons ayudaron e instruyeron a los trabajadores del matadero de Chicago a fundar un sindicato que se manifestó públicamente por la redución de la jornada (en el matadero se llegaban a trabajar 16 horas diarias) y denunció a los antigüos líderes de las uniones sindicales que arguían que de implantarse la jornada de 8 horas, los trabajadores debieran cobrar la mitad del salario.
El primer ensayo general del movimiento se produjo el 15 de marzo de 1886 cuando miles de trabajadores desfilaron hasta el West Side Turner Hall con pancartas alusivas a la igualdad de salarios, contra el trabajo infantil y la jornada de 8 horas. Aquella sala de 2.000 localidades vio llenar su espacio en unos 4.000 y otros 3.000 que, al no poder acceder al recinto, organizaron mítines en las calles confluyentes. El 10 de abril, otra masiva manifestación obrera reunió a 12.000 trabajadores y se manifestó en solidaridad con los estibadores en lucha.
La prensa burguesa manifestaba cínicamente "comprensión" y "simpatía" hacia los trabajadores mas, se indignaba con las "abusivas" reivindicaciones instando a que cada huelguista fuera encarcelado produciendo un "benéfico terror en la clase trabajadora" ( The Chicago Tribune). De esta forma se confirmaba lo que Karl Marx había demostrado en el Capital: "en la historia de la producción capitalista, la reglamentación de la jornada laboral se nos revela como una lucha que se libra en torno a los límites de la jornada; lucha ventilada entre el capitalista universal, o sea, la clase capitalista, de un lado,[prensa burguesa incluida, añadimos nosotros] y de otro, el obrero universal, o sea, la clase obrera" ( ).
Las contradiciones y la lucha de clases llegaron al punto que el mismo Presidente Cleveland, el 22 de abril dirigió, por vez primera en la historia de los Estados Unidos, un mensaje a la Nación sobre la específica problemática obrera, expresando la preocupación que embargaba a los capitalistas.
El gran combate de los obreros
por las ocho horas
A finales de abril la inmensa mayoría de las organizaciones obreras se había posicionado a favor de la implantación general de la jornada de 8 horas, insistiendo, a su vez la práctica totalidad, en la subida de salarios, el reconocimiento de las organizaciones sindicales y los derechos de la mujer, así como la prohibición del trabajo realizado por niños. Para estas fechas unos 150.000 trabajadores ya habían logrado la reducción efectiva de la jornada, principalmente las grandes agrupaciones fabriles de Chicago, Nueva York, Baltimore, Cincinnati y Milwaukee, pero 190.000 no habían logrado la ansiada reivindicación principal. De esta forma, el 1 de mayo de 1886 comenzó el movimiento total del proletariado y la mayor huelga en la historia de los Estados Unidos.
En Nueva York, la Central Obrera reunió en Union Square a 20.000 trabajadores, muchos de los cuales ya habían conseguido la reivindicación, prueba de que la solidaridad y conciencia de clase había calado muy hondo entre ellos.
En Milwaukee el 1 de mayo unos 10.000 obreros se declararon en huelga y tras provocaciones y cargas con disparos de la policía, la manifestación acabó con varios muertos entre los trabajadores. Al día siguiente grupos de piquetes recorrieron la ciudad preparando la huelga general.
El gobernador de Wisconsin, J.M.Rusk convocó una reunión urgente y junto al alcalde y al sheriff pidió la inmediata ayuda militar para sofocar la huelga. Los obreros en manifestación pacífica, pidieron la jornada de 8 horas y, ante la negativa de los patronos, el comité de huelga declaró el paro general. Por toda respuesta, la patronal despidió a todos los trabajadores. Estos comenzaron un mitin cuando, las tropas pedidas por el gobernador Rusk, acantonadas previamente en la región de Bay View, dispararon contra los obreros produciéndose varios muertos y heridos.
La represión pretendía atemorizar al proletariado y a sus líderes pero la ola del movimiento continuaba en ascenso y Chicago, la mayor concentración industrial, se convertía en el centro y eje de la reivindicación.
Por su parte, las huelgas de Chicago comenzaron a fines de abril cuando la fábrica McCormick, después de varias semanas de paro, anunció el lockout. Paralelamente, los cargadores de ferrocarriles eligieron un comité de huelga exigiendo las 8 horas sin disminución de los salarios.
Estamos en 1886.
El 30 de abril, tras la negativa de los patronos, se comenzó la huelga dirigida por el obrero Dick Greydee. La patronal, entonces, contrató a esquiroles. Los trabajadores de guarda-agujas del ferrocarril, en magnífica muestra de solidaridad y organización proletaria, se negaron a coordinar los convoyes cargados por los esquiroles.
El 1 de mayo otros 30.000 obreros se unieron al paro, principalmente los de las fábricas del cobre, siderúrgicos y los de metales. La ciudad quedó paralizada y la Central Obrera convocó un mitin al que acudieron 25.000 obreros ante quienes Parsons, Spies, Fielden y Schawb dirigieron la razón obrera: actuar con resolución y convinción por las justas reivindicaciones.
El 3 de mayo Spies, como representante de la Central Obrera, acudió a un mitin ante la fábrica McCormick y, en el preciso instante en que concluía su discurso, comenzaron a salir los esquiroles, provocando la ira y rabia contenida de los obreros en huelga.
La policía abrió fuego contra la concentración trabajadora resultando seis muertos y multitud de heridos. Ese mismo día, Spies redactó un artículo dirigido a los obreros: "Si ustedes son hombres, si son hijos de antepasados que han derramado su sangre por hacerles libres, deben reunir sus hercúleas fuerzas y destruir este hediondo monstruo que pretende destruirles". La guerra estaba declarada. Mil ejemplares fueron distribuidos esa misma noche en las reuniones celebradas por los trabajadores y se aceptó la propuesta del grupo "Lehr und Mehr Verein", a iniciativa de Engel y Fischer, de celebrar, al día siguiente, en la Plaza de Haymarket, un mitin de protesta contra la matanza.
El 4 de mayo a las siete y media de la noche, unos tres mil trabajadores se acercaron a la plaza. Los oradores Spies, Parsons y Fielden condenaron con vibrantes discursos la actuación de la patronal y de la policía.
Spies informó del desarrollo del paro y de los acontecimientos de las últimas 48 horas. Dio cuenta de que las autoridades propalaban infundios acerca del mitin que se estaba celebrando rumoreando que los obreros iban a preparar nuevos disturbios. Aludió severamente a McCornik diciendo que debía responder por el crimen perpetado el 3 de mayo. Que en Chicago unos 30.000 obreros estaban afectados por el lock-out y, literalmente, ellos y sus familias se estaban muriendo de hambre. Criticó a los periódicos burgueses que silenciaban, cuando no tergiversaban los hechos e insultaban a los trabajadores llamándoles "multitudes embrutecidas".
Parsons hizo un brillantísimo y audaz discurso relatando las horribles condiciones de trabajo y vida de los obreros y, manejando hábil e irrefutablemente estadísticas del propio gobierno, señaló que los proletarios tan sólo reciben el 15 % de los bienes que producen, quedándose los capitalistas con el resto. Esplicó las razones de la represión señalando al final de su hermoso discurso: "Yo no estoy aquí para incitar a nadie, sino para exponer los hechos tal y como son, incluso si esto me va a costar la vida antes de que llegue mañana".
Fielden fue el último orador, hablando de la explotación capitalista y de las atrocidades cometidas sobre el movimiento proletario.
En aquel momento comenzó a llover y gran parte de los reunidos en el mitin comenzaron a abandonar la plaza. Entonces, dos grupos de la policía tomaron posiciones ante la tribuna de los oradores. Uno de los oficiales ordenó el inmediato desalojo de la plaza.
Fielden sólo llegó a articular las frase: "Nuestro mitin es pacífico..." cuando una bomba cayó entre los dos grupos en que estaba dividida la fuerza policial, muriendo uno de ellos. La policía comenzó a disparar indiscriminadamente.
La plaza quedó vacía y en silencio, únicamente cortado por los lamentos de los heridos. Había concluído lo que los periódicos burgueses habían denominado "rebelión de Haymarket" y comenzaba el segundo acto de la tragedia: el "proceso de Haymarket".
El estallido de la bomba y la muerte de un policía desataron una feroz represión: "Todas las garantías constitucionales y legales fueron pisoteadas, –escribió F. Sorge – toda garantía de protección individual rechazada, se volvió a imponer en la ciudad el despotismo arbitrario de la policía, la brutal policía de Chicago" (Labor Movement in the United States).
Fueron detenidos todos los activistas obreros, clausurados sus órganos de expresión, se proscribió cualquier reunión obrera y se formaron grupos especiales de matones para preservar la propiedad.
Los dirigentes obreros Spies, Fielden, Fischer, Engel, Neebe, Lingg y Schwab fueron detenidos. Parsons no pudo ser localizado, mas al enterarse de la detención de sus compañeros de lucha, se presentó voluntariamente para sentarse en el banquillo junto a quienes había protagonizado el movimiento.
El fiscal del proceso Grinnell no ocultó el hecho de que estaban siendo juzgados por dirigir la lucha obrera, ni su odio de clase: "ellos no son más culpables que los que los siguen. Condénenles como lección a los demás; ahórquenles para salvaguardar nuestra sociedad".
El Gran Jurado que debía dictaminar sentencia debía estar formado por 12 miembros. De unos mil candidatos propuestos, 6 eran obreros y fueron en la primera ronda rechazados. Así mismo se estudiaron los nombres de los demás por si, en algún momento, hubieran tenido algún tipo de vinculación, bien fuese remotísima, con organizaciones obreras, al final los 12 miembros resultaron ser magnates de la industria y del comercio o individuos intimamente relacionados con ellos.
El proceso comenzó el 15 de julio y los dirigentes de los trabajadores acusados de los más graves delitos: atentar contra la Constitución, la Declaración de Independencia y estar implicados en asesinatos.
Los testigos, naturalmente a sueldo de las grandes firmas, declararon en falso y con múltiples contradicciones. Por ejemplo, un tal Gilmar, dijo que la bomba había sido arrojada por Fischer, Schnaubelt y Spies, cuando pudo ser demostrado que Fischer había acudido a otra reunión y no acertó a describir el físico de Schnaubelt.
El 20 de agosto el tribunal dictaminó la condena a pena capital de siete de los encausados y 15 años de trabajos forzados a Oscar Neebe.
Los discursos de los condenados constituyeron un precioso material de orgullo proletario. Spies dijo: "En este tribunal yo hablo en nombre de una clase contra otra clase". Fischer hizo hincapié en el atentado contra la libertad de prensa y de pensamiento en que se había convertido el juicio. Lingg indicó: "Les odio a ustedes, su orden y leyes, les odio porque su poder se sostiene por la fuerza. ¡Ahórquenme por ello!".
El discurso de Parsons duró las sesiones del 8 y 9 de octubre. En él relató la lucha del proletariado norteamericano, la historia del socialismo y del anarquismo en los Estados Unidos y sobre el trabajo llevado a cabo junto a sus compañeros por la autoorganización obrera, poniendo el dedo en la llaga de las razones por las que estaban siendo condenados: "Debía hacerse algo para parar este movimiento que tenía la mayor fuerza en el Oeste, en Chicago, donde 40 mil obreros estaban en huelga por 8 horas de trabajo".
La noticia de los sucesos de Chicago conmovió al mundo. No sólo personalidades de los Estados Unidos como Henry Lloyd o Stephen S. Gregory pidieron clemencia para los condenados, sino también grandes celebridades universales como Bernard Shaw, instituciones como la Cámara de Diputados francesa, organizaciones obreras de Italia, Rusia, España o Francia mandaron telegramas al Gobernador de Illinois.
El congreso del Partido Obrero Socialista, reunido en septiembre de 1887 calificó el veredicto como impuesto por un atroz odio de clase.
En octubre de 1886, el semanario de la Orden de los Caballeros del Trabajo comenzó a publicar las biografías de los mártires.
El 11 de Noviembre de 1887, Parsons, Spies, Fischer y Engel fueron ejecutados. Fielden y Schwab condenados a cadena perpetua. Los ejecutados y Lingg, que había fallecido en la cárcel en oscuras circunstancias, fueron enterrados en el cementerio de Walheim de Chicago. En 1893 los obreros de Chicago, por cuestación popular, erigieron un obelisco sobre la tumba de los grandes revolucionarios que dice:
FOUNDERS OF THE AMERICAN EIGHT HOUR MOVEMENT
(Fundadores del movimiento americano por las ocho horas)
AUGUST SPIES
ALBERT R. PARSONS
ADOLPH FISCHER
GEORG ENGEL
LOUIS LINGG
EXECUTED BY THE STATE OF ILLINOIS CHICAGO 1887
(Ejecutados por el Estado de Illinois)
En el Iº Congreso de la II Internacional (Congreso Internacional Obrero Socialista de París) en julio de 1889 se anunció el 1 de mayo como Día de la Solidaridad Internacional de los Trabajadores mediante la siguiente resolución: "Una gran manifestación internacional debe organizarse para tener lugar en una misma fecha y de tal manera que los trabajadores de cada uno de los países y de cada una de las ciudades demanden simultáneamente de las autoridades limitar la jornada laboral a ocho horas y cumplir las demás resoluciones de este Congreso Internacional de París" (J. Lenz, The Rise and Fall of the Second International).
El tribunal de la historia aún no ha pasado al punto de varios y el orden del día de Parsons, Spies y sus camaradas no ha concluído su primer punto. Los trabajadores en el final del siglo XX, orgullosos de nuestras tradiciones, debemos encadenar a su justa y heroica resistencia las reivindicaciones que ellos no dudarían en asumir y defender: la reducción a las 35 horas semanales, la supresión de los vergonzosos contratos de aprendizaje, la lucha contra la discriminación laboral y social de la mujer trabajadora y la igualdad de su salario, el supresión de los injustos recortes a los obreros de sus derechos a reunión, huelga y expresión, la legítima reivindicación a los plenos derechos de los trabajadores inmigrantes y, consecuentemente, la inmediata derogación de la odiosa Ley de Extranjería.
Oscar Neebe declaró: "He hecho cuanto pude por fundar la Central Obrera y engrosar sus filas; ahora es la mejor organización obrera de Chicago; tiene 10 mil afiliados. Es todo lo que puedo decir de mi vida obrera". Conscientes de su mandato, los trabajadores debemos recoger el testigo que nos legó para levantar, organizar y agrupar al conjunto del proletariado si nos sentimos dignos continuadores del gran luchador, porque como añadió Engels: "todos los trabajadores deben prepararse a una última guerra que ponga fin a todas las guerras", aquella que cierre definitivamente el templo de Marte y abra las puertas del hermoso sueño de los mártires de Chicago.
1.- H. David, The History of the Haymarket Affair, New York, 1958.
2.- Albert R. Parsons, Anarchisme: Its Philosphy and Scientific Basis, Chicago, 1887.
3.- Proceedings of the American Fedeation of Labor, 1881-1888, Convention 1881, Bloomington, 1905.
4.-Philip Foner, History of Labor Movement in the United States, New York, 1955.
5.- Philip Foner, The Autobiographies of the Haymarket Martyrs, New York, 1977.
6.- Friedrich A. Sorge, Labor Movement in the United States, Connecticut-London, 1977.
7.- Seven Years of Life and Labor. An Autobiography by Samuel Gompers, New York, 1925.
EL 1° DE MAYO
DURANTE EL SIGLO XIX
EN MAGALLANES
Los integrantes de la Unión Obrera editaron un periódico semanal denominado "El Obrero" ( ), crearon una biblioteca en su sede social, hicieron funcionar una Oficina de Colocaciones para ayudar a los cesantes, y organizaron en 1897 la primera celebración del 1° de mayo en Magallanes.
1897:
la primera celebración
del 1° de Mayo en Magallanes
y en la Patagonia
¿Qué hacen 80 o 100 obreros reunidos en una velada, en un salón atiborrado de gente, para celebrar por primera vez un 1° de Mayo, en el último rincón habitado del mundo? Esta es la insólita escena que vamos a presenciar.
De este primer 1° de Mayo en la historia de la Patagonia, da cuenta el periódico "El Magallanes" en los siguientes términos.
UNION OBRERA
"Celebró su primera fiesta anual del 1° de Mayo a solo 11 años de la tragedia de Chicago, con asistencia de gran número de sus miembros y algunos invitados. La velada fué muy variada cumpliéndose estrictamente el programa formulado. En la tarde del domingo la Unión Obrera envió un buen regalo de provisiones a los reos de la cárcel pública, quedando de esto muy agradecidos esos desgraciados."( )
La primera celebración de un 1° de Mayo en Magallanes, fué realizada, por lo tanto, en el año 1897 y consistió en una velada, de la que desconocemos el número de asistentes, pero en el que se desarrolló un programa artístico. Es de estimar que los asistentes deben haber sido menos de cien personas, sino en caso contrario, el periódico local habría consignado el número de asistentes con mayor precisión.
Siete meses después de este histórico 1° de Mayo, la Unión Obrera consiguió por fin una máquina imprenta que les permitió editar su propio semanario, el primer periódico obrero publicado en Magallanes y en la Patagonia. Lo llamaron "El Obrero" y le pusieron como epígrafe: "Organo de la Unión Obrera de Punta Arenas y defensor de la clase trabajadora", títulos que son toda una definición política e ideológica.
Interesante resulta observar que el núcleo constitutivo de la Unión Obrera estaba integrado por obreros chilenos, españoles e italianos. La Unión Obrera respondía -dentro de los escasos límites de sus afiliados- a una realidad característica de la colonia de Magallanes: un territorio de inmigración donde se habían radicado trabajadores (obreros y gañanes) de los más diversos orígenes nacionales y de varias otras latitudes del mundo.
1903-1905:
aparecen nuevas sociedades
obreras de resistencia
La presencia cada vez más numerosa de inmigrantes extranjeros, estaba produciendo -entre otros efectos sociales- un incremento en la sociabilidad magallánica.
Como se ha visto en años anteriores, muchos de estos obreros, peones, artesanos, emprendedores y colonos extranjeros avecindados en el Territorio, traían consigo la experiencia de las sociedades mutuales y otras organizaciones obreras, que se habían formado en Europa durante la primera mitad del siglo XIX, las que surgieron bastante influenciadas a su vez, por las doctrinas socialistas y anarquistas, como para que alguno de ellos, no intentara formar algo similar en estas lejanas tierras.
El resultado de esta combinación de influencias y factores, estuvo a la vista: en los primeros años del siglo XX se observaba un incipiente surgimiento de las organizaciones de obreros en Magallanes.
Por ejemplo, en 1903 se formó una entidad denominada Unión Internacional de Obreros de Punta Arenas, una sociedad obrera de resistencia que, aunque tuvo una vida efímera, puso en evidencia que el propósito y la necesidad de organizarse estaban surgiendo entre los trabajadores del Territorio. En marzo de ese año, se constituyó con 52 trabajadores de distintas nacionalidades (españoles, franceses, croatas, italianos, británicos y griegos) y algunos chilenos.
De acuerdo a la declaración notarial respectiva, las finalidades de la Unión eran: "El fin de este centro es proteger a los obreros en jeneral i a la defensa de sus derechos por vía legal. Tener el más cauteloso cuidado que sus salarios nunca sean inferiores a una tasa o tarifa retributiva i pagado regularmente ya sea semanal, quincenal o mensualmente. Estender el espíritu de cooperativa entre los obreros en jeneral." ( ).
Digno es de notar en esta declaración de objetivos, que la Unión Internacional se proponía “proteger a los obreros en general i a la defensa de sus derechos por vía legal...” lo que denota que la presencia mayoritaria de obreros extranjeros en la organización, les impuso una política obrerista de prudencia y respeto por las normas legales vigentes, lo que se reafirmaba por la definición de un “espíritu de cooperativa”, ajeno por definición al conflicto político y de clases.
Cabe notar aquí que, no obstante el carácter efímero que tuvo esta organización obrera, de entre sus miembros surgió la idea de crear un Cuerpo de Asistencia Pública, organismo que dio origen a su vez, a la Cruz Roja en Magallanes.
Es decir, que entre estos obreros inmigrantes no solo había un acendrado espíritu asociativo, sino también que su inspiración cooperativa los orientó hacia una franca disposición a colaborar positivamente en el desarrollo humano y la solidaridad, hacia los habitantes del Territorio.
La Unión Internacional de Obreros no tuvo larga vida, sino que ya hacia 1904 desarrolló algunas pocas actividades y fue quedando solamente, de su núcleo fundacional, un pequeño periódico, también de irregular circulación. Probablemente estos obreros lograban reunirse en Punta Arenas, sólo en los meses de invierno, terminada las faenas de las estancias y de los lavaderos de oro.
No obstante el carácter efímero que parecían tener estas primeras organizaciones obreras, se las arreglaron en 1904 para celebrar el 1° de mayo.
El periódico “El Magallanes” nos relata esos preparativos de celebración, el 30 de abril de 1904 en los siguientes términos: “El 1° de mayo. Celebran mañana los obreros la fiesta del trabajo, i en ese día deben dar prueba evidente de su unión como así mismo las leyes del país, medio por el cual podrán más facilmente satisfacer sus aspiraciones. Proyéctase celebrar un pic-nic en el cerro, al otro lado de la cruz, para lo cual todas las sociedades obreras saldrán unidas a la 1 de la tarde desde la Avenida Colón llevando a la cabeza el estandarte de la asociación obrera.” ( )
En ese contexto societario, el trabajo continuaba siendo el nervio motor del crecimiento material y económico del Territorio.
El artesano Manuel Fernández
trabaja para Mauricio Braun
La colonia de Magallanes estaba llena de inmigrantes provenientes de diversos países y regiones, especialmente artesanos, como Manuel J. Fernández, el que se encargó de hacer algunas obras de reparaciones en la casa del estanciero Mauricio Braun en Punta Arenas, como dejó constancia de su puño y letra en este documento inédito, que tiene el carácter histórico de antecedente de ser un virtual contrato individual de trabajo.
Propuesta
Manuel J. Fernández
"Me comprometo a ser la reparación de la casa calle Atacama del sr. M. Braun según las siguientes condiciones unir el salon grande de la calle correr dos tabiques colocar una biga de seis por seis dividir cuatro piezas entabladas por un lado con tablas de tres cuartos por ocho i por ambos lados con arpilleras y papel.
Tan bien subir el piso de la cocina al nivel del salon tanbien una mano de pintura en toda la separación una ventana grande a la calle i cuatro chicas interiores.
Los marcos de las puertas solo con pilastras trabajo rendido en el plazo de veinticinco dias por el precio de quinientos veinticinco pesos ochenta centavos (525, 80)
Manuel J. Fernandez." ( )
La dificultosa ortografía del artesano Fernández (que aquí se ha respetado rigurosamente), nos refleja un inmigrante español (la firma viene acompañada de una elegante rúbrica), con conocimientos prácticos de su oficio pero con una escasa instrucción escolar.
Aún en su forma elemental y su redacción precaria, estamos aquí en presencia de una suerte de "contrato con remuneración por pieza", en el que el pago aunque es convenido de antemano, depende de la realización de los trabajos, o "trabajo rendido" como reza el acápite final del documento.
Un cambio significativo y de progreso se vivió en 1905. Probablemente muchos de los habitantes del Territorio no lo percibieron así en su oportunidad, pero después de múltiples gestiones, se dieron los primeros pasos para la formación de la industria frigorífica en Magallanes.
Hacia 1905 se iniciaron las faenas del frigorífico del sector Río Seco, de propiedad de la empresa The South American Export Syndicate Ltd. Este fué el comienzo de la industria frigorífica en Magallanes que tendría un importante auge en las décadas de los años veinte y treinta.
Formación y expansión de
la industria frigorífica en Magallanes
(1905 en adelante)
En febrero de 1905 comenzó a funcionar el primer establecimiento frigorífico en la Patagonia en el sector de Río Seco a 12 kilómetros al norte de Punta Arenas, junto al Estrecho de Magallanes.
La sociedad propietaria estaba constituída por una alianza de capitales de los empresarios regionales Mauricio Braun, Jorge Broughan y Mateo Bermúdez, quienes se asociaron con la compañía naviera inglesa Haulders Brothers & Co. de Londres, todos los cuales constituyeron la sociedad anónima industrial "The South American Export Syndicate Limited", con un capital inicial de 30.000 libras esterlinas.
Este primer frigorífico comenzó a funcionar en febrero de 1905 con una dotación de 44 trabajadores u operarios, llegando a operar hacia los años veinte con 156 obreros.
En torno al Frigorífico de Río Seco, comenzó a constituirse el poblado del mismo nombre, principalmente con los empleados y obreros del establecimiento, pero más tarde, con colonos provenientes de Punta Arenas y de Chiloé.
En enero de 1907, por su parte, se constituyó la sociedad Compañía Frigorífica de la Patagonia, con un capital inicial de 100.000 libras esterlinas aportadas por diversos comerciantes y propietarios de estancias de Magallanes. El frigorífico se construyó en la bahía de San Gregorio, junto al Estrecho de Magallanes, a un costo de alrededor de 70.000 libras esterlinas, a iniciando sus faenas en febrero de 1908. Fué denominado Frigorífico de Puerto Sara.
En este frigorífico trabajaban unos 120 obreros, llegando su dotación de temporada alta, hasta los 340 en los años veinte y treinta.
A su vez, en 1914, comenzó a faenar el Frigorífico de Puerto Bories de propiedad de la Sociedad Explotadora de Tierra del Fuego, a partir de las instalaciones allí creadas en 1910 para la preparación y envasado de carne conservada para la exportación. Hacia 1919 y 1920 éste era el establecimiento frigorífico más grande de Magallanes.
En 1917, y sobre la base de las primitivas instalaciones de una antigua grasería existente desde 1896, se inauguró el Frigorífico de Punta Arenas, una sociedad cuyo capital social hacia 1924 era de 150.000 libras esterlinas, y en el que el industrial Juan Hoeneisen tenía importantes intereses.
Este mismo año de 1917 se constituyó en Ultima Esperanza la Sociedad Anónima Compañía Frigorífica de Puerto Natales, con un capital inicial de 100.000 libras esterlinas. Inició sus actividades en 1920, cerrando en 1921 y reabriendo en 1925.
Finalmente, hacia 1921 inició sus actividades el Frigorífico de Tres Puentes de propiedad de Juan Hoeneisen y Cía., el cual hacia 1925 se ocupaba en faenar animales ovejunos para conserva, extracto de carne, refinación de sebo animal, fabricación de jabón y otros usos industriales.
El conjunto de la producción de los frigoríficos en Magallanes, desde los primeros 73.532 animales faenados en 1905 por el Frigorífico de Río Seco (el primer año de su funcionamiento), alcanzó los 807.932 animales en 1915 y los 1.004.940 animales faenados en 1920.
En 1925, por su parte, el faenamiento total en los frigoríficos de Magallanes había alcanzado a 987.209 cabezas, iniciando así una lenta declinación en el número de establecimientos funcionando y el total de animales faenados.
Ese mismo año de 1925, la exportación de productos de los frigoríficos (fundamentalmente hacia Inglaterra y Estados Unidos) alcanzaba los 7.587.152 kilos de carne congelada y 270.900 kilos de carne en conserva. ( )
Hacia 1905, el centro de la actividad económica y administrativa del Territorio de Magallanes se encontraba en Punta Arenas, a principios del siglo el único poblado de toda la vasta comarca austral.
Y dentro de esta actividad, la navegación comercial y el movimiento portuario ocupaban un lugar cada vez más importante.
La importancia
del puerto de Punta Arenas
en el comercio y la navegación
por el Estrecho de Magallanes
(1867-1909)
La navegación moderna por el Estrecho de Magallanes, data del siglo XVI en adelante, pero la circulación de buques que interesa conocer para este relato histórico, es aquella que se produjo a continuación de la fundación de la Colonia de Magallanes.
La historia de Punta Arenas es la historia del Estrecho de Magallanes y, por lo tanto, la historia del trabajo en Magallanes está íntimamente asociada a la navegación marítima a través del Estrecho.
Por barco llegaron los primeros colonos; por barco se desplazaban los colonizadores para conocer las ignoradas pampas de la Patagonia; por barco se fueron a Europa los primeros productos de la Colonia, carbón, oro, pieles finas y por barco llegaron las interminables oleadas de inmigrantes que poblaron y trabajaron los campos, las estancias, los lavaderos de oro y las minas de carbón.
Y por barco circularon durante casi un siglo, desde 1860 en adelante, las riquezas de Magallanes que le dieron progreso: las lanas, los cueros, las carnes, el ganado, las maderas, el carbón y el petróleo. Cabe por lo tanto, subrayar la importancia crucial de la navegación mercantil en el desarrollo de Magallanes y en en el desplazamiento de la mano de obra que hizo esa riqueza con su trabajo.
La primera línea de navegación comercial a vapor que se estableció con itinerarios fijos por la vía del Estrecho de Magallanes, fué la compañía inglesa Pacific Steam Navigation Company (PSNC), cuyos barcos desde 1867 en adelante hicieron la carrera de Valparaíso a Punta Arenas y conectando a Magallanes con otros destinos del Pacífico.
Hasta ese momento traer una tonelada de carga desde Europa a Punta Arenas por el istmo de Panamá (es decir el flete), costaba 100 chelines y desde el establecimiento del itinerario de la P.S.N.C. el flete por tonelada bajó a 50 chelines.
En 1908, la Pacific Steam tenía operando 21 vapores con un registro de capacidad total de 120.000 toneladas.
En 1870 siguió el ejemplo la compañía alemana Kosmos, cuya finalidad era cubrir la ruta del Atlántico hacia el Pacífico y vice versa hasta Europa, para lo cual su flota en 1908 era de 47 vapores con un total de 327.300 toneladas de registro.
Desde 1870 en adelante, el número de vapores y de líneas comerciales que transitaban por el Estrecho en su navegación interoceánica y recalando en el puerto de Punta Arenas, creció considerablemente y en forma ininterrumpida.
Esta creciente circulación de vapores, acrecentó el trabajo en la producción de carbón (para las calderas de los barcos), pero también dió auge al trabajo de los lancheros (que desplazaban la carga desde los vapores a la playa del puerto), de los cargadores y, también, de los obreros que trabajaban en los astilleros, varaderos y en la carpintería de ribera.
Hay que considerar que mientras los muelles del Estrecho ni los vapores de la época no disponían de grúas para desplazar la carga, ésta debía ser movilizada por lancheros quienes en chalupas a remo, se "acostaban" a los barcos (es decir, se amarraban a uno de los costados de la nave), cargaban los bultos o cajones en éstas y los trasladaban a la playa, donde otros cargadores o los mismos remeros, la depositaban en la orilla a la intemperie.
Así funcionaban las faenas de carga y descarga hasta que la firma Braun & Blanchard, obtuvo permiso de la Comisión de Alcaldes de Punta Arenas en 1905 para construir galpones donde proteger la mercadería en tránsito. Los muelles daban trabajo a lancheros y cargadores, que eran considerados por aquel entonces, como una de las categorías más bajas de los peones o "gañanes".
Esto explica que en los primeros años diez del siglo XX, los gremios de Mar y Playa tuvieron un rol social tan relevante y decisivo en Magallanes. ( )
Hacia 1909, la actividad marítima había alcanzado una intensidad inusitada, como aparece en las Instrucciones para la navegación por el Estrecho, escritas por Pecket Harbour y emitidas por la Marina, donde se lee la siguiente descripción panorámica de la industria y sus vínculos con la navegación: "Desde hace algunos años a esta parte la industria ganadera i ultimamente la minera, han tomado un incremento increíble en la rejión magallánica, formándose sociedades esplotadoras con grandes capitales, que han venido a dar vida i movimiento a dilatadas estensiones de terreno que veíamos hace poco completamente desoladas. Por otra parte, la union de Punta Arenas con Punta Dungeness por una línea telegráfica que tiene varias estaciones en la costa norte del Estrecho, i el servicio de faros que dia a dia viene haciéndose mas importante por las nuevas construcciones hechas i las ya proyectadas, han contribuído a dar mayor interés a estas rejiones, tanto bajo el punto de vista de la navegación, cuanto que vienen a demostrar el rápido progreso que en todos sentidos ha venido operándose desde hace diez años en esta rejión de Chile. Con tal motivo se han abierto a la navegación, sobre todo en la parte oriental del Estrecho de Magallanes, numerosos puertos, caletas o surjideros por donde se esportan los productos de las espresadas industrias, especialmente la ganadera, ya que la minera aun no empieza a esplotarse en grande escala i por donde también, en algunos de ellos, se desembarcan los artículos i pertrechos que sirven para el abastecimiento de los faros i estaciones telegráficas." ( )
Mientras estos avances económicos y materiales se iban manifestando, algunos grupos de obreros radicados en el Territorio, y seguramente trayendo desde Europa sus propias tradiciones, experiencias e ideologías, se reunieron en 1905 para realizar una celebración masiva del día del Trabajo.
Los rasgos pintorescos de esta inusitada celebración aparecen relatados por un periódico que los mismos organizadores publicaron.
1905:
un 1° de Mayo
con banda de músicos,
asado y discursos
En los primeros cinco años del siglo, los obreros de Magallanes se iban ilustrando e iban tomando lentamente consciencia de su lugar en la sociedad e iban comprendiendo la necesidad de organizarse.
No hay registros de estos años, respecto de quienes eran los líderes, a quienes podría atribuirse el impulso societario que estaban experimentando los obreros del Territorio.
Por eso, en 1905, se celebró el 1° de Mayo, bajo la organización de un Comité en el que participaron las organizaciones obreras y algunas sociedades mutuales, como la Deutsche Kranke y la Sociedad Fratellanza Italiana de Socorros Mutuos.
Una columna de trabajadores marchó por el centro de la ciudad y por Avenida Colón donde se realizó un asado campestre y a continuación un mitin con diversos oradores, tal como lo relata con vívidos trazos el periódico obrero "1° de Mayo".
LA CELEBRACION DEL 1° DE MAYO
"Escribimos estas líneas bajo la fresca impresión que nos produjo la celebración de nuestra fiesta el día 1º de Mayo, que á decir verdad, no esperábamos alcanzará el éxito que obtuvo, y mucho nos alegramos de que asi haya sido.
Muchos son los talleres que han permanecido cerrados ese día ya por expontaneidad de sus dueños, ya por no concurrir los operarios al trabajo. El paro no ha sido general, como era de desear, pero teniendo encuentra la pequeña cantidad de obreros que años anteriores se obtenía de trabajar, y el poco conocimiento que del significado de esa fiesta tiene el proletariado de esta ciudad, predecirse que a superado toda expectativa, marcando una nueva era en el movimiento obrero puntarenense.
A la una de la tarde el local de la Sociedad Italiana, resultaba pequeño para obtener en su interior á la afluencia de obreros que acudían al llamado de la Comisión organizadora y que sonrientes demostraban el gozo que experimentaban de encontrarse con otros compañeros, obreros todos, animados de una misma idea, y congregados con un mismo fin.
La banda de músicos alemanes contribuyó a dar mayor realce a la fiesta, haciendo oir algunas piezas de su repertorio.
A las dos y media de la tarde se organizó la columna de á dos en fondo, con la banda música a la cabecera. No pudimos apreciar el número de los concurrentes, pero hemos visto que la columna era de dos cuadras y que era una novedad que llamaba la atención de los transeuntes, muchos de los cuales se plegaban engrosándola.
Previendo la probable ingratitud del tiempo en esta estación, se habían designado dos sitios: en la falda del cerro al aire libre y unos galpones cerrados. El mal tiempo nos hizo optar por estos. Con mucho carro por el camino la columna tomó por la calle Atacama, siguió por la Avenida Colón doblando por Rondeau hasta los galpones de Rogolini situados al lado de la Usina de la luz eléctrica.
Allí estaba á disposición de todos el pic- nic, y el que más el que ménos se prendió del asado como si fuera algo burgués; y decimos algo burgués, porque algunas daban tales tarascones á las presas, diciendo que parecía que mordían á sus propios patrones. Qué cariño les tendrán!
Después de devorados los sandwichs, fiambres, asado y todo lo que había, parece que faltaba algo y ese algo apareció en una inprovisada tribuna por donde desfiló una serie de oradores á cual mejor.
Como para contar las penas y dolores, los trabajadores no necesitan elocuencia, cada cual se explicaba á su manera, provocando la admiración de muchos obreros que por primera vez oían tantas verdades. Se explicó el significado de la fiesta del día, se protestó del militarismo del clericalismo y la burguesía. Se demostró como este triunvirato burgués había combinado las cosas de tal modo, que los trabajadores no resurjirán á la vida natural, mientras subsista este régimen social corrompido, donde los que trabajan apenas ganan para sufragar sus gastos de sus más apremiantes necesidades, mientras los que no hacen nada, los ricos viven en la opulencia con toda clase de comodidades.
Se exhortó á que los obreros abandonen las cantinas, que se instruyan y se organicen por gremios; ya que el Capital es una potencia, es necesario organizarse y formar otra potencia la más grande la más fuerte, y que el día que la unión de los obreros del mundo entero sea un hecho, los trabajadores trabajarán para sí mismos.
Se protestó contra las fronteras que dividen los pueblos, que enjendran las guerras en las cuales los obreros son el mayor continjente sirviendo de carne de cañón.
Se envió un saludo a los trabajadores rusos y japoneses, que son víctimas del actual sistema autócrata matándose ambos por defender lo que llaman patria y que no es otra cosa que una lucha de intereses en que ambas naciones estan empeñadas por conquistar el mercado a los productos de sus respectivos capitalistas.
También se envió un saludos á los trabajadores de la Argentina, muchos de los cuales sufren prisiones y destierro, á causa del estado de sitio que decretó el gobierno para evitar que la clase obrera organizada, exijiera más pan i menos explotación de los capitalistas.
Se envió un saludo al mundo obrero que sufre y labora por un porvenir más en armonía con las necesidades sociales.
Los aplausos se sucedían á cada orador y los vivas al 1º de Mayo se repetían con frecuencia al son de intercaladas sonatas de la banda de música.
A las cinco de la tarde se inició el regresó á la ciudad, oyéndose cantar himnos obreros en el trayecto y cuando llegó la manifestación al punto de partida, un obrero recomendó disolverse en orden ya que así había sido en toda la fiesta, y dijo que no olvidaran que el resto del año, y los venideros, deben luchar por mejorar paulatinamente las condiciones de trabajo, hasta alcanzar loa completa emancipación social.
Así terminó el día obrero con vislumbres de un cercano despertar en la clase obrera local" ( )
Es de observar en el lenguaje de los oradores, las referencias explícitas a la Guerra Ruso-Japonesa de 1905, al militarismo y a la solidaridad con los obreros de Argentina, que venían de realizar masivas manifestaciones de protesta ( ), lo que indica que se trataba de líderes obreros ilustrados, suficientemente informados de las noticias de la prensa nacional e internacional y de una orientación ideológica anarquista. El redactor de este artículo, era también sin duda un anarquista: habla de "emancipación social" y contra las "fronteras que dividen a los pueblos"...
Abril de 1911:
los carneadores de los frigoríficos
toman la iniciativa
Estos obreros carneadores de los frigoríficos, reuniéndose en forma esporádica primero, estaban interesados desde hace varios meses en organizarse y fueron los que avanzaron más rápido.
A los compañeros carneadores
Citamos a los compañeros carneadores a una reunión que tendrá lugar el jueves 8 del presente a las 8 de la noche en el salón de la Sociedad Cosmopolita (Santiago esquina Talca), para tratar de la formación de una Sociedad del gremio, sociedad que queda constituída moralmente entre
Varios compañeros."
Al mismo tiempo, la ciudad de Punta Arenas (punto geográfico principal del Estrecho y capital económica de la Patagonia) recibía más y más obreros desde el campo.
El surgimiento de varios gremios indicaba entonces un momento de auge de la necesidad y la conciencia de los obreros, para organizarse. La nueva organización que estaba por nacer, se formó sobre la base de los gremios de los esquiladores de las estancias, los carneadores de los frigoríficos y los jornaleros de mar y playa, a los que se fueron sumando otros sectores obreros.
En la sesión constitutiva de la Sociedad de Carneadores "Unión y Progreso" (el 6 de abril de 1911) se juntó un abigarrado grupo de obreros de los más variados orígenes.
El acta constitutiva de esta sociedad de resistencia fue firmada por 26 obreros, entre los cuales percibimos chilenos y eslavos, entre otros: Braulio Berrio, Esteban Bonacich, Estéfano Buzolich, Eulogio Cárdenas, Juan Cárdenas, Francisco Castillo, Luis Alberto Díaz, Ludovico Fasola, Antonio Gardún, Segundo M. Gali, Francisco Gómez, Ramón González, Alfredo Jara, Francisco Ketteritzrch, Marcos Mansilla E. (*), Fernando Ojeda, Víctor Oyarzún, Juan Pérez, Luis Sanjuan, Froilán San Martín, Vicente Sesnich, Lorenzo Suazo (*), Ismael Toro (*), José Villouta y Rejino Virriel (*). ( ).
Varios de estos nombres (que se han señalado aquí con un asterisco), se encontrarán a continuación entre la primera generación de dirigentes de la Federación Obrera de Magallanes.
Es de observarse aquí la mezcla de nacionalidades y orígenes en el grupo constitutivo de Sociedad de Carneadores "Unión y Progreso": habían chilotes (Díaz, Cárdenas, Mansilla, Ojeda, Oyarzún, Pérez), eslavos (Bonacich, Buzolich, Sesnich...) y descendientes de italianos (Gali, Fasola) e hispanos (Virriel, Villouta, Gardún...)
La celebración del 1° de Mayo en 1911 se realizó en un ambiente de entusiasmo, como lo manifiesta brevemente un periódico local: "Los distintos gremios obreros se preparan para celebrar con todo entusiasmo la Fiesta del Trabajo." ( )
A mediados del año 1911 la ciudad de Punta Arenas bullía de actividad obrera y también era de observarse un clima sordo de descontento por la contratación de trabajadores argentinos en los establecimientos frigoríficos de Magallanes.
Las sociedades ganaderas de la Patagonia contrataban obreros chilenos para ir a trabajar a las estancias y establecimientos en el sur argentino, y contrataban trabajadores argentinos especialistas en las faenas frigoríficas, para que vengan a trabajar a Magallanes.
1° de Mayo de 1912:
mitines, discursos y romerías
La Federación Obrera, por otra parte, recogiendo la tradición iniciada por la Unión Obrera en 1897, dio forma a la tradición de celebrar el 1° de Mayo como una feriado no laborable, en el que los obreros y trabajadores se reunían en mitines realizados en la sede social de calle Errázuriz o en la Plaza de Armas, además de una romería al Cementerio y visitas solidarias de los obreros -precedidos por su estandarte social- a los reclusos de la Cárcel, a los enfermos del Hospital y a la Escuela Nocturna Popular, llevándole a ellos recreación y ayuda material, recogida con el esfuerzo de los obreros y sus familias, más las colaboraciones de algunos comerciantes y empresarios.
El períodico "El Trabajo" convocaba a las celebraciones del 1° de mayo con un artículo, aparecido el 27 de abril de 1912, el que con trazos de tinte idealista y romántico, se refiere a la significación de la fecha y que en algunos de cuyos párrafos, dice textualmente: "1° de mayo. La gran fiesta mundial obrera se acerca. El trabajo conmemorará en breve el triste aniversario del martirio de sus más abnegados apóstoles. El 1° de Mayo significa para el proletariado mundial el hecho más culminante de su vida de luchador, el laurel más puro de sus triunfos conquistados."
Más adelante, este interesante manifiesto agrega: "La caída gloriosa de estos esforzados gladiadores de la idea en la arena del combate dió orígen a esta efeméride y hoy las clases obreras del orbe entero, como un homenaje a su memoria, suspenden sus faenas diarias dedicándoles el más afectuoso recuerdo de sus sinceros corazones como una modesta pero significativa ofrenda a sus pretéritos sacrificios y para retemplar en el yunque de sus nombres el espíritu para la lucha por el bien de los oprimidos y la prosecusión hacia la conquista de sus sagrados ideales... La religión católica tiene sus apóstoles y sus santos y el proletariado en su marcha triunfal hacia las cumbres de sus soñados ideales tiene también sus héroes y mártires, aquella dedica una semana al culto de la glorificación del hombre-dios de los pasados tiempos, éste a un día de meditación á la memoria de los que forman el martirolojio obrero..." ( ).
La pluma que elaboró este manifiesto era sin duda la de un dirigente ilustrado de la Federación.
He aquí el relato del propio periódico "El Trabajo", acerca de la primera conmemoración del 1° de mayo efectuada por la Federación Obrera de Magallanes.
"La Fiesta del Trabajo
Entre un ambiente de cultura y corrección que le honra muy de veras, la agrupación Obrera de Punta Arenas se entregó ayer a la celebración de la Fiesta Universal del Trabajo, que reune en el primero de mayo a los obreros del mundo entero en un solo pensamiento que se informa en el regocijo de los triunfos alcanzados y el programa de nobles aspiraciones de mejoramiento colectivo.
Por lo que a los obreros de Magallanes respecta la forma del todo tranquila y correcta con que celebraron el primero de mayo es digna de todo aplauso y le han conquistado mayores simpatías. Una circunstancia que no ha pasado desapercibida y que tiene de seguro apreciable significación para los obreros, fue el cierre del comercio que demuestra que mientras los obreros traten por los medios pacíficos y cordiales que aconseja la prudencia, del logro de sus aspiraciones, tienen consigo las simpatías jenerales.
Conforme estaba anunciado, los trabajadores en número de poco más de cuatrocientos, se reunieron en la mañana en nuestra plaza principal inaugurando los festejos.
Estos si no fueron rumbosos, tuvieron significación pues la visita realizada a varios establecimientos de beneficencia exteriorizaron la bondad de los sentimientos en la agrupación.
En la reunión habida en la plaza, la que fue presidida por la Federación de Magallanes, se efectuó la entrega del estandarte.
El Presidente de las agrupaciones federales dio lectura a un discurso lleno de frases conceptuosas en la que recomendó a los asociados continuar la campaña iniciada entre los obreros tendiente a la mayor unificación de los diversos elementos. Rememoró la fundación de la fiesta que celebraban y se felicitó del éxito alcanzado en las labores de la agrupación.
De la plaza la columa de manifestantes se dirijió al Cementerio en donde visitó la tumba de un asociado recientemente fallecido colocando una verja de hierro y coronas, obsequio de los obreros. En este acto el asociado señor Gregorio Iriarte dijo un breve discurso abundante en conmovedores frases que fueron acojidas por los manifestantes entre respetuoso recojimiento.
Del Cementerio la columna pasó al Asilo de Huérfanos. Allí fueron recibidos por el personal de asistencia del Asilo y Monseñor Fagnano quien hizo una breve y conceptuosa alocución a los manifestantes encomienda el acto que realizaban y aconsejándoles unión y constancia.
Terminado que hubo de hablar el Monseñor Fagnano, los manifestantes pasaron a las dependencias de los huerfanitos a los cuales hicieron obsequios de dulces. Fue un sencillo acto en el que se trasparentó la alegria así en los semblantes de los obreros como en los rostros de triste placidez de los niños.
Del Asilo la columna tornó a la plaza en donde uno de los asociados dio lectura a un discurso en el que rememoró los oríjenes de la Fiesta del Trabajo y recomendó el entusiasmo entre las filas obreras.
Una comisión se dirijió enseguida a la Cárcel en donde fue recibida por el señor Blanco Lecaros quien a nombre de los presos dio las gracias a los manifestantes.
Estos visitaron a los presos haciéndoles obsequio de cigarrillos y viandas.
El Presidente hizo uso de la palabra pronunciando frases de entusiasmo y amistad para los presos a los cuales estimuló en el trabajo rejenerador. Esta visita fue conmovedora para quienes participaron en ella." ( )
El 1° de mayo de 1913 fué celebrado con diversos actos, conforme al programa elaborado por la Federación.
1913:
un 1° de Mayo con banda militar,
desfile y petitorio
Las actividades conmemorativas incluyeron una procesión que pasó por la Cruz Roja y la Escuela Nocturna Popular, y concluyeron con un mitin masivo en la Plaza Muñoz Gamero. En el acto, hicieron uso los dirigentes de la Federación Obrera y se aprobó un petitorio enviado al Presidente de la República, de manera que las principales demandas de los obreros fueron -como se verá en el Memorial- el establecimiento de la jornada de 8 horas en todas las faenas, la dictación de una ley de accidentes del trabajo, la Comuna autónoma y una representación parlamentaria para Magallanes.
Resulta interesante consignar como date anecdótico que la manifestación obrera de este 1° de Mayo fué encabezada por la banda del Batallón "Magallanes".
El obrero y articulista de "El Trabajo" Rogelio Figueroa -bajo el pseudónimo de "Tácito"- menciona este detalle singular en el siguiente artículo, donde de paso fustiga las críticas del periódico católico local "La Unión" respecto a este evento: "La banda del Batallón Magallanes a la cabeza de la manifestación obrera el 1° de mayo. Enemigo de prodigar elojios por naturaleza, no puedo contenerme ante el noble proceder de Comandante del Batallón, al conceder la banda el día mencionado para que encabezara la manifestación del pueblo obrero del territorio, el día del aniversario de las víctimas caídas en Chicago. Vaya hasta el señor Espíndola el agradecimiento más sincero de la colectividad que en el yunque, con su esfuerzo, contra las medidas desacertadas de nuestro paternal gobierno, impulsa con fuerza irresistible el progreso de este pedazo de patria chilena. El pueblo jamás es desagradecido, contra la opinión de muchos jesuitas y fariseos, hacia las personas que desde su puesto le traten y hacen por su bien... El diario de los curitas, me dicen -aún no he gastado diez centavos en comprarlo y espero no hacerlo- con esa hipocresía que todos conocemos, trata con cierta ironía de desprestijiar la manifestación tal cual y en la proporción que se efectuó; no es ni debe estrañar, otra opinión hubiera tenido ese organo de la 'buena prensa' si los manifestantes hubieran andado con cirios y escapularios..." ( ).
Como se ha relatado, en el mitin realizado en la Plaza Muñoz Gamero, se aprobó un memorial, el cual fue enviado por la Federación Obrera al Presidente de la República de la época, Ramón Barros Luco, y cuyo texto es el siguiente.
FEDERACION OBRERA DE MAGALLANES
Punta Arenas
"Punta Arenas, 1° de mayo de 1913.
Excelentísimo Señor
Presidente de la República.
Santiago.
Excmo. Señor:
El pueblo de Punta Arenas reunido en comicio público con el objeto de dar a conocer a los poderes públicos las necesidades de esta población, acordó en sus conclusiones pedir a Vuestra Excelencia que interponga su valiosa influencia en ambas Cámaras para que estas lejislen en el próximo período de sesiones en el sentido de derogar la ley que mandó crerar la aduana en este pueblo.
La supresión de ella, Exmo. Señor, se hace necesaria para el progreso industrial y comercial de esta rejión, sino que también para todo el país; pues mientras existen franquicias aduaneras en los vecinos pueblos de la República Arjentina, todo el comercio que antes hacía por este puerto se hará por aquellos, que les dan libre entrada a las mercaderías extranjeras.
Las estadísticas, Exmo. Señor, dan una prueba que no deja lugar a duda del desarrollo que están tomando los puertos vecinos de la vecina república, desde que se implantó el sistema aduanero en Punta Arenas, y la estagnación en que yace todo el comercio y las industrias de esta rejión. Por eso pues,deber de patriotismo es trabajar en sentido de derogar la ley que creó la aduana en este pueblo, no solo por el bien local sino por el de todo el país.
Otra de las peticiones que este pueblo se permite hacer a V.E. es el pronto despacho de la Ley de Accidentes del Trabajo, que desde el pasado período de sesiones está en estudio en las Cámaras, y la jornada legal de ocho horas para todos los trabajadores públicos y municipales. Ambas cosas, Exmo. Señor, son una necesidad que se impone, hoy más que nunca, para determinar un horario jeneral de trabajo.
También este pueblo pide a V.E. haga dar a Magallanes representación parlamentaria. Las Cámaras, Exmo. Señor, deben considerar que si este pueblo aporta su continjente de ciudadanos para el servicio de la patria y contribuye con su grano de arena al engrandecimiento del país, lejítimo es, pues, que tambipén aspire a tener un representante suyo en el Parlamento, para que representándolo, copntribuya al engrandecimiento de la Patria.
Los derechos políticos son necesarios para Magallanes, su posición jeográfica y escasos medios de comunicación con que cuenta, hace que el resto del país no se preocupe casi de el y por consiguiente muchos servicios locales de urjente necesidad sean desatendidos por carecer de una corporación que atienda estos servicios. Esto vendría a llenar una necesidad local que es el anhelo de todo el pueblo.
Para terminar, Exmo. Señor, resta hacer saber a V.E. que este pueblo pasa por un período de carencia de uno de los artículos de primera necesidad: la carne y desearía que las cámaras arbitraran medidas tendientes a producir su abaratamiento, ya sea abriendo caminos a rejiones apartadas de Ultima Esperanza, donde abunda el ganado y es costoso su transporte a ésta, o poniendo un gravámen a su exportación, lo que creemos traería como consecuencia su abaratamiento.
Confiados en que Vuestra Excelencia atenderá favorablemente las justas peticiones de este pueblo, reiteran sus respetos,
Federación Obrera de Magallanes." ( ).
Este documento, uno de los primeros memoriales enviados por la Federación Obrera al Presidente de la República, sintetiza notablemente las principales demandas políticas, sociales y económicas de los obreros organizados del Territorio. Muchos de los problemas planteados y de las demandas expresadas aquí, se fueron repitiendo y arrastrando por largos años.
Las celebraciones del 1° de mayo se efectuaron no solamente en Punta Arenas, sino también tuvieron lugar en el campo. En particular, se destaca un sencillo acto realizado en San Gregorio.
Un obrero escribe a "El Trabajo" el siguiente relato de dicha modesta celebración: "Este día 1° de mayo no se trabajó; para no perjudicar al establecimiento, habíamos avisado al administrador que no trabajaríamos este día. A la hora del almuerzo en el gran comedor de la estancia, reunidos todos los obreros departieron amigablemente acerca de los beneficios que reporta la asociación de las clases trabajadoras, las ventajas que pueden obtenerse con la unificación y lo que importa esta unión para el desenvolvimiento de las industrias y el mejoramiento social y económico de todos. El obrero Campaña esplicó a sus compañeros con abundancia de detalles lo que significa el primer de mayo para lasa clases obreras, disertó acerca de los beneficios que trae consigo el ahorro, único medio para que el obrero manual pueda emanciparse, lo que esto significa tanto para el obrero en particular como para la riqueza del país en jeneral. Varios otros obreros tocaron diferentes tópicos de los relacionados con la clase obrera pasando el día en amena y provechosa charla, sin que haya habido una sola nota discordante entre este puñado de productores que trabajan sin descanso por la consecusión de sus ideas." ( ).
A su vez, desde Puerto Bories se informó también de las celebraciones que allí tuvieron lugar para este 1° de Mayo de 1913.
En realidad, éste es el primer relato existente acerca de la primera conmemoración del 1° de mayo realizada en Ultima Esperanza y en Puerto Natales en particular: "Desde los obreros de taller hasta el pinche de cocina, tuvieron ese día descanso sin que ello irrogara perjuicio al establecimiento, pues habían avisado anticipadamente al administrador. Desde las primeras horas de la mañana empezaron a reunirse en la población de Natales, en donde después de estar todos reunidos, dos obreros esplicaron a los demás la significación de esta fiestab y la importancia que para la clase obrera tiene la unificación de toda ella, y lo que importa es la disciplina en estas filas que, a semejanza de la que existe en el ejército, debe ser unida, compacta, prestarse apoyo mutuo en razón de la unificación misma y que disgregarse es darle una victoria fácil al enemigo. Los dos oradores abundaron en estas dos ideas, recomendándoles orden y perseverancia. Esplicaron a sus compañeros la conveniencia de respetar todos los compromisos que se contraen con los patrones, para así obligarlos a respetar los suyos; que debe existir reciprocidad de garantías, que el patrón al señalar un precio por la ejecución de un trabajo cuenta con que ese trabajo será ejecutado conforme a lo convenido y en el tiempo estipulado, de la misma manera que el obrero tiene derecho a exijir el pago que por él se le ha ofrecido; en una palabra, hay que respetar para que lo respeten. Esto poco más o menos, fué lo que estos compañeros esplicaron a los oyentes de los que merecieron calurosos aplausos y felicitaciones; regresando a Bories al caer la noche en el mayor orden y compostura." ( ).
El 1° de Mayo de 1914 fué celebrado con los mismos tradicionales actos de años anteriores. En la mañana se efectuó una asamblea de obreros en la sede de la Federación, en la que se anunció la creación de la "Caja de Socorros Federal Obrera". Posteriormente, a la 1.30 p.m. los obreros se reunieron en Av. Colón esquina Atacama (hoy Bories) encabezados por sus estandartes y una banda de música, para dirigirse en procesión hacia la Escuela Nocturna Popular, a la sede de la Cruz Roja y para culminar la columna en la Plaza Muñoz Gamero. Los oradores que intervinieron en dicho acto fueron, por la Federación Obrera, Adolfo Cárdenas, José Castro, José Cancino; por la Sociedad de Fogoneros y Marineros, Alfonso Peutat; por la Agrupación Socialista, José Fariña; por el Partido Demócrata, Juan Concha; y por el pueblo, Cayetano Sánchez y Guillermo Wells. ( ).
El 1° de Mayo había quedado ya en 1915 establecido como un día feriado en Magallanes, en el que los trabajadores paralizaban sus faenas para celebrar tal fecha.
1° de mayo de 1916:
¡Que ningún trabajador
falte a esa gran manifestación!
El nuevo ambiente social que se vivía en el Territorio, hizo que el 1° de mayo de 1916 fuera celebrado conjuntamente por la Federación Obrera de Magallanes junto a la Agrupación Socialista, en actos en que compartieron la tribuna sus dirigentes más connotados.
Esta última -dicho sea de paso- dirigida por el obrero Román Cifuentes (también dirigente de la Federación), avanzó rápidamente en la edición de un periódico, al que llamaron "El Socialista".
La Federación Obrera, para esta ocasión hizo circular el siguiente manifiesto de convocatoria.
Trabajadores:
"Mañana es el día consagrado a vuestro descanso. Es vuestro día. El día de vosotros que todo lo fabricais, que todo lo haceis, que todo lo producis y de nada gozais.
El día de vosotros, cuya situación empeora de año en año, sin que tengais esperanza de que esa situación mejore sino os juntais, si no formais un lazo de unión con vuestros compañeros de miserias, con vuestros hermanos de sufrimientos.
Mañana se celebra la 'Fiesta del Trabajo'. Fiesta consagrada a la solidaridad humana, a la confraternidad de todos los seres de la tierra, sin distinción de nacionalidad, sin distinción de credos políticos ni tendencias filosóficas o ideológicas y debeis de aprovechar de esta fiesta para confundiros con los que como vosotros sufren las consecuencias de un régimen absurdo y brutal, que solo sirve para llenar el mundo de sangre fratricida.
Nada de temores. Nada de cobardías.
La fiesta de mañana tendrá este año un significado grandioso de recogimiento obrero. Será un llamamiento a los pueblos para protestar de la guerra y hacer un voto solemne de que la clase trabajadora luchará sin descanso por la paz mundial.
Trabajadores:
Mañana es vuestra fiesta y debeis todos concurrir para que ella sea solemnemente grandiosa. Tan solemne como son tristes vuestras horas de amargura; tan grandiosa como grandes son el dolor y las miserias que sufrimos a causa de esa salvaje e inhumana guerra europea.
Todos pues, trabajadores, dejad por algunas horas vuestras faenas para consagrarlas a vuestros hermanos caídos.
El 1° de Mayo es vuestro día y es deber de los obreros honrados y conscientes el festejarlo dignamente.
El gran comicio público se celebrará en la
Plaza Muñoz Gamero
a las 2 de la tarde
Que ningún trabajador falte a esa gran manifestación.
Hay que dar brillo a la 'Fiesta del Trabajo'.
¡Viva el 1° de Mayo!
La Federación Obrera."
El programa elaborado por la Federación Obrera incluía: "9 a.m. Reunión de los obreros en el local de la Federación. 10 a.m. Salida en manifestación a recorrer las calles de la población pasando a saludar a la Escuela Nocturna Popular y a la Cruz Roja. 2 p.m. Comicio público en la Plaza Muñoz Gamero." ( ).
Relata a este respecto “El Magallanes”: La celebración de la Fiesta del Trabajo, sujeta al programa confeccionado al efecto por la Federación Obrera de Magallanes y por la Agrupación Socialista, ha sido este año una nota de cultura muy digna de hacerse constar. Figuraban en su programa números eminentemente simpáticos, cuales son la visita a la cárcel y al Hospital, a la Escuela Nocturna Popular y la Cruz Roja, visitas que tienen, cada una por separado, su importancia especial: las primeras, que los obreros en este día, que es el suyo, han tenido muy presente el recuerdo de los que sufren; y las segundas, que los obreros de Magallanes saben apreciar el lo que vale la labor en que están empeñadas estas dos instituciones que de diversa manera van encaminadas a un mismo fin: ayudar a los que han menester de ayuda. Los obreros, al hacer estas visitas y al hacer los obsequios que hicieron, han debido sentir la más profunda satisfacción.” ( )
A media tarde, los obreros con sus banderas y estandartes se congregaron en la Plaza Muñoz Gamero donde hicieron uso de la palabra los dirigentes de la Federación Juan Castro, Concha, García y Alfonso Peutat, y los oradores de la Agrupación Socialista, Ramón Fariña, Román Cifuentes y el dirigente argentino y socialista doctor José A. Mouchet, quién había viajado invitado expresamente desde Buenos Aires.
Algunos de los discursos allí pronunciados, fueron reseñados al día siguiente por “El Magallanes”, en el que leemos: “Abrió el cmicio el señor Castro quién en un bien meditado discurso puso de relieve la situación de los obreros de Magallanes, estudió los factgores que la peroducen y los factores que han de contribuir a mejorarla. Usó de la palabra después el señor Concha que hizo un recordaris de los sucesos de Chicago y los posteriores que dieron como resultado la consagración del 1° de mayo para la celebración de la fiesta del Trabajo. Le siguió en el uso de la palabra el señor García a nombre del Gremio de los carreros pidiendo una legislación que ponga al obrero y a su familia al amparo contra los accidentes y la miseria...Los asistentes al Comicio quedaron invitados para asistir en la noche a una conferencia que dictaría el señor Mouchet en el salón de la Sociedad Cosmopolita de Socorros Mutuos.”
Las conclusiones acordadas en el mitin y remitidas a la autoridad presidencial exigían "la dictación de una legislación obrera sobre salarios; una ley sobre accidentes del trabajo; una ley que declare legal las 8 horas de trabajo, (que establezca) reglamentación de las horas de trabajo para las mujeres y los niños, y fijación del nínimum del salario y el máximum de horas de trabajo para los adultos; la separación de la Iglesia del Estado y representación parlamentaria para Magallanes". ( ).
El doctor Mouchet publicó más tarde varios artículos en el diario obrero "La Vanguardia" de Buenos Aires acerca de la Federación Obrera de Magallanes. Es de observar aquí la amplitud política y social de las demandas que la Federación Obrera hacía en 1916.
Conceptos tales como la "jornada de 8 horas", la limitación y necesidad de "control sobre el trabajo femenino e infantil", y la idea de ir hacia una "legislación del trabajo", estaban extendidos ya entre los trabajadores magallánicos por aquel entonces.
En la noche del 1° de mayo, el dr. Mouchet dictó una conferencia en el salón de la Sociedad Cosmopolita de Socorros Mutuos, con una “enorme concurrencia” como anota “El Magallanes”. Su conferencia “...fue una exposición de las aspiraciones de los actuales socialistas. Anotó los acontecimientos que han dado germen a ese ideal y los medios con que se le puede llevar a la realidad. En síntesis estos medios son el mejoramiento moral e intelectual de las clases obreras, que de ello ha de nacer obligadamente, el mejoramiento social y económico. La conferencia de anoche fue el último número del programa confeccionado para la celebración de la Fiesta del Trabajo en Punta Arenas...” ( )
Por su parte, las tradicionales conmemoraciones con motivo del 1° de Mayo, repitieron algunas de las manifestaciones acostumbradas desde principios del siglo, en especial el acto público en la plaza principal de la ciudad y el memorial presentado a la autoridad, como lo relata brevemente "El Magallanes" de ese día:
"La Fiesta del Trabajo
Comicio público
"Con ocasión de celebrarse ayer la Fiesta del Trabajo, la Federación Obrera realizó un comicio público a las 2 p.m. en la Plaza Muñoz Gamero.
En este acto hicieron uso de la palabra varios oradores.
Concluído el comicio una comisión obrera llevó al señor Gobernador del Territorio las conclusiones que se acordaron en esta manifestación."